Nació en Cestona (Guipúzcoa) hacia 1791 y murió en Segovia hacia 1850. Siendo alumno de la Academia de San Fernando, elaboró el diseño de la Puerta de una ciudad (A-3468) para presentarlo al concurso semestral de 1818, certamen en el que obtuvo una carta de aplicación con dirección de maestro en la Junta Extraordinaria para la distribución de los premios semestrales a los alumnos de las Escuelas de Dibujo celebrada el 28 de diciembre de 1818.
Dos años más tarde se organizó el concurso para erigir un monumento a la memoria de la jura de la Constitución por el Rey, que se celebraría en el salón de las Cortes el 9 de julio de 1820. La Academia fue comisionada en cumplimiento de la resolución de las Cortes con fecha de 14 de septiembre para abrir la oposición y desarrollar las bases que propusiese más convenientes, a fin de adjudicar un premio de 6 onzas de oro al autor ganador. La corporación no indicó si el monumento debía ser un templete, arco, grupo o estatua, para dejar volar la imaginación de los artistas, aunque por el contrario, indicó que se podría presentar la obra en un diseño o modelo. En caso de lo primero, se demostraría en planta y alzados el monumento en pliegos, con un tamaño que no bajase de los de marca mayor de Holanda, mientras que en caso de presentar un modelo llegaría a la altura de 6 pies de vara castellana; No obstante, en ambos casos irían acompañados de un escrito con la exposición de las razones artísticas y filosóficas que hubiesen movido al autor a adoptarlo.
Los pretendientes podían firmar la oposición hasta finales de 1820 y entregar las obras a la Academia el 15 de mayo de 1821. Siguiendo estas premisas, firmaron la oposición Custodio Moreno, Manuel Álvarez, Antonio de Goicoechea, Manuel Rodríguez, Melchor Cano, Francisco Elías, Francisco Bellver, Francisco Javier de Mariátegui y Juan José de Alzaga, además de Joaquín Rigalt y Javier Adán. Tras la votación secreta, Custodio Moreno obtuvo 13 votos, 3 Melchor Cano, 2 Antonio Goicoechea y otros 2 Francisco Javier de Mariátegui mientras que once obras no se hallaron con mérito alguno. Finalmente, el premio fue adjudicado a Custodio Moreno, siendo aprobado por las Cortes el 19 de abril de 1822.
Moreno había remitido al concurso el 12 de mayo de 1821 los planos de un magnífico Liceo Nacional distinguido con el epígrafe «Es de Fernando digno monumento y de España gloria fundamento». Estaba diseñado sobre un paralelogramo rectángulo con la agregación de una superficie semicircular en uno de sus lados. Un arco triunfal coronado con el carro del Sol y Apolo dentro de un disco tirado por la cuadriga de sus caballos se disponía en la fachada como entrada al monumento. Para el autor, la ubicación más oportuna de la obra era la subida al Retiro, en la línea del Convento de San Jerónimo hacia las caballerizas, y en caso de que la Academia lo aprobase estimaba un tiempo de realización de seis años. Por el contrario, hubo autores que estimaron como más idóneo erigir el monumento en la plaza de la Constitución, la plaza de Oriente o sobre la calle de Segovia como Antonio de Goicoechea, quien ideó un puente avanzando en altura hasta nivelar la del local del Palacio Real con el llamado de las Vistillas de San Francisco. Colocaba sobre él dos magníficas galerías laterales con un paso para coches y carruajes. Servían de entrada al puente dos arcos y en el centro un templete abierto de formas cuadradas, sobre el que se elevaba otro de orden jónico para la colocación de la estatua del Rey.
A fin de cumplir la Academia con el ofrecimiento que había hecho en 1820 de entregar una medalla de oro de seis onzas al autor del mejor proyecto y habiendo adjudicado el premio al director de arquitectura Custodio Teodoro Moreno, acordó en la Junta Ordinaria del 14 de abril de 1822 que dicha medalla fuese acuñada por cuenta de la corporación y que para este objeto se facilitase al ganador la elección de los troqueles necesarios para que entregándose al director general de Grabado pudiese acuñar la susodicha medalla. Ante esta decisión, el 22 de abril de 1822 el propio Custodio contestó no tener problema alguno en disponer la acuñación en la Casa Nacional de Moneda, con los troqueles que le había dado el conserje José Manuel de Arnedo.
En el transcurso del certamen, Alzaga se presentó a los ejercicios para la obtención del título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido el 4 de octubre de 1821, a los 30 años de edad. Para este objeto, había elaborado como obra de pensado el proyecto de Un nuevo hospital general (del A-2447 al A-2450) con su correspondiente informe facultativo y el avance del coste de la obra, calculada en 45.108, 445 reales de vellón, además del diseño de una Casa consistorial como ejercicio de repente (A-2823) y las certificaciones de práctica suscritas por los arquitectos Agustín de Humarán y Joaquín García Rojo.
