Nació en Durango (Vizcaya) hacia 1795. Estudió y practicó la cantería durante dieciséis años tanto en Vizcaya como en la Rioja, así como dos años en las Obras Reales bajo la dirección del profesor Isidro Velázquez. Al mismo tiempo, entre 1818 y 1819, asistió a las clases de Aritmética y Geometría Práctica, mereciendo el certificado y una carta de aplicación, lo que le permitió pasar a las clases de Principios de Dibujo a fin de proseguir la carrera de arquitectura.
Por problemas de salud se desplazó a Vitoria (Álava) en la primavera de 1820, donde trabajó en las obras del nuevo espolón y teatro bajo la dirección del arquitecto Manuel Ángel de Chavarri, sin dejar de asistir a la Escuela de Dibujo y Arquitectura instalada en dicha ciudad. Terminadas las obras del teatro continuó el estudio de la arquitectura hasta mediados de 1824, fecha en la que se trasladó a Madrid para matricularse como alumno de arquitectura en la Real Academia de San Fernando bajo la dirección de Juan Antonio Cuervo, por entonces director del centro.
El 9 de agosto de 1826 solicitó de la Academia su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, a cuyo objeto presentó como prueba de pensado el proyecto de Una casa de corrección (del A-0941 al A-0943) con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, la certificación de práctica librada por su maestro particular Manuel Ángel de Chávarri y la justificación de su conducta moral y política.
La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 26 de agosto de 1826 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 3 de septiembre, fecha en la que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 107, 89 y 97, que respondieron respectivamente: «Yglesia rotunda sugeta al orden dorico de Vignola con capillas particulares á varias memorias ó fundaciones.- Planta, fachada y corte geométricos», un «Tribunal de comercio con salon espacioso para comerciantes y litigantes, sala para el Juzgado y algunas otras piezas para Secretaria, Archivo y para Porteros.- Planta y alzados» y una «Sacristia para una catedral adornada de orden Jónico, en la que se há de disponer oratorio secreto y demas piezas á su cómodo uso y custodia de las alhajas.- Planta y corte». De los tres asuntos eligió el nº 89, es decir, Un tribunal de comercio (A-1232), cuya elección comunicó el 7 de septiembre.
La Junta de Examen se reunió el 14 de septiembre de 1826, asistiendo a ella como vocales Manuel González Montaos, Juan Antonio Cuervo, Julián Barcenilla, Juan Miguel de Inclán, Custodio Moreno y Martín Fernández de Navarrete, este último en calidad de secretario. Cotejada la prueba de pensado con la obra de repente que el interesado explicó una vez que entró en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Aguirre principió este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores sobre sus proyectos como acerca de la teoría y práctica de la arquitectura. Se le cuestionó sobre la formación de las bóvedas y el modo de medir sus superficies; las pechinas, la fábrica de una media naranja, la doctrina de los triángulos y su aplicación a la práctica.
Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron con mérito para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 17 de septiembre de 1826, a los 25 años de edad.
Ya avecindado en Durango, remitió a la Academia los diseños de un retablo que debía construirse en la iglesia de ese lugar, arreglados al local y a los pocos caudales que poseía el pueblo, los cuales fueron aprobados en su totalidad por la Comisión de Arquitectura el 5 de mayo de 1829.
Cuatro años más tarde, la corporación académica quedó enterada de la denuncia interpuesta por Aguirre contra el maestro de obras Juan Esteban de Barrenechea, ambos vecinos de Durango, a quien achacaba el haberse excedido en las facultades que le concedía su título en una serie de obras que había llevado a cabo en Vizcaya. Dicha denuncia contra el maestro de obras se refería a la formación de un modelo para la conclusión de la iglesia comenzada y elevada a una cierta altura en el convento de monjas de San Antonio sin la competente aprobación de sus diseños; el haber realizado el presupuesto y las condiciones para la subasta del proyecto de renovación de las sepulturas en la iglesia parroquial de Arratia y el haber ejecutado como carpintero un pequeño retablo colateral en la anteiglesia de Zaldua, prácticamente igual a otro ya construido por el arquitecto Vidaurre.
Enterada de lo expuesto, la Comisión de Arquitectura acordó el 29 de mayo de 1833 no hallar mérito alguno «en la demanda que con sobrado empeño sostiene Aguirre por fines y resentmtos particulares mas bien que por zelo de la profesion; siendo de dictamen se diga al corregidor de Vizcaya acuerde se sobresea en el citado litigio seguido contra el Mro de obras Barrenechea, quien hasta ahora no aparece en manera alguna infractor de las leyes vigentes; haciendo entender al Arqutº Aguirre qe cuando considere se excede aquel de las facultades y restricciones que le impuso la Rl Acadª dirija sus quejas a la misma, seguro de que obtendrá el mas justo y conforme resultado».
Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1820-1826. Sig. 4-68-6; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1826-1833. Sig. 4-68-7; Comisión de Arquitectura. Informes, 1821-1828. Sig. 1-30-1; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 46.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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