Hijo de José María de Araquistain y María Eduarda de Echevarría nació en Deva (Guipúzcoa) el 27 de enero de 1819, siendo bautizado al día siguiente en la iglesia parroquial matriz de la Asunción de Nuestra Señora. Cursó el 1º y 2º año de Matemáticas en la Universidad de Oñate (Guipúzcoa), el primero entre 1833 y 1834 y el segundo entre 1839 y 1840. Bajo la dirección del arquitecto y académico de San Fernando Mariano José de Lascuráin recibió los conocimientos prácticos de la profesión asistiendo a su estudio en San Sebastián por espacio de 22 meses en el transcurso de la guerra y posteriormente en Bergara desde el mes de agosto de 1841 hasta marzo de 1844.
Se trasladó a Madrid en 1844 y el 24 de septiembre de ese mismo año solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto. Para este fin presentó como prueba de pensado el proyecto de Una biblioteca pública (del A-816 al A-823) con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, la partida de bautismo, la certificación de dos cursos de Matemáticas aprobados, la certificación de práctica librada por su maestro particular Mariano José de Lascuráin y la justificación de su conducta moral y política.
La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el miércoles 16 de octubre de 1844 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 20 del mismo mes, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 4, 124 y 63 nuevos, los cuales respondieron respectivamente: «La fachada de un Palacio Real, cuya mayor extensión no exceda á mil mies castellanos ni menos de quinientos y su elevación comprenderá, piso bajo, principal, y un medianito ó entresuelo, todo bajo la cornisa general o particular de la misma. Planta, fachada y corte», «Proyectar una casa para esta corte con medinarias alrededor; de solo tres pisos, destinandolos según su comodidad á los inquilinos que los han de habitar; en un trapecio de ciento veinte pies de fachada, sesenta por las medianeria de la derecha perpendicular á aquella, y el testero de cien pies paralelo á la fachada; plantas, fachada, y corte geométricos» y «Una casa de campo ò recreo para una persona de titulo con todas sus conveniencias propias para la diversión de los concurrentes, planta, fachada y corte». De los tres asuntos, el 9 de noviembre eligió el nº 63, pero el dibujo ejecutado no se conserva en el Gabinete de Dibujos por cuanto que fue reprobado en la Junta de Examen celebrada el 23 de noviembre al carecer «extensamente de los conocimientos que requiere el interesante estudio de comodidad y servicios respectivos á su destino, que no ha podido darse por cumplido el ejercicio y por consiguiente no pudo verificar el de examen».
Pasados cinco días solicitó la dispensa de hacer nueva obra de pensado y el sorteo de un nuevo asunto de repente en vista de que el día 23 se hallaba indispuesto y sumamente débil por una enfermedad que de continuo padecía y le venía bien salir de la ciudad cuanto antes al serle perjudicial el clima de la localidad. La Academia accedió a su petición en la Junta Ordinaria del 1 de diciembre, momento en el que le sortearon los programas de repente. En esta ocasión le tocaron en suerte los números 89, 11 y 20 nuevos, que respondieron: «Capilla de un Hospicio sobre planta eliptica con seis tribunas grandes alrededor para los varios Departamtos de la casa y el altar en medio. Planta y corte», «Ydear un Parador para huéspedes de todo genero de personas, que há de colocarse en un camino Real, de doscientos pies de fachada por cineto y veinte de fondo. Planta, fachada y corte geométricos» y «Un Anfiteatro circular para estudio de cirugía, adornado de orden dorico, con la direccion de aguas á su centro para los usos correspondientes. Planta y sección». De los tres asuntos escogió el nº 11, es decir, Un parador para huéspedes de todo género de personas, que ha de colocarse en un camino real (A-2136), cuya elección puso en conocimiento de la corporación académica el 24 de diciembre.
La Junta de Examen se reunió la mañana del 11 de enero de 1844, asistiendo a ella como vocales Custodio Teodoro Moreno, Antonio Conde González, José Joaquín de Troconiz, Atilano Sanz, Eugenio de la Cámara y Juan Miguel de Inclán. Cotejada la prueba de pensado con la obra de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Araquistáin principió este nuevo ejercicio tratando los medios por los que se había valido para calcular el coste de su obra. En seguida contestó a varias preguntas que le hicieron los profesores sobre arquitectura y construcción, manifestando tener sobrados conocimientos en Aritmética y Geometría, cuyos cuerpos recorrió y midió. Después explicó las bóvedas cilíndricas y los lunetos, los cuerpos esféricos y los que resultan de sus secciones. Explicó y trazó la curva elíptica en práctica común y por fórmulas, que recorrió razonando y aplicando las ordinarias, coordinadas y “ascisas.” Seguidamente señaló lo que se entendía por arquitectura y sus divisiones; las obras de cimentación; los diferentes tipos de materiales y su empleo como los gruesos y las retribaciones de las bóvedas en función de su forma y materia. Despues de tratar los templos de la antigüedad y la apropiada colocación de las columnas según Vitruvio, figuró en el encerado un sillar de cantería, “un tranguero” y una dovela, cuyas dimensiones le habían sido dadas a fin de aplicar los precios según su sólido y vuelos mayores. Por último, se le hicieron otras tantas preguntas relativas a su preferencia por el arco gótico en las cimentaciones de mayor profundidad; el firme artificial por medio de estacas para la misma obra; los requisitos necesarios para el nivel, trabazón y aplomo de las fábricas; cuando y cómo debían realizarse en forma de botarel y por último, las operaciones necesarias para la práctica y tasación de un edificio que le fuese propuesto.
Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas, las explicaciones desarrolladas y las respuestas dadas a las preguntas formuladas, le hallaron con los conocimientos suficientes para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 12 de enero de 1845, a los 25 años de edad.
Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1845. Sig. 2-12-4; Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 277.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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