Hijo de Francisco de Paula Fenech y María Ángel, nació en Madrid el 25 de agosto de 1816, siendo bautizado al día siguiente en la iglesia parroquial de San Sebastián de esta Corte. Estudió dos años de Matemáticas, además de Dibujo, Lengua francesa y fFsica, pero pronto se inclinó a cursar la carrera de arquitectura como alumno de la Academia de San Fernando. En este centro se matriculó en las clases de Arquitectura, Dibujo y en la sala del Yeso, convirtiéndose a partir de 1832 en discípulo particular del arquitecto Juan Miguel de Inclán Valdés, por entonces académico de mérito y director de la corporación académica. Junto con este maestro aprendió la teoría y práctica de la profesión, asistiendo sin interrupción a su estudio y a las obras que tenía a su cargo, a la vez que elaboraba cuantas comisiones le eran encargadas como operaciones de medidas y tasaciones.
El 18 de septiembre de 1841 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de una Iglesia catedral, con palacio episcopal, seminario conciliar y habitaciones para prebendades y dependencias (del A-4188 al A-4191), con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, la partida de bautismo, la certificación de práctica librada por su profesor Juan Miguel de Inclán y la justificación de su conducta moral y política. Gracias al testimonio escrito del encuadernador de libros Miguel Ginesta, tenemos constancia que Fenech vivió con su familia durante algunos años en la casa nº 1 de la calle de la Independencia de Madrid.
La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 21 de septiembre de 1841 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 26 del mismo mes, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 97, 54 y 110, los cuales respondieron respectivamente: «Una magnifica entrada de Jardin publico con dos alas de Galeria en arcos, donde habra sus bancos para descanso y para cubrirse de alguna lluvia repentina, colocando dos estancias para guardas. Planta, alzado y un corte», «Un Anfiteatro de Cirugía para la demostración y enseñanza de las Parteras, con todas las oficinas correspondientes; y habitación para el Profesor Catedratico. Planta, alzado y corte» y «Un Cenador para un Jardin, en el que se colocara alguna diversión de aguas ya sea por medio de estancias, vasos del antiguo, cascadas, ó diferentes salteadores. Planta, elevación y un corte». De los tres asuntos eligió el nº 110, pero modificándolo, ya que elaboró Un Magnífico templete dedicado a Ymeneo como para situarlo en medio de una plaza, con motivo del servicio público (A-3539), elección que comunicó a la corporación el 8 de octubre.
La Junta de Examen tuvo lugar la mañana del 15 de octubre de 1841, concurriendo a ella como vocales Custodio Moreno, José Joaquín de Troconiz, Atilano Sanz, Eugenio de la Cámara y Juan Miguel de Inclán Valdés. Cotejada la prueba de pensado con el ejercicio de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Fenech principió este nuevo ejercicio contestando a varias preguntas que le hicieron los profesores, para después pasar a tratar la doctrina de las dimensiones, las líneas, las superficies y sus diferentes medidas; los sólidos y los nombres que tomaban; las secciones en el cono, deteniéndose en la determinación de los volúmenes que por ellas resultaban, como las diferentes secciones que se podían dar en la esfera. A continuación recorrió las doctrinas trigonométricas, explicó lo que se entendía por arquitectura o arte de la construcción en teoría y práctica, los estudios necesarios para ser arquitecto y los requisitos de la buena edificación (solidez, comodidad y belleza). Después se centró en la cimentación de su obra; la elección de la cantería; las jambas y dienteles en su unión con las fábricas de ladrillo; las bóvedas y sus diferentes especies. Por último, los cortes canteriles que ofrecía el estudio de las obras de Herrera, por cuyo motivo explicó los arcos y las bóvedas del Real Monasterio de El Escorial que más le habían llamado la atención.
Satisfechos los examinadores con las obras practicadas como con las explicaciones y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron hábil para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 31 de octubre de 1841, a los 25 años de edad.
Con motivo de cubrir la plaza vacante de fontanero mayor, arquitecto y director de las obras de Segovia, remitió a la Academia el 8 de noviembre de 1854 una instancia haciéndola partícipe de ser arquitecto por esa corporación, director de caminos vecinales y residente en Segovia, además de un avance de su trayectoria profesional tanto en la Corte como en otros puntos de la geografía donde había sido llamado. Estos mismos pasos fueron dados por otros pretendientes como Miguel Arévalo, Ángel Cosín y Martín, Francisco Verea y Romero, Vicente Miranda y Bayón, Bernardo Blanco y Nicolalde, Juan Nepomuceno de Ávila, Ildefonso Vázquez de Zúñiga, Mariano Gaibar Durán y Severiano Cecilia, todos ellos arquitectos y poseedores del título de director de caminos vecinales.
