Hijo de Benito Antonio Fernández y Joaquina Ayarragaray, nació en Hernani (Guipúzcoa) el 17 de agosto de 1821 y murió en Sevilla el 26 de marzo de 1900. Se trasladó a Madrid a cargo de Bartolomé González, con quien residió en la capital en la calle de Santiago, nº 11, cuarto entresuelo.
Comenzó la carrera de arquitectura en 1842 bajo la dirección del profesor de matemáticas Juan Bautista Peyronnet, pasando en 1843 a matricularse como alumno en la Academia de San Fernando. Desde esta fecha hasta 1845 cursó las siguientes materias: Matemáticas elementales y Física; Dibujo de figura y adorno; Química, Geografía y Mineralogía; Cálculo diferencial e integral; Mecánica racional y aplicada; Geometría descriptiva y sus aplicaciones a las sombras y perspectiva; Corte de piedras y maderas; Construcción civil e hidráulica; los tipos de arquitectura, la copia de edificios y los principios de invención.
El 24 de septiembre de 1845 solicitó de la Academia de San Fernando su ingreso al 4º año de carrera en la recién creada Escuela Especial de Arquitectura, dado que tenía los estudios preeliminares exigidos. Para este fin presentó la fe de bautismo y las certificaciones de todos sus estudios, siendo matriculado en el centro el 13 de noviembre de 1845.
A finales de la década de los años cuarenta del siglo XIX, S.M. aprobó la iniciativa de algunos profesores de la Escuela Especial de Arquitectura para que el profesor Antonio Zabaleta pasase a Toledo con algunos discípulos, a fin de proporcionar buenos dibujos y modelos para la enseñanza. Esto se debía a que la Escuela carecía de dibujos y modelos en yeso para que los alumnos pudieran hacer los estudios necesarios. Los estudiantes debían costearse el viaje e ir acompañados de un profesor a fin de practicar las mediciones de detalles, conjuntos de edificios y el vaciado de los monumentos que se encontraban en esa población.
Zabaleta salió rumbo a Toledo el 24 de abril de 1849 con 30 alumnos, que trabajaron entre 12 y 14 horas diarias, permaneciendo en la ciudad hasta el 14 de mayo. De los treinta discípulos, 7 se hallaban en el año de práctica, lo que significaba que tenían todos los estudios concluidos. Entre ellos se encontraban Joaquín Fernández, Severiano Sainz de la Lastra, Pantaleón Iradier, Manuel Heredia, Santiago Angulo, Mariano López y Luis Pérez. Por otro lado, 8 se encontraban en el 3º año de carrera (Felipe Peró, Domingo Inza, José Mariano Mellado, Máximo Robles, Rafael Mitjana, Antonio Cortázar, Antonio Iturralde, y Francisco Verea y Romero); 13 cursaban el 2º año de carrera (Antonio Ruiz de Salces, Cristóbal Lecumberri, Juan Lozano, Fernando Ortiz, Cirilo Ulivarri, Juan Germán, Alejo Gómez, Juan Nepomuceno de Ávila, Juan Jarelo, José Asensio y Berdiguer, Demetrio de los Ríos, Manuel Villa y Valle y Francisco Villar), mientras que 2 cursaba el 1º año (Aureliano Varona y Francisco de Cubas).
Los trabajos realizados fueron expuestos en una exposición pública organizada en Toledo, antes de que los autores regresasen a Madrid. Entre las obras figuraban detalles y fragmentos de la Casa de Mesa; de los azulejos y bóvedas de la Capilla de San Jerónimo en la Concepción Franciscana; los azulejos de la Casa de Misericordia en San Pedro Mártir; la planta, el corte longitudinal, los detalles de los arcos y los capiteles de Santa María la Blanca, como de San Juan de los Reyes. Asimismo, vaciados de varios sepulcros de la catedral, pilastras, arcos, arquivóltas, fajas y frisos de la misma catedral.
La expedición fue todo un éxito y en vista de los buenos resultados obtenidos, la Junta de Profesores comunicó a la Academia lo útil que era el estudio de los monumentos y que consiguiese del Gobierno varias pensiones anuales para un cierto número de alumnos a fin de comisionarles para este objeto.
