Hijo de Rodrigo Fernández de los Ronderos e Isabel Crespo, nació en Salamanca el 6 de octubre de 1822 siendo bautizado al día siguiente en la iglesia parroquial de San Boal y murió en Madrid en 1895. Fue examinado y aprobado el 18 de noviembre de 1836, a los 14 años de edad «para oir ciencia en esta Real Universidad. Salamanca». En este mismo centro cursó el 1º curso de Filosofía entre 1836 y 1837 y entre 1838 y 1839 el 3º curso de Filosofía y Matemáticas sublimes a cargo de Gregorio Santamaría Pérez, consiliario de número y secretario de la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy.
En 1840 se trasladó a Madrid, residiendo en la calle Cava de San Miguel nº 15, cuarto 2º derecha, a fin de matricularse como alumno en la Academia de San Fernando. Se matriculó en la sala de Arquitectura el 5 de noviembre de ese mismo año con el nº 40 y el 19 de octubre de 1841 con el nº 26. Por espacio de tres años fue alumno particular del arquitecto Luis Antonio Fenech, con quien estudió la teoría y práctica de la profesión. Este maestro describió a su pupilo con las siguientes palabras: «Por su inteligencia le he confiado en muchas ocasiones el visado de las obras que he tenido á mi cargo, asi como algunos trabajos interesantes de la profesion que ha desempeñado con toda exactitud y perfecta inteligencia á satisfacción mia, manifestando cierto tacto de buen gusto en la composición de la Arquitectura Greco Romana, tanto en las formas generales como en detalles; en todos sus proyectos ha demostrado tener buen gusto para la bella Arquitectura que pende mas del tacto sentimental del artista que de las reglas del Arte. En la parte practica ha desempeñado conmigo todo lo que durante su permanencia á mi lado en los tres años se ha ofrecido asi en levantamiento de planos como en replanteos, y diferentes veces ha desempeñado por si solo algunas operaciones en las que ha dado pruebas de sus conocimientos en esta parte». Por otro lado, se aplicó en Mineralogía entre 1843 y 1844, asistiendo con puntualidad y aprovechamiento a esta cátedra en el Museo Nacional de Ciencias Naturales bajo la dirección del profesor Donato García.
Tras siete años dedicado al estudio de la arquitectura, solicitó de la Academia el 5 de noviembre de 1845 la dispensa del tiempo que le faltaba para poder examinarse en la clase de arquitecto, ya que todavía no había cumplido los 25 años, edad exigida por el Reglamento. Esta instancia fue elevada a S.M. la Reina, quien accedió a dicha solicitud, no sin antes comunicarle que en caso de que aprobase los exámenes no podría ejercer la profesión hasta tener cumplida la edad estipulada. Para este fin presentó como prueba de pensado el proyecto de un Museo y academia de historia natural (del A-68 al A-71), con el informe facultativo y el avance del coste de la obra, la partida de bautismo, la certificación de los dos cursos de Matemáticas aprobados, la de otros estudios realizados en Salamanca y Madrid, la certificación de práctica librada por su maestro particular Luis Antonio Fenech y la justificación de su conducta moral y política. Pero la Junta de la Comisión de Arquitectura reunida la mañana del 19 de diciembre de 1845 no pudo emitir un informe favorable a su admisión porque en la votación secreta obtuvo la minoría de los sufragios (2 a favor y 5 en contra).
El 12 de septiembre de 1846 volvió a solicitar su admisión a los ejercicios para la misma clase, presentando en esta ocasión como prueba de pensado otro proyecto de Museo y academia de ciencias de historia natural (del A-72 al A-74), con su correspondiente memoria facultativa, el avance detallado del calculo de la obra y los documentos presentados el año anterior.
La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada la noche del viernes 18 de septiembre de 1846 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento por la mayoría de los sufragios (12 contra 1). Fue admitido en la Junta General del 9 de octubre, fecha en la que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 36, 39 y 42 nuevos, que respondieron respectivamente: «Sacristía para una Catedral adornada de orden Jonico, en la que se ha de disponer Oratorio Secreto y demas piezas á su comodo uso y custodia de las Alhajas. Planta y corte», «En el Lienzo de una plaza disponer un Peso Real con todos sus agregados de balanzas. Planta, fachada y corte» y «Una magnifica casa de Café y Fonda con habitaciones para los huéspedes. Se demostrará en planta, fachada y una sección». De los tres asuntos escogió el nº 42, es decir, una Casa de café fonda (A-2186), elección que comunicó a la corporación el 24 de octubre.
