Nació Bilbao hacia 1802. Comenzó la carrera de arquitectura en su ciudad natal estudiando los primeros tratados de Matemáticas, para pasar después a cursar la teoría y práctica de la profesión bajo la dirección de Agustín de Humarán y Antonio de Goicoechea, a cuyo estudio asistió durante tres años. El 25 de diciembre de 1822 se alistó en la llamada Milicia Voluntaria Nacional de Bilbao al no tener dinero suficiente para comprar un sustituto.
Después de ocho años de estudios, solicitó de la Academia de San Fernando el 3 de noviembre de 1827 su admisión a los ejercicios para la clase de maestro de obras. Para este fin, presentó como prueba de pensado el proyecto de una Casa de campo dedicada a un príncipe (del A-1763 al A-1765), con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, la certificación de práctica librada por su maestro Antonio de Goicoechea y la justificación de su conducta moral y política.
La Comisión de Arquitectura reunida el 14 de noviembre de 1827 examinó la obra de «bastante novedad y correcto estilo» y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 18 del mismo mes, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 73 60 y 71, los cuales respondieron respectivamente: «Ydear una casa-fonda colocando en el piso bajo las piezas para la servidumbre y salas de recreo y diversion; y el principal para hospedar sugetos de distincion. Plantas, fachada y corte geométricos», «Inventar las tres ó conco entradas, ó medio de una fachada de un Palacio Real, demostrando en la fachada el piso pral y segundo, y un hueco á cada lado, para saber que orden debe continuar alrededor del edificio.- Se demostrará por planta y fachada» y «Una casa de campo ó recreo para un Matrimonio de comodidades: suponiendo que las temporadas que la disfruten no excedan de tres ó cuatro meses al año.- Planta, fachada y corte». De los tres asuntos eligió el nº 71, es decir, una Casa de campo o recreo para una persona con título, con todas las convenciones propias para la diversión de los concurrentes (A-1438), cuya elección comunicó el 20 de noviembre.
La Junta de Examen tuvo lugar el viernes 23 de noviembre de 1827, asistiendo a ella como vocales Manuel González Montaos, Juan Antonio Cuervo, Juan Miguel de Inclán, Custodio Moreno y Martín Fernández de Navarrete. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Armona principió este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores sobre el modo de nivelar el terreno y zanjar los cimientos en diversas clases de terrenos; el trazado de las bóvedas, la doctrina de los triángulos y su aplicación a la arquitectura para el levantamiento de planos; el grafómetro y otros instrumentos; la construcción de las armaduras y los arcos.
Satisfechos los examinadores con el mérito de las obras ejecutadas y las respuestas dadas a las preguntas formuladas le hallaron hábil para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 16 de diciembre de 1827, a los 25 años de edad.
A través de la Junta de la Comisión celebrada el 15 de diciembre de 1840 tenemos constancia que al tiempo que llegó a la Academia el expediente de los señores comisionados por el Ayuntamiento de la Anteiglesia de Santa María de Begoña y del tribunal competente para la reposición de su único templo parroquial que había sido destruido a consecuencia de la última guerra civil y Sitios de Bilbao, Armona había remitido el 30 de noviembre anterior los diseños de las obras que intentaba ejecutar en la torre y el retablo del altar mayor dedicado a Santa María de Begoña. Las obras estaban descritas en pliegos separados y consistían en la demolición y reposición de la torre principal y su centro hasta el arco sobre el que cargaba, así como la torrecilla de mano derecha cuya construcción era de cantería. No ofrecían reparo alguno como obras de reposición, tampoco la decoración del frente y la altura del presbiterio existente en la parte del altar mayor, a excepción de lo que el arquitecto denominaba tabernáculo, que sólo podía tener la consideración y el uso de un sagrario. El proyecto fue aprobado por la Academia en la Junta Ordinaria celebrada el 3 de enero de 1841.
Dos años más tarde se ocupó de la reforma y el arreglo del último piso y tejados de la Plaza Nueva de Fernando VII en Bilbao, a fin de mejorar el aspecto público y evitar radicalmente las filtraciones de agua que tanto dañaban las fachadas. Remitió por duplicado el pensamiento de mejora del último piso y el certificado de las actas del Ayuntamiento de Bilbao, como consecuencia de la reclamación de los propietarios y en particular de José María de Gortázar. Todo ello fue visto y aprobado por la Sección de Arquitectura el 1 de junio de 1842 y finalmente por la Academia en la Junta Ordinaria del 12 del mismo mes.
