Nació en la «Isla de León» (Cádiz) hacia 1795. Como es sabido, el topónimo «Isla de León» se refiere a la porción de tierra situada entre Cádiz y la Península donde se asienta la localidad de San Fernando. La comunicación entre la Isla y el continente se realizaba desde tiempos históricos por un puente romano, a cuyo amparo y afluencia se edificó un asentamiento urbano que daría lugar a la villa de la Isla de León, actual ciudad de San Fernando.
Desde su juventud se dedicó al ejercicio de la albañilería, comenzando como peón y terminando como maestro cualificado. Durante ocho años consecutivos estudió el diseño de la arquitectura en la Academia de Nobles Artes de Cádiz, ciudad donde residió y se casó con María del Carmen Lara. En este centro cursó las asignaturas de Aritmética y Geometría Práctica, pasando más tarde a la sala de Arquitectura, en la que aprendió el diseño de la arquitectura, la delineación de los cinco órdenes y algunos diseños de Vitruvio y Paladio como otros planos de edificios particulares. En 1823 trabajó como aparejador en la obra del Consulado junto a Torcuato José de Benjumeda, arquitecto de Cádiz y académico de mérito de San Fernando.
El 20 de julio de 1836 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejericios para la clase de maestro de obras, exponiendo su manual de albañilería y presentando como prueba de pensado el proyecto de «de una casa-posada y venta a estilo del país, con depósito de granos, adaptada para situarla en el local de San José extramuros en la ciudad de Cádiz» (del A-2165 al A-2167), con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, las certificaciones de práctica firmadas por Lucio de Olarieta y Francisco Javier Álvarez Campana y la justificación de su conducta moral y política.
La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 2 de agosto de 1836 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido el 7 del mismo mes, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 22, 24 y 43, los cuales respondieron respectivamente: «Una casa para Escuela de primera educacion en una Villa de cinco mil vecinos. Planta, fachada y corte», «En un sitio de forma rectangular, que tenga 60 pies de latitud por 120 de longitud disponer una Casa compuesta de piso bajo y principal par un caballero con familia y que necesita tener habitacion separada de la de su muger é hijos; cuartos para dos criadas y cuatro criados, cochera, cuadra y Patio. Se hará demostrandolo en dos plantas, fachada y corte» y «Disponer una Casa de Baños con departamentos para doce personas á un tiempo. Planta, fachada y corte». De los tres asuntos eligió el nº 22, es decir, una Escuela de primera educación (A-735), cuya elección comunicó a la institución académica el 11 de agosto.
La Junta de Examen tuvo lugar el 24 de agosto de 1836, asistiendo a ella como vocales Custodio Moreno, Tiburcio Pérez, Juan Francisco Rodrigo, Juan Miguel de Inclán y Juan Miguel Fernández Loredo. Cotejada la prueba de pensado con la obra de repente que el pretendiente explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. José Armario principió este nuevo ejercicio tratando los quebrados, recurriendo en los comunes y en los números decimales. Después pasó a la Geometría, explicando la teoría y la resolución de los ángulos, los triángulos, las líneas y las figuras regulares como irregulares, de las que explicó su medida y las operaciones que ésta ofrecía para su sujeción. Enseguida se centró en los sólidos y sus medidas, el cilindro, los conos y las esferas, hallando sus superficies y sólidos. Se introdujo más tarde en el replanteo de su obra, dando principio desde sus cimientos y construcción hasta el arranque de sus bóvedas y la colocación de las cimbras. Demostró la construcción de un alero descubierto, la disposición de una armadura y los suelos, previniéndola de carreras y nudillos; también el asiento de las maderas y la sujeción de las mismas. Posteriormente explicó la formación del álveo de un barranco o madre de un río y la construcción de un puente con las operaciones y los conocimientos necesarios para llevar a cabo su ejecución (inconvenientes del terreno, zampeados, etc.). Asimismo, los requisitos de la buena construcción y los inconvenientes o daños de no tenerlos en cuanta; las bóvedas y sus diferentes especies, las cimbras que las constituyen, las pechinas y su medida en superficie y solidez.
Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas como con las explicaciones y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron hábil para ostentar el título de maestro de obras por 3 votos a favor frente a dos en contra, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 25 de septiembre de 1836, a los 41 años de edad.
Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1789-1845. Sig. 2-23-5; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1836. Sig. 2-17-3; Libro de registro de maestros de obras aprobados por la Real Academia, 1818 –1886. Sig. 3-156, nº 131.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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