La Junta de Examen tuvo lugar el 8 de diciembre de 1846, asistiendo a ella como vocales Juan Miguel de Inclán, Antonio Conde y González, Atilano Sanz, Aníbal Álvarez y Eugenio de la Cámara, este último en calidad de secretario. Cotejada la obra de pensado con el ejercicio de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Fernández de los Ronderos principió este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores sobre el objeto de la geometría en general y sus divisiones; la ecuación de la elipse y los modos de trazarla hallando los ejes; el objeto de un museo científico, los métodos para disponer el corte de un edificio y hacer las armaduras de un tejado; el objeto de las cornisas y sus proporciones respecto las alturas de los tres órdenes.
Satisfechos los examinadores con las obras presentadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron hábil para ostentar el título de arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta General del 13 de diciembre de 1846, a los 24 años de edad.
En 1852 se ocupó del proyecto de la cárcel de partido para el pueblo de San Martín de Valdeiglesias (Madrid), aprobado por la Sección de Arquitectura el 14 de septiembre y por la Academia el 19 del mismo mes, así como de la dirección de la Fuente de los Peces en Móstoles (Madrid).
Siete años más tarde y en calidad de arquitecto de la Diputación Provincial de Madrid recibió el encargo de la Junta de Beneficencia de redactar el proyecto que permitiera segregar el ala del Niño Perdido en el Hospital General a fin de prolongar la calle de Santa Isabel hasta la Ronda de Atocha. El 28 de diciembre de 1860 presentó el proyecto para dicha prolongación, representando la segregación del ala mencionada, la propuesta de sus fachadas, el derribo del viejo hospital y la división de los solares edificables. También un plano del estado en que se encontraba la fachada norte del edificio, el patio grande, su propuesta para el alzado, el rebaje del nivel de la calle, el recalce de los cimientos, el cierre general de la parte de la fachada norte y otras reformas necesarias. Durante los años siguientes se efectuaron las diferentes fases de la obra, cambiando el nombre del hospital por el de Hospital Provincial de Madrid en 1870.
Al mismo tiempo ejecutó en 1860 uno de los primeros proyectos de la cárcel que debía sustituir a la primera prisión de hombres madrileña denominada Cárcel del Saladero. Proyectó la obra en la calle de Alberto Aguilera y aunque no llegó a levantarse sirvió de modelo a la que posteriormente sería edificada en Moncloa sobre los terrenos actualmente ocupados por el Cuartel General del Ejército del Aire.
Su nombre volvió a reseñarse en las juntas académicas el 26 de agosto de 1869 con motivo de la remisión a la Academia del expediente de las obras ejecutadas por Ramón Menéndez en la parte del edificio de la Fábrica de Tabacos de Madrid, que se había destruido a consecuencia de un incendio acaecido el 5 de diciembre de 1864. En vista de la poca uniformidad observada en los informes emitidos por el arquitecto director de las obras Francisco Jareño y el encargado de su recepción Joaquín Mª Vega, la Dirección General de Rentas solicitó de la corporación académica el nombramiento de tres arquitectos que, con los planos, los presupuestos, la memoria y el pliego de condiciones facultativas y económicas junto con las copias de los informes del inspector facultativo de las Salinas de la Nación, Manso Serret, reconocieran el estado de las obras ejecutadas a fin de compararlas con las que debían haberse ejecutado.
