Pintor y arquitecto nacido en Madrid en 1845, muerto en 1900. Cursó los estudios de arquitectura en la Escuela de Madrid y en 1875 fue pensionado en Roma junto con Manuel Aníbal Álvarez y Amorós, con quien desde Italia pasó a Egipto y a Grecia con el pintor Jaime Morera.  Durante esta etapa realizó varias acuarelas del templo de Karnac en Luxor y el templo Eolo de Atenas.

Dos años más tarde el Ayuntamiento Constitucional de Madrid acordó aprobar una serie de festejos y actos públicos para la celebración del matrimonio de S.M. el Rey, así como costear el viaje y la estancia a París de 10 artistas, dos por cada una de las artes (Pintura, Escultura, Arquitectura, Música y Grabado) durante el periodo en el que tuviese lugar la Exposición Universal en la ciudad.  Los candidatos no podían exceder de los cuarenta años de edad, debían ser madrileños, carecer de fortuna y medios para realizar el viaje y haberse distinguido en su clase. En caso de reunir todos estos requisitos podían presentar una solicitud en el termino de 15 días contados desde la publicación del anuncio en la Gaceta y los siguientes documentos: la partida de bautismo, la certificación de buena conducta y la de los estudios en cualquiera de las clases, los premios, diplomas, menciones honoríficas y demás documentos que justificasen su distinción en la carrera.

La estancia en París duraría 30 días, en el transcurso de los cuales se abonaría a cada uno de los agraciados 20 pesetas diarias a contar desde su salida de la Corte, que no tendría efecto hasta 15 días después de haberse inaugurado la exposición. Los elegidos adquirían desde entonces el compromiso de presentar una memoria o trabajo propio de su arte como resultado de sus estudios.

La Sección de Arquitectura celebrada el 15 de abril de 1878 examinó 5 estancias de los aspirantes a la pensión temporal para la Exposición Universal de París que debía ser costeada por el Ayuntamiento de Madrid, estancias que respondían a Ramiro Amador de los Ríos, Francisco Andrés Octavio, Mariano Belmás, Santiago Castellanos y Enrique Font y Guíense. En ellas los aspirantes expusieron sus méritos:  «D. Ramiro Amador de los Rios, justifica á más de las condiciones generales de buena conducta y poseer el Titulo de Arquitecto, haber desempeñado la plaza de Arquitecto Municipal de Toledo y haber ganado en público concurso, la plaza de pensionado de número en la Academia Española de Bellas Artes de Roma; mencion honorífica en la Exposicion General de Bellas Artes de 1866; medalla de 3ª Clase en la de 1871 y premio de honor en el 2º año de la carrera./ D. Francisco Andrés Octavio no justifica mas las condiciones generales y poseer el Titulo de Arquitecto./ D. Mariano Belmas justifica las condiciones generales, poseer el Titulo de Arquitecto, el de Bachiller en Ciencias, haber desempeñado la plaza de Arquitecto Municipal de Avilés y tener á su cargo la “Revista de Ciencias” y la de “Arquitectura”./ D. Santiago Castellanos, justifica á mas de las generales y la de ser Arquitecto, haberlo sido titular de la provincia de Soria, en cuyo desempeño obtuvo consideraciones de las Autoridades superiores./D. Enrique Fort, justifica á mas de los generales y la de ser Arquitecto, haber obtenido por oposicion el primer lugar en la terna elevada al Ministro de Fomento para la plaza de Catedrático de Estereotomía de la Escuela Especial de Arquitectura».

La Sección tuvo dificultad en elegir a dos de estos aspirantes porque todos eran dignos de obtenerla, aunque no todos tuvieron ocasión de demostrarlo. Atendiendo a los antecedentes expuestos por los interesados, se propuso en primer lugar a Ramiro Amador de los Ríos y en un segundo a Enrique Fort, al tiempo que el resto de las secciones propusieron a los siguientes artistas: la Sección de Pintura a Alejandro Ferrant y Alfredo Perea; la Sección de Grabado a Manuel Barco Andreu y José Guillén y Orejón mientras que la de Escultura y Música quedaron vacantes al no presentarse aspirante alguno.

Como de las 10 plazas 4 quedaron vacantes y entre los candidatos no seleccionados había algunos muy aventajados, se solicitó al Ayuntamiento la posibilidad de poder adjudicar 3 de ellas a la Sección de Arquitectura, proponiéndose los siguientes arquitectos por este orden: Mariano Belmás, Santiago Castellanos y Francisco Andrés Octavio.

El Gabinete de Dibujos conserva de Ramiro Amador de los Ríos cuatro dibujos de Toledo para grabar pertenecientes a la serie de Monumentos Arquitectónicos: la Catedral de Toledo (MA-0355 y MA-0357); la Ermita del Cristo de la Luz. Pinturas murales (MA-0385) y la Mezquita del Cristo de la Luz. Pinturas Murales (MA-0386).

