Nació en Bilbao (Vizcaya) hacia 1801. En su ciudad natal estudió desde 1814, Dibujo de figuras, Paisaje y Miniaturas bajo la dirección del catedrático Luis Bardollo, profesor de dibujo del colegio de Santiago (Vizcaya). Asimismo, en la Academia de Matemáticas e Idiomas de dicha villa aprendió francés e ingles y durante tres años los tratados de Aritmética, Álgebra elemental, Geometría Elemental, Aplicación del álgebra a la geometría, Trigonometría rectilínea, Geodesia, Aplicaciones del análisis a las curvas y en particular a la línea recta y al círculo. También Secciones cónicas, Ecuaciones de segundo grado a dos variables, Álgebra trascendental, Cálculo diferencial y Cálculo integral. Fue admitido igualmente como alumno en la Escuela de Caminos y Canales por la Real Orden del 18 de octubre de 1821, institución en la que se aplicó en los tratados de Mecánica General y Geometría Descriptiva, materias de las que fue examinado y aprobado.
Se trasladó a Madrid para matricularse como alumno en la Academia de San Fernando y continuar sus estudios de arquitectura. En el curso académico que dio principio en octubre de 1823 y finalizó en junio de 1824 cursó Física Experimental en los Reales Estudios de San Isidro bajo la dirección del maestro Antonio Gutiérrez, al tiempo que, bajo la dirección de Custodio Teodoro Moreno, teniente director de arquitectura y arquitecto de las Reales Caballerizas, aprendió los principios de la delineación hasta la práctica de la profesión. Por espacio de seis años estuvo al lado de este maestro, asistiendo a las obras a su cargo, haciendo sus medidas y el levantamiento de planos.
En el trascurso de este periodo de tiempo, presentó un plano de una posada en despoblado y otro de una casa de contratación con bolsa, ejecutados a fin de que la corporación académica viera sus adelantamientos en la arquitectura, los cuales fueron vistos en la Junta Ordinaria del domingo 1 de mayo de 1825. Del mismo modo, asistió entre el 7 de noviembre de 1825 y el 3 de junio de 1826 a las lecciones de Mineralogía impartidas por el profesor Donato García Negueruela en el Museo de Ciencias Naturales y a las de Arquitectura hidráulica a cargo de Manuel de Inza, ingeniero hidráulico de Caminos y Canales y director del Real Canal de Manzanares de Madrid.
El 9 de noviembre de 1826 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de una Casa de ayuntamiento con agregación de cárcel para Madrid (del A-2828 al A-2830), con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, la certificación de práctica librada por su maestro Custodio Teodoro Moreno, las certificaciones de todos sus estudios y la justificación de su conducta moral y política.
La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 5 de diciembre de 1826 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 10 del mismo mes, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 12, 103 y 46, los cuales respondieron respectivamente: «Una sala de Juntas públicas que pueda servir para la Rl Acadª de S. Fernando.- Se demostrará en una planta, fachada y sección», «Una magnifica casa de café y fornda, con habitaciones para los huéspedes.- Se demostrará en planta, fachada y una sección» y una «Maquina de fuego artificial para situarla en medio de una plaza con motivo de regocijo público. Planta, y fachada, y corte». De los tres asuntos eligió el nº 103, es decir, Una casa de café fonda para esta Corte (A-2174), cuya elección comunicó el 12 de diciembre.
La Junta de Examen tuvo lugar el 15 de diciembre de 1826, asistiendo a ella como vocales Manuel González Montaos, Julián Barcenilla, Juan Miguel de Inclán, Custodio Moreno y Martín Fernández de Navarrete, este último en calidad de secretario. Cotejada la prueba de pensado con el ejercicio de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Ardanaz principió este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores acerca de las obras presentadas y sobre la teoría y práctica de la arquitectura. Entre estas últimas cuestiones se encontraban las relativas a los arcos y el empuje de las bóvedas, los principios de mecánica y el cálculo algebraico. En seguida manifestó el modo de medir la superficie y solidez de una bóveda, como la cuadratura del círculo. Después se centró en los caminos y su método de construcción con la proporción que debía existir entre su anchura y la altura en su superficie, deduciendo la fórmula que establecían los prácticos de 1/24. Por último, explicó los conocimientos que debía poseer un arquitecto y el modo de replantear un edificio.
Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas como con las explicaciones y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas, le hallaron hábil para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 18 de febrero de 1827, a los 26 años de edad.
A finales de 1827, el presidente de la Escuela de Nobles Artes de Sevilla puso en conocimiento a la de San Fernando el plan y el arreglo de los directores y empleados que había establecidos en dicha ciudad en las diferentes clases, así como las que iban siendo ampliadas, solicitando con ello su aprobación. Esta exposición pasó a la Junta de la Comisión del 12 de diciembre, momento en que se vio trastocada la disposición de los estatutos de la Academia de San Fernando y vulnerados los privilegios concedidos a sus profesores establecidos en Sevilla, a quienes se les consideraba inferiores a un mero práctico y sin la autoridad legal para ejercer la profesión de arquitectura. De hecho, se había nombrado a Fernando Rosales director de la enseñanza de arquitectura, a Melchor Cano director de Geometría Práctica y a José García Otero director de Matemáticas, cuando Rosales debía haber cesado de dicho cargo en el momento en que el académico de mérito Melchor Cano se había establecido en aquella ciudad. Por todo ello, la Comisión exigió el cumplimiento de las reales órdenes y el nombramiento de Melchor Cano como director de la sala de Arquitectura, José García Otero para la de Geometría Práctica y Perspectiva, mientras que a Salustiano Ardanaz para la de Matemáticas, haciendo dependiente la clase de Adorno que desempeñaba Juan Lizosain al director de arquitectura.
Como consecuencia de la Real Cédula de S.M. emitida el 21 de abril de 1828, por la que se establecían de nuevo las reglas que debían observarse en el ejercicio de las nobles artes y los nombramientos de los arquitectos de las corporaciones civiles, el Ayuntamiento de Oviedo avisó a la Academia de Madrid del nombramiento de Ardanaz como arquitecto de la ciudad sin comunicarle el sueldo que percibiría. Pero al mismo tiempo, la iglesia colegial del Divino Salvador de Sevilla notificó el 14 de junio a la intitución académica que había nombrado como su arquitecto al mismo Ardanaz con una dotación de 100 ducados, con 3 reales de vellón diarios. En esta ciudad sería nombrado asimismo director de Matemáticas en la Real Escuela de Nobles Artes.
Tras una larga espera para cubrir la plaza vacante de arquitecto y fontanero de la ciudad de Oviedo provocada por las aspiraciones a ella de Francisco Pruneda, el Ayuntamiento publicó a mediados de 1828 dicha vacante, a la que aspiraron Salustiano Ardanaz, residente en Sevilla; el madrileño Juan José Sánchez Pescador; José Luciano de Ibarra, residente en Bilbao; Joaquín de Aguirre y Zubillaga, natural de Deva (Guipúzcoa) y Juan Morán Lavandera, residente en Madrid. Deseando que recayera la plaza en él, Ardanaz solicitó de la Academia el 19 de marzo de 1828 que tuviera a bien informar favorablemente sobre su persona, por lo que presentaba la copia de su título de arquitecto despachado por la Academia de San Fernando el 18 de febrero de 1827; la certificación librada por Luis Bardillo, profesor de dibujo del Colegio Santiago de Vizcaya, quien daba fe de su asistencia desde 1814 a las clases de Dibujo de figura, Paisaje y Miniatura; la certificación suscrita el 1 de septiembre de 1821 por Vicente Valdivia, director y catedrático de la Academia de Matemáticas e idiomas Francés e Inglés de Bilbao, quien probaba que había asistido a los estudios de Matemáticas, incluso a los de Cálculo diferencial e integral en dicha corporación durante tres años; la certificación librada el 17 de abril de 1821 por Francisco Javier Barra, jefe de la Escuela de Caminos y Canales y comisario de Caminos y Canales, en la que se indicaba la admisión del interesado como alumno de esa escuela, donde había estudiado Dibujo, los tratados de Mecánica General y Geometría Descriptiva, habiendo sido examinado y aprobado. Pero además incluía otras tres certificaciones igualmente destacadas, como la despachada en la misma Corte el 20 de julio de 1824 por Antonio Gutiérrez, profesor de Física Experimental de los Reales Estudios de San Isidro, quien justificaba su asistencia en el curso escolástico, comenzado a principios de octubre de 1823 y finalizado en junio de 1824; la despachada el 23 de junio de 1826 por Domingo García Neguerela, profesor de Mineralogía en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, quien daba fe de su asistencia a las lecciones públicas de esta materia impartidas desde el 7 de noviembre de 1825 al 23 de junio de 1826 en este centro, y por último, la despachada el 1 de septiembre de 1826 por el ingeniero hidráulico de Caminos y Canales Manuel de Inza, director del Canal de Manzanares, con quien había estudiado Arquitectura hidráulica en toda su extensión.
Los cinco pretendientes a la plaza enviaron sus méritos a la Academia de San Fernando y ésta lo hizo a su vez al Ayuntamiento de Oviedo, que era el que tenía que decidir en quien debía recaer el nombramiento. Asimismo, el Ayuntamiento solicitó de la Academia su parecer sobre cual de los cinco opositores era el más idóneo para cubrir dicha plaza, solicitud que fue vista por la Comisión de Arquitectura el 23 de junio de 1828. En este momento se comunicó al Ayuntamiento que todos ellos se encontraban en igualdad de circunstancias y graduaciones para poder ocuparla, por cuanto que a cualquiera que recayese el nombramiento merecería su aprobación.
El 17 de junio de 1829 Ardanaz solicitó de la Academia al tiempo que Atilano Sanz, quien desempeñaba las funciones de director de Matemáticas en la misma Escuela y José Yarza, residente también en Sevilla, su admisión a los ejercicios para la clase de académico de mérito, una vez expuesto sus servicios y la aprobación que habían merecido sus obras. Viendo sus conocimientos, la Comisión de Arquitectura celebrada el 14 de julio de 1829 propuso a la Academia que en vez de sortearle los tres programas para disertar, de los que tendría que elegir uno, le obligase a hacer aquel relativo a la «utilidad, métodos y construccion de los Puntes Colgantes, haciendo observazs sobre la influencia de la atmosfera en las cadenas y su materia con cuanto puede ilustrar la que se trata, á cuyos trabajos deberá añadirse la demostración geometrica de un Puente en el punto que elija ó tenga por mas conveniente». Sin embargo, la Academia en su Junta Ordinaria celebrada el 19 de julio no recibió con agrado la idea y le sorteó los programas para disertar como estaba establecido. De este modo, le tocaron en suerte los números 13: «Describir las diferentes formas qe se conocen de calles en las Grandes Poblaciones, las ventajas è inconvenientes qe presenten cada una de ellas, cuales serán las que ofrecen mas comodidades y hermosura á sus edificios y que situación se podia elegir para formar una Cuidad populosa»; 16: «En que clase de edificios conviene poner los ordenes de Arquitectura, y en defecto de estos que formas se podrán aplicar que los hagan bellos y elegantes, explicando en una disertación la composición de un edificio de uso conocido con orden de Arquitectura y el mismo sin el» y 11: «Se describirá el modo de construir las Bovedas de Rosca y tabicadas, expresando el orn de colocar el ladrillo en estos y en las de cañon seguido y sus resultantes: como tambien en las baydas, cupulas y pechinas».
De los tres asuntos, Ardanaz eligió el nº 13, discurso que tuvo concluido el 15 de octubre y remitió a la Academia para que fuera revisado por los directores y tenientes de su arte. El primero en estudiarlo fue Antonio López Aguado quien lo devolvió corregido el 13 de noviembre; le siguió Isidro González Velázquez que lo hizo el 14 y así sucesivamente Antonio Cuervo, Custodio Moreno y Antonio de Varas, quienes lo devolvieron respectivamente los días 18 y 26 de noviembre y 5 de diciembre, habiéndolo visto previamente Juan Manuel de Inclán. En este momento se le señaló igualmente como prueba de diseño «la demostración geometrica de un Puente colgante, ó bien un tabernáculo de orden corintio de competente tamaño pª que se perciban bien sus proporciones, eligiendo uno de los dos, el que mas le convenga».
La Junta de Examen celebrada el 17 de diciembre de 1829 acordó la admisión de Ardanaz en la clase de académico de mérito por unanimidad de votos, pero todavía faltaba la aprobación de la Academia. Reunida ésta en su Junta Ordinaria del 27 del mismo mes aprobaría igualmente al pretendiente, acordando asimismo que la prueba de diseño que había realizado para la ocasión fuese colocada en la Sala de Arquitectura.
Mientras tanto, la institución académica había acordado en su Junta Ordinaria del 3 de abril de 1829 el cumplimiento de la Real Orden sobre el nombramiento de comisiones en las ciudades de Sevilla y Barcelona como la delegación de las Academia Reales para el examen de los profesores prácticos según preceptuaban el Real Decreto de 7 de diciembre de 1828. Por este motivo, la Junta de la Comisión de Arquitectura reunida el 5 de mayo de 1829 nombró para Sevilla a los académicos Melchor Cano y José García, como a los arquitectos Salustiano Ardanaz y Mariano del Río; para Barcelona al académico de mérito Antonio Celles, al de igual clase de San Carlos Pedro Serra y Bosch y al maestro arquitecto Francisco Vallés; para las Reales Academias de Valencia y Valladolid las respectivas juntas de exámenes, y por último, en la de Zaragoza a Tiburcio del Caso, Antonio Vicente, Atilano Sanz y José Yarza y Miñana.
Tres años más tarde, y habiéndose visto por la Comisión de Arquitectura las diferentes Reales Órdenes que preveían a la Academia el nombrar comisiones en sus delegaciones para poder proceder a verificar el examen de los agrimensores aforadores de Galicia y Sevilla, la Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 21 de febrero de 1832 acordó nombrar en Sevilla a los académicos Melchor Cano, Otero y Salustiano Ardanaz residentes en dicha ciudad, mientras que en La Coruña al académico Prado y Mariño, el arquitecto Uría residente en el Ferrol y el 1º maestro de Matemáticas de aquella Escuela Náutica, Cayetano Fernández Villamil; sin embargo, la junta de La Coruña nunca llegó a instalarse por ciertos reparos y diversos problemas que tuvieron lugar.
En La Coruña también residían Alejo Andrade Yáñez, Juan Bautista Aguirre y Domingo Fontán, este último catedrático de Matemáticas de la Real Universidad de Santiago, que por su destino y las diferentes comisiones que tenía a su cargo no siempre se hallaba libre y dispuesto para formar parte de la junta delegada de examen como era deseable. Finalmente se acordó en agosto de 1832 que la junta delegada se reuniese en Santiago en vez de en La Coruña al ser la ciudad donde se encontraban todas las autoridades y tribunales de Galicia, y quedase conformada por el arquitecto y académico de mérito Alejo Andrade Yáñez, el catedrático de Matemáticas de esa Universidad Domingo Fontán y el maestro arquitecto Domingo Lares, pudiendo ser sustituido cualquiera de ellos por el arquitecto Juan Bautista de Aguirre.
Por otro lado, el 27 de junio de este mismo año de 1832 la Comisión censuró el proyecto de Ardanaz para la construcción y arreglo de la plaza de abantos de Sevilla, ya rectificado por el maestro mayor Melchor Cano, a quien competía la alineación y el ensanche de las calles. Con estas rectificaciones la Academia lo aprobó en su totalidad en la Junta Ordinaria del 1 de julio de 1832.
El 15 de junio de 1833, el secretario interino del Despacho de Marina comunicó a la institución académica una real orden expedida por el Rey ante la necesidad de nombrar a dos arquitectos que se hallasen en Cádiz o Sevilla a fin de realizar el reconocimiento de la obra ejecutada en el Observatorio Real de San Fernando para la colocación y montura de tres instrumentos magistrales construidos en Londres. La Sección celebrada el 20 de junio creyó más aptos para esta comisión a los académicos Juan Daura y Salustiano Ardanaz, residentes en Cádiz y Sevilla respectivamente, nombramientos que la Academia aprobó en su Junta Ordinaria del 21 del mismo. Juan Daura aceptó gustoso el encargo el 1 de julio mientras que Ardanaz lo hizo dos días más tarde, no sin antes advertir que debía acabar antes unos trabajos del real servicio que no le ocuparían mucho tiempo. El 15 de julio tuvieron concluido el informe facultativo y los resultados del reconocimiento, cuyos honorarios de Ardanaz ascendieron a 10.181 reales de vellón y los de Daura a 450, dietas que salieron de los fondos del mismo Observatorio siendo aprobadas por el Rey el 16 de agosto de 1833.
Al año siguiente, Ardanaz pretendió a la vez que Manuel Portillo, ambos residentes en Sevilla, la plaza de maestro mayor de la Fábrica de Tabacos por fallecimiento de Francisco Castillo, pero según la Junta Ordinaria del 26 de enero de 1834 ambos fueron desairados al proponer el superintendente de dicha fábrica para la dirección general de la obra al maestro de carpintería y albañilería Bartolomé de la Coba. Ante este hecho, el 1 de marzo de 1834 los arquitectos protestaron a S.M. para que declarase nulo el nombramiento a fin de que se hiciese la propuesta a un arquitecto legítimamente aprobado por la Academia. La Comisión del 11 de marzo creyó oportuna la propuesta y acordó solicitar a S.M. declarar nulo el nombramiento al ser contrario a las leyes y proponer a la Superioridad al arquitecto o arquitectos aprobados que estimasen más convenientes para el puesto. En la Junta Ordinaria del 12 de octubre de ese mismo año fue comunicada la resolución de S.M., de admitir la oferta gratuita hecha por el académico Melchor Cano para tomar la plaza de director de las Obras de las Reales Fábricas de Sevilla, quedando Bartolomé de la Coba como aparejador.
A finales de año, Ardanaz fue comisionado por el duque de Osuna para elaborar el proyecto de un tabernáculo y mesa de altar en la iglesia parroquial de la villa de Olvera (Cádiz), diseños que fueron aprobados por la Comisión de Arquitectura el 5 de enero de 1835 y por la Academia en la Junta Ordinaria del 25 del mismo mes. No obstante, su nombre volvió a reseñarse en las juntas académicas en 1836, cuando los comisionados para la elección del monumento artístico que debía perpetuar la memoria del coronel Bernardo Márquez en la ciudad de Sevilla, sometieron a censura y aprobación de la Academia en la Junta de la Comisión del 31 de octubre de ese año, el diseño del proyecto que había dejado elaborado el difunto Salustiano Ardanaz, director de Matemáticas de la Escuela de Nobles Artes de Sevilla. Custodio Teodoro Moreno comunicó a los allí presentes que aquel distinguido arquitecto le había hecho ciertas consultas relativas a dicho pensamiento y que encargándole su reforma no había podido verificarla debido a su fallecimiento. Enterada la Comisión de Arquitectura de lo sucedido acordó efectuar dichas modificaciones, las cuales debían ser remitidas a los comisionados para poder proceder a su ejecución. A consecuencia de lo acordado, Moreno presentó dos meses más tarde el diseño del monumento que la Comisión de Arquitectura reunida el 13 de diciembre remitió a la Academia para su definitiva aprobación.
ARDANAZ, Salustiano. Disertación sobre el Modo de fijar en el terreno los extremos de las cadenas, Sevilla, 1829. Sig. 3-311-5; Arquitectura. Plazas, mercados y plazas de toros, 1778-1852. Sig. 2-28-6; Arquitectura. Reconocimientos de obras, 1779-1862. Sig. 2-27-5; Comisión de Arquitectura. Agrimensores, 1831. Sig. 2-20-4; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1826-1833. Sig. 4-68-7; Comisión de Arquitectura. Informes, 1821-1828. Sig. 1-30-1; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829- 1838. Sig. 1-30-3; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1825- 1876. Sig. 2-23-3; Libro de actas de juntas ordinarias, generales y públicas, 1819-1830. Sig. 3-88; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 50; Secretario general. Académicos. Arquitectos, 1821-1845. Sig. 1-43-4; Secretario general. Académicos de honor, 1820-1845. Sig. 1-40-7; Secretario general. Varios. ARDANAZ, Salustiano. Sig. 1-12-7.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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