Durante 1824 remitió un oficio a la Academia señalando la conveniencia de mandar un profesor para la enseñanza de los principios de arquitectura en la Escuela de Nobles Artes de Segovia. Gracias a la Junta Ordinaria del 21 de octubre de 1827 tenemos constancia que la junta gubernativa de dicha Escuela manifestó por entonces los tres puntos u observaciones propuestos por Alzaga, a fin de mejorar la enseñanza y asegurar el adelantamiento de los discípulos en esta institución. Del mismo modo, solicitó en 1824 su admisión a los ejercicios para la clase de académico de mérito, petición que sería rechazada en la Junta de la Comisión celebrada el 9 de marzo y en la Junta Ordinaria del 14 del mismo mes, en vista de no haber presentado proyecto alguno de obras públicas en el corto periodo de tiempo que había mediado desde su aprobación como arquitecto. A través del memorial presentado para dicha solicitud el 4 de febrero, sabemos que era profesor de Matemáticas y que vivía en Madrid, en la calle de San Cristóbal, nº 21, 4º.
Antes de acabar el año, presentó a la Academia un proyecto en borrador de una casa de campo en las inmediaciones de la Habana propias de un título, que contenía dos plantas, un corte y la fachada principal, todo geométrico. Los diseños fueron censurados y aprobado por la Comisión el 13 de noviembre, mientras que los dibujos en limpio lo fueron por la Junta de la Comisión de Ordenanzas de Policía el 18 de septiembre de 1824.
Al año siguiente volvió a solicitar su admisión al u admisión almáticas y que vivegrado de académico de mérito, título que necesitaba ostentar para cubrir la plaza vacante de arquitecto en la ciudad de Sevilla, ya que dicho Ayuntamiento había acordado proveer la plaza con un académico de San Carlos de Valencia o de la Real de San Fernando. Aunque el 5 de octubre se acordó que este informe pasase a la Comisión de Arquitectura para su resolución y ésta en su Junta del 5 acordó la admisión del interesado a los ejercicios de reglamento, en la Junta Ordinaria del 16 del mismo mes se dictaminó la devolución del informe a la Comisión para que en su primera reunión fuese examinado de nuevo.
En la Junta Ordinaria del 27 de noviembre de 1824 le fueron sorteados finalmente los programas para disertar, tocándole en suerte los números: 6: «De las cosas comunes á los edificios como son Patios, Porticos, Salones, Escaleras»; 12: «Se demostraran los prejuicios ó ventajas que podrá ocasionar el uso de las maderas en los edificios publicos y privados; describiendo en una disertación el modo mejor de hacer uso de ellas, con exposición de sus cualidades y casos en que deben emplearse» y 16: «En que clase de edificios conviene poner los ordenes de Arquitectura, en defecto de estos que formas se podrán aplicar que los hagan bellos y elegantes; explicando en una disertación la composición de un edificio de uso conocido con orden de Arquitectura, y el mismo sin el». Se le dio asimismo como prueba de diseño «el Capitel y cornisamento del templo de Júpiter Estator cuyo modulo sea de 6 pulgs castellanas».
El 28 de noviembre de 1825 puso en conocimiento de la Academia que de los tres asuntos seleccionados había elegido el nº 12, pero a mediados de diciembre aún no lo había presentado. No volveremos a tener noticias suyas hasta diez años más tarde, cuando el 16 de octubre de 1835 puso a disposición de la Academia una memoria descriptiva del famoso Acueducto de Segovia, con los diseños del monumento en planta y alzado en toda su longitud, un trozo de él a mayor tamaño y de mayor inteligencia con su construcción, molduras y sotabanco, dibujados todos ellos geométricamente, aparte del programa nº 12 elegido en 1825 para recibirse en la clase de académico de mérito.
A la hora de llevar a cabo su disertación «Sobre los prejuicios ó ventajas que podría ocasionar el uso de las maderas en los edificios públicos y privados», comenzó el estudio partiendo de la base de que la combinación de la madera en la construcción de edificios de arquitectura era tan útil como portentosa si no fuera por su combustibilidad. Puso de manifiesto como el arquitecto debía sujetarse a su estado natural, sus oportunas aplicaciones y ventajas debido a que las particularidades de unas maderas les hacían ser aptas para la carpintería mayor o de grueso sobre todo en edificios cuyas dimensiones y calidades eran excepcionales mientras que otras eran muy asequibles para los ensamblajes de puertas, ventanas y otras obras interiores. Señalaba el haya, roble y pino en general al hallarse de manera más abundante en el país, aunque el roble llevaba ventaja sobre las demás por su duración, resistencia y no ser tan sensible a las variaciones atmosféricas. Además de ello, para una mayor economía y mejor empleo en las edificaciones públicas, era necesario tener en cuenta que la carpintería en general debía componerse de maderas sanas; que las piezas debían colocarse de la manera más ventajosa a su resistencia virtual y las dimensiones de cada pieza debían estar calculadas con arreglo a su destino.
