Durante los primeros años y con el fin de fomentar el arte de la estampación, se encargó a los grabadores madrileños abrir matrices con las reproducciones de las más famosas pinturas de los Palacios Reales. Las estampas que de ellas se hicieran se venderían por suscripción y servirían para aumentar los fondos de la Imprenta Real. Tras la desaparición de esta Institución en 1867, la Calcografía Nacional pasó a depender del Ministerio de Fomento, con un nuevo reglamento entre cuyos objetivos estaba proteger el arte del grabado, potenciar una escuela de estampadores y, sobre todo, conservar el patrimonio artístico que en ella se había depositado.
A mediados del siglo XIX, se emprendía un importante proyecto gestado en la Escuela Especial de Arquitectura, creada en 1844 en el seno de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se trataba de la estampación en sus tórculos, entre 1852 y 1881 de los Monumentos Arquitectónicos de España, destacada obra con la que se asumió la tarea de visualizar el tesoro de los principales bienes arquitectónicos y artísticos de España.
En 1911 la Calcografía pasó a formar parte de la Escuela Nacional de Artes Gráficas , siendo su objetivo primordial la enseñanza del grabado, hasta que en 1932 quedó bajo la tutela de la Academia de San Fernando. Esta anexión a la Academia supuso un aumento considerable de sus fondos al sumarse el notable patrimonio de planchas que ésta Institución poseía, entre las que cabe destacar las matrices de la serie Antigüedades árabes de España. Ese fondo siguió creciendo durante todo el siglo XX, al recibir las láminas premiadas en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, legados tan importantes como los de Fortuny Marsal, Fortuny Madrazo y Gutiérrez Solana entre otros, y las obras que el Estado fue adquiriendo para dicha entidad, entre ellas las matrices de El grabador al aguafuerte.
Durante el período comprendido entre 1993 y 2009, la Calcografía Nacional colaboró con la Fundación BBVA para la realización de una Colección de Arte Gráfico Contemporáneo, con el fin de promover e impulsar su práctica entre los artistas gráficos.
En el año 2000 se incorporó a los fondos de la Calcografía la colección de estampas de Antonio Correa, considerada la mayor colección privada de arte gráfico español en el mundo. Constituye el mayor repertorio de grabados españoles formado en la segunda mitad del siglo XX, alcanzando una cifra superior a las 15.000 estampas.
Mención aparte merece el Gabinete Francisco de Goya, creado en 1990, en donde se muestra una selección de matrices realizadas por el artista, desde sus primeros contactos con el mundo del grabado, copiando las obras que de Velázquez se conservaban en el Palacio Real o sus primeros grabados de invención (El agarrotado y San Francisco de Paula), hasta las planchas correspondientes a sus cuatro series: Caprichos, Desastres de la guerra, Tauromaquia y Disparates. Todas ellas son un alegato a favor de la libertad de creación, huyendo de convencionalismos y reglas. En esta sala, el visitante puede contemplar y admirar los procesos de grabado que utilizó para realizar sus estampas. En ella pueden verse tanto las matrices de las series de Goya como una reproducción facsímil de sus estampas, lo que permite al público acercarse a las creaciones del maestro desde dos percepciones distintas y complementarias.
En la actualidad los bienes de la Calcografía siguen creciendo, no solo gracias a las donaciones y adquisiciones de láminas, sino también a la convocatoria del Certamen de Arte Gráfico para Jóvenes Creadores, cuyas obras premiadas se han ido incorporando a sus fondos. Además, concede anualmente el Premio Nacional de Arte Gráfico a una trayectoria y continúa con su labor de difusión y promoción del arte gráfico al realizar la edición de la obra de artistas actuales.
Los fondos que atesora la Calcografía Nacional, fruto de la labor desarrollada a lo largo de los siglos, son solo comparables a los que se custodian en la Chalcographie du Musée du Louvre de París y en el Instituto Nazionale per la Gráfica de Roma. Conforman un conjunto de gran valor en el ámbito del patrimonio artístico y cultural, y la convierten en un punto de referencia obligatorio para los estudiosos y aficionados al arte gráfico.
La Calcografía Nacional conserva en sus fondos una excepcional colección de planchas y estampas de Francisco de Goya, uno de los artistas españoles de mayor reconocimiento mundial. Todas sus obras son un alegato a favor de la libertad de creación, huyendo de convencionalismos y reglas. Sus 228 planchas grabadas al aguafuerte, las primeras ediciones de sus cuatro series: Caprichos, Desastres de la guerra, Tauromaquia y Disparates, así como de otras series relevantes como Grabados de Invención, Aguafuertes por pinturas de Velázquez o los Toros de Burdeos, la convierten en la mayor del mundo.
La colección Antonio Correa, adquirida por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para la Calcografía Nacional en 1999, constituye la más importante colección de grabado español reunida por un particular en la segunda mitad del siglo XX. Está formada por más de 15.000 estampas de grabado español que abarca un periodo cronológico que va desde el siglo XVI al siglo XX.