En 1845 elaboró el proyecto de un instituto de segunda enseñanza para la villa de Bilbao, a fin de ubicarlo en el antiguo local del convento de la Cruz. El local destinado para la erección del edificio era la plazuela llamada de la Cruz, comprendida entre la calle estrecha de Iturribide, una casa posada, el tránsito para el alto de Begoña y las casas que habían pertenecido al convento. Sobre este terreno desigual y de gran desnivel diseñó un piso bajo formado en planta por un cuadrado de 180 pies de lado con una superficie de 32.400 pies, ensanchando la calle de Iturribide hasta 28 pies en línea paralela a la manzana de las casas de su frente, para que el edificio obtuviese mayor grandiosidad y las piezas de este costado pudiesen recibir mayor luz. El piso principal tenía su ingreso en el centro de la fachada principal por medio de una escalinata exterior que servía al mismo tiempo como paso al alto de Begoña debido a la estrechez que existía entre el edificio, las casas de la calle Ascao y el camino que se dirigía a dicho alto de Begoña. En el segundo piso dispuso un anfiteatro de figura semi elíptica y ocho aulas mientras que en el tercero tres salones para 100 camas, la enfermería, la biblioteca, el archivo, la habitación del administrador y la de los dos conserjes.
Los planos en borrador, más el calculo aproximado de la obra valorada en no más de 500.000 reales, fueron remitidos a informe el 14 de enero, siendo censurados y aprobados por la Comisión la mañana del 6 de febrero de 1845 con algunas advertencias. Una vez corregido, Armona remitió a continuación 11 planos en limpio del Instituto, los cuales serían finalmente aprobados por la Sección el martes 4 de marzo de 1845 y por la Academia en la Junta Ordinaria del 9 del mismo.
Su nombre junto con los de Antonio de Goicoechea, Juan Manuel de Acebo, Antonio Zabaleta, Matías Laviña, Juan Miguel de Inclán y Manuel de Mesa aparecieron asociados con motivo del expediente de denuncia de la torre de la catedral de Santander remitido a la Academia en 1846. La Sección de Arquitectura celebrada el viernes 1 de julio de este mismo año examinó el expediente y los informes que sobre la obra habían sido ejecutados por ocho profesores (7 arquitectos y 1 ingeniero), a los cuales se habían adherido el 19 de mayo anterior Antonio de Goicoechea, José Manuel Acebo y Antonio de Armona.
Según estos informes, la mayoría de los profesores eran de la opinión que el estado de la torre era bastante deplorable, su construcción mala y debilitada aún más por la escalera de caracol levantada en uno de sus ángulos. Del mismo modo, era evidente el desprendimiento de los sillarejos de su revestimiento exterior y su peligro de ruina inminente, por lo que su mérito era tan escaso desde el punto de vista artístico como histórico, de ahí que no mereciera la pena su reparación y conservación. No obstante, una vez vistos estos antecedentes por los vocales de la Sección de Arquitectura (Inclán, Laviña, Zabaleta y Mesa) informaron el 3 de febrero de 1847 que «la torre no peligra, ni en manera alguna ofrece su estado el de inseguridad que se pretende, y a que infunde deducirse á primera vista, singularmente por la parte del Sur, cual los antedichos Profesores mencionan: Que es susceptible de las reparaciones y reposicion de sillarejos que proponen; teniendo por util y conveniente el pensamiento de solidez con buena fabrica y mezcla el cubo que ocupa la caja de escalera de caracol, que ya se propuso en dicho primer reconocimiento; Y finalmente, que de verificarse la demolicion de la torre, aun supuesta la prevencion de apeos, peligra la existencia de la Yglesia que se halla notablemente sobrecargada sobre ella, de cuyo interesante particular se hace asi mismo merito».
Arquitectura. Plazas, mercados y plazas de toros, 1778-1852. Sig. 2-28-6; Arquitectura. Torres de iglesias y de relojes. Campanarios y espadañas, 1779-1860. Sig. 2-34-1; Arquitectura. Universidades, Institutos, Escuelas, s. XVIII y XIX (1789-1861). Sig. 2-29-2; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1827. Sig. 2-8-2; Comisión de Arquitectura. Informes, 1821-1828. Sig. 1-30-1; Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Libro de actas de juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 1839-1848. Sig. 3-90; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 57.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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