Hernández Pijuan, Joan
Barcelona, 1931 - 2005
Celosía
Departamento: Museo
Nº Inventario: 1424
Datación: 1996
Dimensiones: 114 x 146 cm
Inscripciones: Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho: "Hernández Pijuán/ 96".
Técnica: Óleo sobre lienzo
Procedencia: Donado por su autor en su ingreso como académico en 2000.
Observaciones: Con catorce años Hernández Pijuán fue alumno de la Llotja de Barcelona, continuando después sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sant Jordi hasta 1956. Posteriormente estudió grabado y litografía en la Escuela de Bellas Artes de París. Comenzó pintando obras de estilo expresionista para luego evolucionar hacia un arte abstracto, basado en el interés por el espacio y en la investigación tonal monocromática limitada a los colores blanco y negro. Fundador del
Grupo Sílex en 1956, además buscó continuamente la conexión del arte contemporáneo con la prehistoria.
En 1966 su serie de litografías
Las Celdas fue premiada en la I Bienal Internacional del Grabado de Cracovia. En 1981 fue galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas. Su quehacer tuvo durante décadas una clara dimensión de contacto con artistas jóvenes, dirigiendo talleres de Arte Actual en Madrid, Las Palmas y San Sebastián, además de la cátedra en la facultad de Bellas Artes de Barcelona, donde más tarde fue decano. Sin embargo, más allá del aprendizaje del oficio, el propio artista argumentó que es dudoso plantear que el arte pueda enseñarse. Hay cosas que sólo pueden aprenderse; así, Hernández Pijuán defenió la práctica del arte como forma de conocimiento. Según afirmó en su discurso de ingreso en la Academia, la emoción, el sentimiento, la tensión son conceptos que no se pueden mesurar y que tampoco son corregibles.
Demostró gran interés por estimular a los artistas jóvenes, siempre a través de la práctica, «el sentido y la esencia de la comprensión»: la comprensión de uno mismo, del espacio del arte y del espacio que nos rodea. En su opinión, a partir de ahí se desarrolla un modo personal de abordar la soledad del creador, el momento de duda, de vacío e indefensión ante la obra por hacer. Fernando Zóbel lo definió como un pintor siempre sutil y cerebral. Su pintura desarrolló una poética del color, en la que la mancha y el trazo se convierten en un universo cargado de sugerencias y en una sensibilidad intensamente poética.
Bibliografía:- PIQUERO LÓPEZ, María de los Ángeles Blanca, "Tercer inventario de la colección de pinturas de la Real Academia", Academia. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1999, 141-186, nº 1424.
- BONET CORREA, Antonio (coord.), Real Academia de San Fernando, Madrid. Guía del Museo, Madrid, 2004, 359-360.
- BONET CORREA, Antonio (coord.), Real Academia de San Fernando, Madrid. Guía del Museo, Madrid, 2012, 376-377.
Fotografías: Pablo León
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