Este catálogo visual fue una de las mayores iniciativas editoriales protagonizadas por el arte gráfico europeo en el siglo XIX. Este extraordinario proyecto nació al amparo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y bajo el control científico de la recién creada Escuela Especial de Arquitectura. Desde el principio contó con el patrocinio estatal a través del Ministerio de Fomento y la alta protección de la reina Isabel II.
En los últimos años del siglo XVIII y durante todo el XIX, coincidiendo con la expansión del grabado en España, se desarrolló una significativa actividad: la reproducción de importantes obras pictóricas. Este sistema cumplió una función cultural y social al democratizar las obras de arte que no se encontraban a disposición del público. Surgieron así las series de estampas que componen esta colección.
El aguafuerte de creación supuso una transformación profunda de la estampa. Esta forma de entender la práctica del grabado se remonta a Mariano Fortuny Marsal y llega hasta las creaciones gráficas de Ricardo Baroja. La unión de paisaje y aguafuerte constituyó una de las constantes del grabado español en el último tercio del siglo XIX, en el que destacó el paisajista de origen belga Carlos de Haes y sus discípulos Agustín Lhardy y Tomás Campuzano.
La colección de arte gráfico contemporáneo reúne las obras de artistas tanto consolidados como nóveles a partir de los años noventa. Estas obras han ingresado en los fondos de la Calcografía Nacional gracias fundamentalmente a proyectos como las series de arte gráfico Fundación BBVA o Con-Secuencias; por concursos como el Certamen de arte gráfico para jóvenes creadores, o como reconocimiento a una trayectoria en la serie dedicada a los Premios Nacionales de Grabado.
Recién creada la Real Calcografía, se comienza la publicación de la serie Retratos de los españoles ilustres, con la doble finalidad de dar a conocer a los hombres importantes de la nación y a la vez fomentar y perfeccionar el arte del grabado. La colección se publicó en cuadernos de 6 estampas cada uno, desde 1791 hasta 1819.
Esta colección pretende reunir todos los grabados que conserva esta Institución relativos a las formas de vestir, clases sociales y oficios de los habitantes de diversos lugares tanto de España como de Italia. Está compuesta por las series Trajes de España de Juan Carrafa y Trajes de Italia y de España de José Camarón.
La representación de flores y plantas alcanzó su primera expresión en la Grecia clásica, viviendo su mayor auge a partir del siglo XVI. Es este momento cuando se empiezan a crear los primeros jardines botánicos, no solo con las plantas de cada país, sino también con las traídas por los exploradores europeos. Su estudio se verá reflejado en la publicación de tratados y catálogos, especialmente durante la Ilustración.
Uno de los tipos de estampas más comunes que se pueden encontrar en España, son las estampas religiosas o estampas de devoción. Causa de su popularidad fue que mientras las representaciones como la pintura y la escultura estaban vinculadas con los sectores privilegiados de la sociedad, la estampa devocional tuvo un importante arraigo popular debido fundamentalmente a su bajo precio.
Una de las primeras y más difundidas utilidades del grabado fue y es su ilustración en publicaciones literarias. Esta colección recoge las ilustraciones realizadas en diferentes épocas para el libro más importante y famoso de la literatura hispana: El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.
El proyecto de los Peces de los mares de España surgió como una propuesta de realizar un censo de las especies de nuestras costas, poniendo en valor este patrimonio natural, frente a la amenaza de los nuevos y agresivos sistemas de la pesca de arrastre, creados a finales del siglo XVIII y que aún hoy siguen causando un tremendo deterioro sobre los fondos marinos. Fue un plan pionero en Europa por su intención conservacionista, situándose en la vanguardia científica del momento.
John Flaxman fue uno de los artistas que más fama internacional alcanzaron en el siglo XIX, principalmente por sus ilustraciones del mundo clásico. De su influencia nacerán los grabados de Joaquín Pi y Margall. La Ilíada, La Odisea, Las Tragedias de Esquilo, La Teogonía de Hesíodo o escenas de La Divina Comedia entre otras series, forman parte de una de las colecciones más ricas en detalle y elegancia de toda la Calcografía.
En 1756 la Real Academia decide comenzar un trabajo de gran importancia para dar a conocer una de las ciudades más espectaculares de España: Granada. Para ello contará con los mejores grabadores y dibujantes que participarán de esta fabulosa colección.
Con motivo del día de San Fernando, patrón de la Institución, la Real Academia de Bellas Artes conserva la tradición de realizar una edición conmemorativa. Originalmente se editaban planchas del archivo histórico, y más recientemente, para conservar las matrices antiguas, se lleva a cabo la estampación de una obra original realizada por alguno de los diferentes Académicos como Manuel Alcorlo, Fernando de Terán, François Maréchal o Gustavo Torner.
Estas estampas se realizaron para ilustrar las obras que se publicaban con el fin de difundir no solo los nuevos métodos y trabajos de figuras de tanta relevancia como Juan Antonio de Villanueva, sino también para ilustrar los tratados de arquitectura clásicos como el de Vitruvio o Paladio, usarlos en las clases de las escuelas o representar futuros proyectos.
Creados para ilustrar los tratados médicos que se publicaban con medios educativos, de especial difusión durante la Ilustración. También sirvieron para ilustrar las clases de anatomía a las que asistían los futuros artistas.
Colección que agrupa los sucesivos proyectos de estudios sobre el Mediterráneo con colecciones como el Viaje a Constantinopla, proyecciones nacionales como las Observaciones sobre el reino de Valencia, el Viaje arquitectónico anticuario de España, las Vistas de los puertos de España o diferentes enseñanzas sobre Astronomía y Cartografía.
Durante el reinado de Carlos IV se proyectó publicar en España el libro de Louis-Charles Mercier Dupaty de Clam: Prácticas de equitación o El arte de la equitación, más adiciones y comentarios. Se realizaron en dos ediciones: I. El Real Picadero de Carlos IV y II. Cartilla de equitación. Ambas ilustradas por magníficos grabados dibujados por Antonio Carnicero y Cosme Acuña, e impresas por la Imprenta Real.
Sección dedicada a los grabados creados para ilustrar las diferentes publicaciones en las que han tomado o tomaron parte la Calcografía Nacional o la Imprenta Real. No se incluyen aquí las publicaciones exclusivamente anatómicas, cartográficas, botánicas, arquitectónicas o las que, desde su publicación, fueron consideradas como arte gráfico y no literarias.
Agrupación de las diferentes estampas y matrices no catalogables en colecciones propias. Ordenadas cronológicamente desde el siglo XVI hasta el siglo XXI.
Durante la primera mitad del siglo XVIII surgió en España la necesidad de formar buenos grabadores nacionales y para ello se hizo indispensable adquirir estampas extranjeras que sirvieran de material docente. Esto explica que incluso antes de la creación de la Academia, según se recoge en varios documentos de su Archivo, se trajeran de Roma estampas con este propósito, compradas junto con libros y otros papeles por la llamada Junta Preparatoria en 1743.
La compra de estas estampas continuó regularmente a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII, siendo italiano el origen de buena parte de estas. En el siglo XIX permaneció la adquisición de obra gráfica aunque de forma más controlada, orientándose también hacia el mercado francés, según se recoge en algunos documentos del Archivo y se refleja en la propia colección. Ya durante el siglo XX la adquisición se redujo considerablemente por la Guerra Civil Española, en especial, por la creación de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid en los años sesenta, perdiéndose buena parte del carácter didáctico que hasta entonces había distinguido a la Academia; a esto se añade el cierre de la institución por remodelación interna del edificio durante los años setenta y principio de los ochenta, y el traslado provisional de sus fondos a la Biblioteca Nacional.
Otra fuente de ingreso son las donaciones, principalmente de académicos y artistas que generalmente se habían formado en las aulas de la corporación. Le siguen en importancia los legados, entre los que destaca el que dejó el erudito Valentín de Carderera en 1881.
En la actualidad el crecimiento de la colección es reducido, limitándose en general a donaciones de artistas vinculados a la institución; es el caso de los académicos François Marechal, Álvaro Delgado o Luis Feito, entre otros.
El conjunto más valioso de estampas que posee la Academia, tanto por su volumen como por la calidad de las piezas es la colección Valparaíso que procede de la desamortización de 1836. Fue precisamente Carderera quien recibió la comisión de inspeccionar los bienes eclesiásticos de distintas provincias españolas, entre ellas Zamora. Al llegar al convento de Valparaíso, hoy extinguido, encontró una riquísima colección incompleta de volúmenes encuadernados en pergamino que contenían estampas italianas, alemanas, flamencas, holandesas y francesas principalmente de los siglos XVI y XVII, además de cuatro tomos de dibujos italianos de los mismos siglos. Incautados estos bienes, fueron trasladados a Madrid y depositados en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
La colección está constituida por un lado por los volúmenes de estampas que, agrupadas atendiendo a su escuela, cronología o temática, ingresaron de esta forma en la Biblioteca de la Academia; por otro, por los ejemplares sueltos, a veces presentados en forma de series o colecciones, que fueron engrosando el fondo en distintos momentos.
La colección Valparaíso, formada por el Procurador de la Orden del Cister, Juan Guerrero, a caballo de los siglos XVII y XVIII en Roma, se compone de treinta y dos volúmenes de estampas con las obras de los principales pintores de los siglos XVI y XVII, grabadas y editadas por los más destacados grabadores e impresores italianos, franceses, holandeses y flamencos de dichos siglos. Se trata, sin duda, de una de las mejores colecciones que conserva la Academia.
La Biblioteca de la Academia conserva un importante fondo de estampas, de gran riqueza y diversidad, adquirido a lo largo de sus años de existencia. Las estampas fueron desde sus inicios un elemento indispensable en la formación y enseñanza de los artistas. El fondo se compone por varias colecciones procedentes de adquisiciones, donaciones y legados, de artistas y académicos, que conforman un interesante y variado conjunto con un elevado número de piezas.
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