El 5 de noviembre de 1854 Juan Nepomuceno de Ávila envió su correspondiente instancia a la Academia exponiendo ser residente en la calle de Pizarro nº 9 (Madrid) y haber sido arquitecto de la Dirección de Obras Civiles en la provincia de Ávila. A esta instancia le siguió la de Vicente Miranda y Bayón, fechada el 10 de noviembre, donde el interesado manifestaba ser arquitecto del Gobierno Político de la Provincia de Madrid. A ésta la de Ángel Cosín y Martín remitida el día 11, la de Bernardo Blanco y Nicolalde el 12 y Francisco Verea y Romero el 20, quien indicaba estar sirviendo desde hace 4 años como celador facultativo de Segovia en las cuestiones relativas al camino de hierro que pasaba por la capital. A todas estas instancias cabría añadir la de Mariano Gaibar Durán, fechada el 22 de noviembre, interesado que indicaba haber sido nombrado examinador de agrimensores de Madrid y Provincia, haber llevado a cabo, entre otros trabajos facultativos, la ejecución del acueducto de la ciudad de Cuenca y la dirección de difíciles e importantes restauraciones. El 25 del mismo mes lo hizo Severiano Cecilia y el 28 Miguel Arévalo, arquitecto que comunicaba haber prestado el 13 de mayo de 1852 sus servicios facultativos de manera gratuita a esa corporación municipal y el haber recaído en su persona la elección de arquitecto de la misma por notable mayoría.
No obstante, faltaba aún la instancia de Ildefonso Vázquez de Zúñiga, que el 30 de noviembre exponía sus méritos de forma más desarrollada que el resto de los pretendientes. Comenzaba exponiendo sus estudios de Latinidad en 1823 bajo la dirección del catedrático del Colegio Imperial de San Isidro El Real de Madrid y posteriormente los de Filosofía en el mismo centro. Continuaba su exposición señalando la aprobación de los dos cursos de Matemáticas como alumno en la Academia de San Fernando y su ingreso en la Escuela de Arquitectura del Real Palacio de la Corte a cargo del arquitecto mayor de S.M., Isidro Velázquez, con quien había estudiado la especulativa de la ciencia y la práctica del arte. A continuación reseñaba su servicio, por espacio de cuatro años, en una de las plazas de delineante en la obra del Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos y en 1834 en la del Palacio de los Procuradores a Cortes de la Nación, habiendo ejercicio después y libremente la profesión hasta que mereció ser ayudante de uno de los arquitectos del Ayuntamiento de Madrid, en cuyo lugar desempeñó varios cargos hidráulicos para el ramo del arbolado y fontanería, otros en la obra del Monumento del Dos de Mayo de 1808 y algunos de decoración para festejos públicos con motivo de la triunfal entrada en 1840 del Señor duque de la Victoria, que le llevaron a ejecutar varios trabajos de invención y composición para el Palacio de Vista Alegre. Asimismo, indicaba haber sido nombrado en 1840 arquitecto eventual de la Excma. Junta Superior de Conventos Suprimidos de la Nación, el 11 de noviembre de ese mismo año director de la clase de Diseño en la Academia de San Fernando por llamamiento y oposición y el 1 de noviembre de 1841 catedrático de Matemáticas en las clases fundamentales en el Instituto Provincial de 2ª Enseñanza, al tiempo que desempeñaba el cargo de arquitecto de Beneficencia. Igualmente, que por orden del Gobierno del 20 de mayo de 1843 fue de la Junta Clasificadora de objetos de las parroquias suprimidas, por la del 22 de abril de 1844 de la Junta de Monumentos Artísticos de la Provincia y por otras, examinador de agrimensores y directores de caminos vecinales. Además, por la Real Orden del 12 de diciembre de 1849 fue nombrado para la Comisión Provincial de Pesos y Medidas y por la Ley de Caminos Vecinales director de los mismos caminos. Para finalizar indicó que, a propuesta de la Junta del Colegio de Artillería, fue honrado por la dirección general del arma con el título de arquitecto del expresado colegio y que actualmente desempeñaba por el Real Instituto la enseñanza de Delineación y adorno.