En 1878 concluyó el Teatro de Rojas ubicado en la Plaza Mayor de Toledo y a finales de 1884 llegó a la Academia para su censura a través de la Dirección General de Beneficencia y Sanidad su proyecto de monumento para guardar las cenizas y perpetuar la memoria del Cardenal D. Juan Martínez Silíceo en la Capilla del Colegio de Nuestra Señora de los Remedios (Toledo). Dibujó en acuarela la proyección vertical y horizontal del monumento a escala de 1 decímetro por metro, adjuntando el presupuesto de las obras, calculadas en 76.738 pesetas con 74 céntimos.  Se echó de menos la memoria explicativa con la descripción de los sistemas de construcción adoptados, los materiales utilizados, etc., sin embargo, la Academia observó que, según lo proyectado, el sepulcro estaba diseñado «entre dos pilastras que sostienen un cornisamento separadas por su arista interior la cantidad de tres metros sesenta centímetros, con una elevacion de cinco metros noventa y trés centimetros desde la linea del pavimento hasta la mencionada cornisa. [...] en un fondo de ochenta centímetros está formada la verdadera proyeccion del monumento, que consiste en otras dos pilastras, retalladas diez centímetros de las primeras, sirviendo de apoyo al arco de medio punto que cobija un pedestal de uno metro noventa centímetros como sosten de la estátua orante del Cardenal Siliceo; adosadas á las anteriores pilastras existen dos medias columnas decoradas en toda su altura de las cuales parte una delicada ornamentacion que perfila la línea de la archivolta hácia el intradós del arco; y por último en el tímpano del mismo bajando hasta la archivolta se halla el escudo del Colegio, estando trazada en el fondo del monumento una lápida semicircular donde ha de inscribirse á quien está dedicado».

En conjunto, el monumento era agradable y los detalles estaban hábilmente proyectados. El estilo escogido era acertado, aunque contrastaba con la decoración el escudo del colegio y los ángeles que lo sostenían. Se creyó también correcto el dibujo de la estatua orante del cardenal, lo mismo que los materiales escogidos, de ahí que la Sección de Arquitectura celebrada el 4 de marzo de 1885 lo aprobase con ligeras modificaciones. Dichas modificaciones se referían a la sustitución del escudo del colegio por el escudo auténtico del Cardenal más acorde con el monumento; la supresión del semicírculo destinado a la inscripción por quitar el buen efecto del fondo y tener un lugar más apropiado en la lápida del pedestal, haciéndose hincapié en que el mármol blanco que fuese a utilizarse en la figura orante fuese el conocido de estatuaria y el mármol negro del fondo el de Bélgica. El Gabinete de Dibujos conserva un diseño bajo el título Monumento sepulcral para un cardenal jesuita (A-5894), que responde a la obra ejecutada por este arquitecto para el monumento al Cardenal D. Juan Martínez Silíceo.

En 1888 se ocupó de la restauración y conservación de la iglesia de San Salvador de Leyre (Navarra), cuyo proyecto constaba de una memoria en 51 folios, 16 planos, un pliego de condiciones facultativas en 9 folios, un presupuesto en tres cuadernos de precios simples y compuestos junto con el presupuesto propiamente dicho, el cual ascendía a la cantidad de 120.915 pesetas con 68 céntimos en concepto de ejecución material.

Las obras se centraban fundamentalmente en el porche y el convento, por lo que el arquitecto propuso la demolición del porche que protegía la portada de la iglesia con la construcción de otro nuevo a través de muros de cantería y armadura metálica. También planteaba la demolición de las construcciones adyacentes al ábside y a las absidiolas, la galería del patio y el coro de la iglesia; la apertura de algunos huecos y el cerramiento de otros, como el escombrado y arreglo de la fachada posterior. Al mismo tiempo creía conveniente la limpieza y la reparación de los muros del templo, la construcción de un trozo de bóveda de la cripta, el rebaje del piso de ésta y el recalce de sus muros. Igualmente, hacer de nuevo el pavimento de la cripta y la iglesia, cuya armadura debía ser reconstruida; arreglar la capilla de San Benito y su escalera de caracol; construir dos escalinatas en sustitución de las existentes; hacer de nuevo tres puertas y poner vidrieras de colores con sus arcos y alambreras en las ventanas. Además, reparar los pisos y las armaduras de la habitación del capellán, la ejecución de otras reparaciones indispensables, aunque de menor cuantía, y la construcción de un muro de contención en la parte occidental aprovechando el material de las demoliciones. El proyecto fue aprobado por la Sección de Arquitectura el 12 de junio de 1888, una vez introducidas las modificaciones indicadas por la Sección. 

En la Junta Ordinaria del 31 de diciembre de 1888 la Academia acordó comunicar a la Sección de Arquitectura la necesidad de nombrar a tres individuos de la misma con arreglo al artículo 71 del Reglamento de pensionados en la Academia Española de Roma, a fin de formar parte del tribunal de oposición de dos plazas vacantes de pensionados de número por la arquitectura, advirtiendo al secretario general de la Academia, Simeón Ávalos, y al presidente de la Sección de Arquitectura el 2 de enero de  1889 que el Ministerio de Estado había designado para ello a Miguel Aguado de la Sierra, Ramiro Amador de los Ríos y Francisco Ravanal.

Sección de Arquitectura. Informes. Sobre obras, restauraciones, etc., 1888- 1889. Sig. 5-180-1; Sección de Arquitectura. Informes. Sobre proyectos de obras, 1884-1886. Sig. 4-70-1; Secretario general. Enseñanza. Pensionados. S. XIX. Sig. 1-51-2.

Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM