Hijo de Antonio Arévalo y Juana Herranz, nació en Migueláñez (Segovia) el 25 de septiembre de 1818, siendo bautizado cuatro días más tarde en la iglesia parroquial de dicho lugar. Comenzó la carrera de arquitectura en la Escuela de Segovia bajo la dirección de Ildefonso Vázquez de Zúñiga, arquitecto y director de la clase de Aritmética, Geometría y Delineación en dicho centro. Junto con este maestro se ejercitó en la práctica de la arquitectura y la montea, asistiendo al mismo tiempo a varias obras que tenía a su cargo donde tuvo la oportunidad de entrar en contacto con los pormenores y mecanismos de la construcción. Fue también su profesor en el primer curso de Matemáticas, comenzado el 21 de noviembre de 1841 y finalizado a últimos de julio de 1842, meses en los que fueron impartidos los tratados de Aritmética, Álgebra y Geometría Elemental. En palabras del maestro: «en todos y cada uno de estos tratados dio pruebas de aplicación; formó estractos de las lecciones diarias, resolvió los problemas que se propusieron y observo el mejor comportamto».
Se trasladó a Madrid a fin de perfeccionarse en la arquitectura y matricularse como discípulo en la Academia de San Fernando, institución en la que fue admitido en el 2º año de Matemáticas en el curso académico que dio comienzo el 3 de noviembre de 1843 y concluyó el 30 de junio de 1844. En este tiempo se explicaron las enseñanzas de Trigonometría rectilínea, Geometría Práctica, Aplicación del álgebra a la geometría, Secciones cónicas, Teoría general de las ecuaciones, Funciones, Series, Diferencias finitas y principios de Cálculo diferencial, materias de las que Arévalo fue examinado y aprobado.
Continuó sus estudios de arquitectura bajo la dirección del arquitecto y académico de mérito Atilano Sanz, pero a su vez, entre 1844 y 1845 recibió en el Conservatorio de Artes de la Corte otra serie de estudios, entre ellos Mecánica Industrial bajo la dirección del catedrático Manuel María Azofra y Sáenz de Tejada; Química aplicada a las artes a cargo del catedrático Ventura de Mugartegui y Mazarredo y Física con Eduardo Rodríguez, doctor en Ciencias Filosóficas y catedrático de Matemáticas en la Universidad de Madrid, ingeniero civil en la Escuela Central de Artes y Manufacturas de París, la Academia de Ciencias Naturales y otras corporaciones científicas y literarias.
El 8 de agosto de 1845 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de Un cementerio para la ciudad de Valladolid (del A-4804 al A-4806), con el informe facultativo y el avance del coste de la obra, la partida de bautismo, la certificación de dos cursos de Matemáticas aprobados, el certificado de sus estudios en el Conservatorio de Artes de la Corte, la certificación de práctica librada por su profesor particular Ildefonso Vázquez de Zúñiga y la justificación de su conducta moral y política.
La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el martes 9 de septiembre de 1845 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento por 6 votos contra dos. Fue admitido en la Junta Ordinaria Extraordinaria del 14 del mismo mes, fecha en la que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 147, 82 y 96 nuevos, los cuales respondieron respectivamente: «Una armadura para cubrir el Palco escenico de un teatro en linea de cien pies. Se demostrará en tamaño regular con los despiezos y demas pormenores que manifiesten su mejor inteligencia», «Una Casa Fonda para la corte con alojamientos de huéspedes y servicio de café publico. Planta, fachada y corte» y «La presa de un Rio que se supone de doscientos pies castellanos de ancho, demostrando los encadenamientos de sus maderas, zampeados, y si colocase sillerias, los cortes respectivos de su trabazón. Planta y perfil». De los tres asuntos eligió el nº 82, es decir, una Casa fonda con café (A-2185), elección que comunicó el 16 de octubre.
La Junta de Examen tuvo lugar el 30 de diciembre de 1845, asistiendo a ella como vocales Antonio Conde González, Atilano Sanz, Aníbal Álvarez, José París, Eugenio de la Cámara y Marcial Antonio López, este último en calidad de secretario. Cotejada la obra de pensado con la prueba de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Arévalo principió este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores sobre lo que era geometría y su objeto; el medio de resolver los triángulos; las tablas trigonométricas, los logaritmos y los complementos logarítmicos; los medios para buscar el valor de varios arcos de diferentes grados; las analogías y los usos de la curvas planas y la doble curvatura; las secciones cónicas, la hipérbola, el modo con que resulta ésta y su ecuación; la construcción de las escaleras y el modo de ejecutar los peldaños explicando los principios de la estática. Por último, los medios de construir los cementerios, sus localidades, distribución, pudrideros, nichos, sepulturas y tapias.
Satisfechos los examinadores con las obras presentadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le vieron con mérito para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 4 de enero de 1846, a los 26 años de edad.
Años más tarde le encontraremos ocupado en la dirección de varios ramales de tajea para conducir las aguas sucias de varias casas en la ciudad de Segovia y en una escalinata para la misma ciudad que debía subir desde la plazuela del Azoquejo al lugar llamado del Postigo. La Sección de Arquitectura nombró al arquitecto Atilano Sanz y Pérez para que elaborase la censura de ambos proyectos, cuyos informes tuvo concluidos el 27 de marzo de 1854. Tanto uno como otro los encontró bien estudiados y dignos de ser aprobados, pero en el primero se percató de la existencia de dos trozos de atarjeas que pasaban por dos corrales cercados que no podían construirse sin anunciárselo a los dueños.
El 20 de junio y posteriormente el 2 de agosto de 1856 llegó a la corporación académica el expediente y los planos relativos al proyecto de un puente sobre el río Pirón que debía levantarse en el pueblo de Samboal (Segovia). Estaban suscritos por Miguel Arévalo y fueron remitidos a fin de que con las proyecciones horizontales y verticales que representaba el autor se pudiese formar un juicio certero sobre el terreno en donde debía ubicarse la obra. Visto todo, la Comisión de Arquitectura celebrada el 9 de octubre de 1856 acordó decir al interesado que, atendiendo a la poca importancia de la obra al no formar parte de una carretera de ninguna especie, ni aún de un camino vecinal sino teniendo sólo un uso agrícola, no había inconveniente en que fuese aprobado.
Arquitectura. Pozos de nieve, aguas potables, acueductos, pozos artesianos, alcantarillas, aljibes, vertederos, muelles, cauces, etc., 1780-1894. Sig. 2-31-2; Arquitectura. Puentes, 1820-1859. Sig. 2-31-10; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1846. Sig. 2-13-5; Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Comisión de Arquitectura. Informes, 1846-1855. Sig. 1-30-2bis; Comisión de Arquitectura. Informes, 1851, 1881-1901. Sig. 4-81-16; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 299.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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