A su vuelta, Joaquín Fernández solicitó el 2 de septiembre de 1849 día y hora para presentar el proyecto fin de carrera porque había finalizado todos los estudios teóricos y prácticos prevenidos en el reglamento, estudios que acreditaba a través de dos certificaciones libradas por el secretario perpetuo de la Academia Marcial Antonio López. A través de la primera certificación, tenemos constancia que: «Joaquín Fernandez [...] como alumno de la escuela especial de Arquitectura en el año cuarto, despues de haber sido examinado y aprobado del primero, segundo y tercero de la misma carrera, asistió al curso de 1845 á 1846 en el que fue aprobado: que lo fué asimismo en el curso de 1846 á 1847 mereciendo la nota de Bueno en las materias que comprendia el quinto, y que no habiendo obtenido igual aprobacion en el dibujo hubo de repetir el ultimo estudio en el año 1847 mereciendo la aprobación», mientras que gracias a la a segunda certificación, que se había « [...] matriculado en el curso Academico de 1848 á 1849 para estudiar el 6º año de practica de la escuela especial de Arquitectura, le ha ganado y probado con arreglo al reglamento aprobado por S.M. en 17 de Mayo de 1848; quedando pendientes los ejercicios finales [...]».
Fue examinado en la clase de arquitecto en la Junta de los Sres. Profesores de la Escuela Especial de Arquitectura de la Real Academia de San Fernando el 3 de enero de 1850, a las 10 de la mañana, junta a la que asistieron como vocales los profesores Narciso Pascual y Colomer (director), Aníbal Álvarez, Antonio Zabaleta, Juan Bautista Peyronnet, Manuel María de Azofra, Francisco Enríquez y Mariano Calvo (secretario). Todos ellos censuraron los diseños de la prueba práctica consistente en el proyecto de una Escuela de agricultura (del A-378 al A-382), con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, calculado por el pretendiente en 8. 362,028 reales.
El presidente de la junta abrió el pliego que contenía el croquis que había hecho el interesado el día 25 de octubre de 1849, a fin de cotejarlo con la obra que había ejecutado durante los dos últimos meses. Enseguida, Juan Bautista Peyronnet leyó la memoria descriptiva y el presupuesto del coste de la obra, siendo aprobados tanto los trabajos como la memoria. A continuación, se ordenó al interesado entrar a la sala para sufrir el examen teórico, a quien tras hacerle varias observaciones sobre su obra de prueba se le mandó retirar para poder proceder a la votación secreta. Obtuvo 7 bolas en blanco, por consiguiente, le fue concedido el título de arquitecto en la Junta General del 20 de enero de 1850, a los 29 años de edad, al igual que a Pantaleón Iradier, Mariano López, Manuel Heredia, Severiano Sainz de Lastra, Santiago Angulo y José Segundo de Lema.
Pronto le veremos en Sevilla ocupando una de las cátedras de la Escuela de Bellas Artes y ejerciendo la profesión en la ciudad y sus alrededores, sobre todo en obras privadas para diferentes familias de renombre (los Portella, los duques de Montpensier, los condes de París o los marqueses de Esquivel), como en la dirección de las obras de restauración de la catedral sevillana. No obstante, es importante señalar otra de sus obras más destacadas, la Casa consistorial de Hernani, levantada en 1886 a raíz de su destrucción durante la Segunda Guerra Carlista.
Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1848-1851. Sig. 2-14-2; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 2.; Secretario general. Alumnos. Expedientes de alumnos de la primera promoción para su examen fin de carrera, 1849. Sig. 5-68-3, nº 2; Secretario general. Enseñanza. Expediciones artísticas de los discípulos de la Escuela Especial de Arquitectura a: Toledo (1849), Salamanca (1853), Guadalajara (1854) y Granada (1856), 1849-1856. Sig. 1-32-5; Secretario general. Solicitudes de ingreso, 1845. Sig. 5-67-3, nº 17.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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