El Ayuntamiento de Segovia envió a la Academia de San Fernando una comunicación a fin de que propusiese una terna de profesores entre los diez citados, cuyas solicitudes adjuntaba y respondían a los aspirantes a la plaza de maestro mayor y fontanero de esa ciudad. Pero la Sección de Arquitectura reunida el 5 de diciembre de 1854 contestó a la corporación municipal que tenía acordado no hacer ninguna terna para evitar los problemas que, en más de una ocasión, había recibido por ello, «viendo elegir al sujeto que ocupaba el último lugar y ese después de practicados ejercicios de oposición rigurosamente calificados, y que por tanto hallandose dispuesto á recundar siempre los buenos deseos de aquel Ayuntamiento la encontrará siempre dispuesta, si en ella deposita su completa confianza, á formular un programa juzgar los ejercicios de un concurso; y elegir al mas digno; ó bien á escoger entre los aspirantes el que resulte mas idóneo y experimentado, si aquella corporación pretendiere este modo, con tal que en uno y otro caso se le remitan las hojas de studios ó servicios y demas antecedentes que sin duda habran acompañado los aspirantes á sus solicitudes; advirtiendo que la Academia preferiria por mas imparcial y seguro el primer método».
El Ayuntamiento de Segovia dirigió enseguida dos comunicaciones a la corporación madrileña, una fechada el 28 de diciembre de 1854 y otra el 5 de enero de 1855. En la primera daba las gracias por la cooperación ofrecida y le comunicaba que había optado por el medio de la oposición, mientras que en la segunda manifestaba haber acordado suspender de momento la provisión de la vacante. Ambas comunicaciones fueron leídas por la Sección de Arquitectura el 16 de enero, quedando enterada la Academia de ellas en la Junta General del 11 de febrero de 1855.
Dos años más tarde remitió el proyecto de una iglesia y en 1858 el director general de Establecimientos Penales envió a informe de la Academia el presupuesto y los planos de la reforma de la cárcel de Talavera de la Reina (Toledo) que había realizado, los cuales fueron aprobados por la Sección de Arquitectura el 10 de abril de 1858 y por la Academia el 9 de mayo de ese mismo año.
El 13 de enero de 1866 llegó a la corporación académica el expediente relativo a la construcción de un nuevo cementerio para la ciudad de Toledo, en el lugar denominado de los Palomarejos, próximo a la ermita de San Roque y no lejos de la carretera general de Madrid a Toledo. El proyecto formado para este objeto era obra del arquitecto municipal Luis Antonio Fenech y contenía 5 planos (el plano del terreno, la planta general, la fachada principal, la sección transversal y el diseño de la capilla), la memoria descriptiva, las condiciones facultativas y el presupuesto de la obra que se elevaba en 1.292.623, 31. La Junta de la Sección de Arquitectura celebrada el 21 de febrero de ese mismo año estudió el expediente con mucho detenimiento y lo reprobó poniendo de relieve tres cuestiones importantes: 1) El sitio en donde debía ubicarse; 2) El propio proyecto y 3) Los medios para obtener los fondos necesarios y costear la obra. Respecto al emplazamiento propuesto, la Academia recomendó que por salubridad pública se alejase algo de la citada carretera. En cuanto al proyecto en sí, se vio poco estudiado y ambiguo, aunque su distribución aceptable, no obstante, se creyó conveniente colocar la capilla a mayor distancia de la puerta de entrada, que fuesen dos por lo menos las salas de depósitos, etc. Por último, respecto a los medios para costear los fondos de la obra, la Academia contestó que de esa cuestión no se ocupaba, sino que era la Administración la que debía hacerlo. Ante lo expuesto, la Sección de Arquitectura devolvió el expediente, no sin antes aconsejar a los interesados que estudiasen con mayor detenimiento el proyecto dada su importancia. En este mismo año de 1866 sería nombrado académico correspondiente.
Arquitectura. Arcos, escuelas, exposiciones, fábricas de tabacos, alcantarillas, aduanas, circos, teatros, cementerios, colegios, casinos, siglo XIX (1863-1885). Sig. 2-42-4; Arquitectura. Cárceles, 1853-1861. Sig. 2-30-3; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1842. Sig. 2-11-4; Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1825-1876. Sig. 2-23-3; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 239; Sección de Arquitectura. Informes. Fenech, Luis Antonio. Proyecto de una iglesia, 1857. Sig.3-411; Secretario general. Académicos correspondientes, 1851-1900. Sig. 1-53-8; Secretario general. Académicos correspondientes (España y extranjero), 1866-1880. Sig. 1-53-2.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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