Muy interesante y didáctica fue la tabla que anexionó al estudio recogiendo las piezas que comúnmente eran utilizadas (media vara, pie y cuarto, de tercia, sexmar, viguetas, maderos de 6, maderos de 8 y de 10) con sus dimensiones por tabla y canto. Asimismo, la ejecución de los suelos y entramados horizontales construidos por el sistema ordinario.
Todo lo remitido por Alzaga fue revisado por los profesores, primero por Juan Manuel de Inclán, quien lo devolvió corregido el 30 de octubre, seguido de Isidro Velázquez que lo hizo el 5 de noviembre. Custodio Moreno lo devolvió el 11, Tiburcio Pérez Cuervo el 15 y por último Juan Francisco Rodrigo y Antonio de Varas el 24 y 29 del mismo mes respectivamente.
La Junta de Examen se reunió el 3 de diciembre de 1835 y una vez leída la disertación, Alzaga contestó a las preguntas que le hicieron los examinadores acerca de las ciencias necesarias para poseer a fondo el conocimiento de las maderas y sus leyes; si las figuras de las maderas podían o no ofrecer resistencias mayores o menores y cuáles resistían más; las construcciones incombustibles, etc. Por otro lado, los diseños del acueducto serían censurados en la Junta Ordinaria del 13 de diciembre de 1835 y recibidos con gran aprecio.
Mientras que se preparaba para obtener el grado de académico de mérito, otros tantos diseños suyos fueron remitidos a informe de la Academia. Entre ellos, la nueva portada en sillería de la Real Casa de Moneda de Segovia, aprobada en la Junta Ordinaria del 24 de agosto de 1828, o la reparación de algunos puentes situados en las inmediaciones de la villa de Sepúlveda (Segovia) que merecieron la total aprobación en la Junta de la Comisión celebrada el 17 de enero de 1832.
A mediados de 1837 llegó a la institución académica una comunicación procedente de la Escuela de Segovia poniendo de relieve la necesidad de nombrar a un arquitecto en reemplazo de Alzaga para el desempeño de la enseñanza de Aritmética y Geometría que se encontraba a su cargo (Junta de la Comisión del 23 de mayo de 1837). Como pretendientes a esta plaza se encontraban el académico de mérito y teniente director de la Academia de San Luis de Zaragoza Atilano Sanz y el arquitecto Juan de la Vega. Las solicitudes pasaron a informe de la Comisión de Arquitectura, en cuya Junta celebrada el 19 de septiembre se acordó no haber competencia alguna entre ambos profesores en vista de que Atilano Sanz, antiguo profesor acreditado tanto en sus obras como en la enseñanza, poseía entre otros muchos méritos ser académico de mérito por las cuatro academias del Reino, hecho por el que no se habían presentado a cubrir dicha vacante muchos otros arquitectos que aspiraban a obtenerla.
ALZAGA, Juan José. Memoria descriptiva del Puente Acueducto de la Ciudad de Segovia. Segovia, 1835. Sig. 3-312-6; ALZAGA, Juan José. Se demostrarán los prejuicios ó ventajas que podrá ocasionar el uso de las maderas en los edificios públicos y privados; describiendo en una disertación el modo mejor de hacer uso de ellas, con exposición de sus cualidades y casos en que deben emplearse, Segovia, 1835. Sig. 3-312-18; Arquitectura. Casas de campo. Casas de baños, 1800-1854. Sig. 2-30-6; Arquitectura. Casas de moneda y cuarteles, 1778-1866. Sig. 2-28-10; Arquitectura. Monumentos públicos. S. XIX. Sig. 2-28-4; Arquitectura. Puentes, 1820-1859. Sig. 2-31-10; Comisión de Arquitectura. Informes, 1821-1828. Sig. 1-30-1; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Libro de actas de juntas ordinarias, generales y públicas, 1819-1830. Sig. 3-88; Libro de registro de maestros arquitecto aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816- 1900. Sig. 3-154, nº 22; Secretario general. Académicos. Arquitectos, 1790-1807. Sig. 1-43-2; Secretario general. Académicos. Arquitectos, 1832-1837. Sig. 1-44-3; Secretario general. Académicos de honor, 1820-1845. Sig. 1-40-7; Secretario general. Enseñanza. Premios mensuales, 1812-1853. Sig. 2-5-4.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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