A dicho reconocimiento debían asistir el director de las obras, Francisco Jareño, el inspector Serret, el arquitecto Vega y el contratista de las mismas Ramón Menéndez. Debido a que por entonces la Academia se encontraba de vacaciones se tuvo que convocar de manera extraordinaria a la Sección de Arquitectura el 28 de agosto de 1869, de la que salieron elegidos los arquitectos Juan José Sánchez Pescador, Bruno Fernández de los Ronderos y José Ortiz y Sánchez. En la Sesión Ordinaria celebrada la noche del 14 de marzo de 1870, la Academia acordó que la manera de inspeccionar las obras a las que quedaba obligado Ramón Menéndez correspondía ejercitarlas al primero y más antiguo de los tres arquitectos que formaban parte de la comisión facultativa, es decir, a Juan José Sánchez Pescador, quien podría ser reemplazado según el orden de antigüedad por Bruno Fernández de los Ronderos o José Mª Ortiz en caso de no poder encargarse de este trabajo.
Las obras de la Fábrica de Tabacos continuaron su curso en años posteriores, incluso fue tema de estudio por la Academia en enero de 1874. En este momento se remitió el proyecto de reparación de los pisos y la instalación de las aguas en el edificio, los presupuestos de las obras, el pliego de condiciones facultativas y económicas, así como el cuadro de precios formado por el ingeniero Manso Serret, quien solicitó al mismo tiempo los honorarios que le correspondían por los trabajos en esta obra, punto sobre el que la corporación académica le contestó que ignoraba la tarifa a la que estaban sujetos los ingenieros industriales.
Debido al fallecimiento de Juan Bautista Peyronnet, el secretario de la Sección de Arquitectura presentó a la Academia el 9 de marzo de 1875 la única propuesta que se había formulado para cubrir la vacante de este académico en la clase de artista. En esta propuesta aparecía el nombre de Bruno Fernández de los Ronderos, pero no debió de conseguir dicha titulación por cuanto que le veremos propuesto nuevamente para la clase de académico de número el 21 de diciembre de 1877 por los académicos Eugenio de la Cámara, Francisco Jareño y Francisco de Cubas, conforme al director accidental Sabino de Medina. Fue propuesto por su extenso currículum, es decir, ostentar la plaza de arquitecto provincial de la Diputación, ser el autor de multitud de proyectos y obras de importancia, su reputación como hombre de administración y haber sido individuo de la Junta de Obras del Palacio de Justicia y de las Bibliotecas y Museos Nacionales. La propuesta fue vista en la Sesión Ordinaria del 31 de diciembre, fecha en la que se acordó que pasara a la Sección de Arquitectura para los efectos del artículo 81 del Reglamento. No obstante, existía otra candidatura firmada el 28 de diciembre por los académicos Antonio Ruiz de Salces, Simeón Ávalos y Francisco Asenjo Barbieri, estando conformada también por el director accidental Sabino de Medina, a favor de José Segundo de Lema, arquitecto mayor del Real Patrimonio, distinguido artista y autor de varias y muy notables obras dentro y fuera de Madrid.
Una vez señalado el día 29 de diciembre como fecha límite para la admisión de los candidatos, la Sección de Arquitectura celebrada el 5 de enero de 1878 examinó las dos únicas propuestas. Manifestó que tanto Fernández de los Ronderos como José Segundo de Lema eran dignos de la distinción para la que habían sido propuestos, pero que ante la obligación de tener que elegir a uno de los dos, otorgaba finalmente el primer lugar a Fernández de los Ronderos y el segundo a José Segundo de Lema.
Entre sus obras más conocidas destacan dos edificios madrileños: el Teatro Joy Eslava ubicado en la calle Arenal, encargo del empresario Bonifacio Eslava (1870-1871), y El Juncarejo en Valdemoro (1885), cuyo origen era una finca de recreo de la familia Aguado Correa convertida en una manufactura textil, que en 1855 había sido adquirida por La Guardia Civil para albergar el Colegio de Guardias Jóvenes, anteriormente ubicado en Pinto (Madrid).
Fernández de los Ronderos murió diez años más tarde, fallecimiento que se dio a conocer en la Junta General celebrada por la Sociedad Central de Arquitectos el 25 de octubre de 1895.
Arquitectura. Arcos, escuelas, exposiciones, fábricas de tabacos, alcantarillas, aduanas, circos, teatros, cementerios, colegios, casinos. Siglo XIX (1863- 1885). Sig. 2-42-4; Arquitectura. Cárceles, 1842-1853. Sig. 2-30-2; Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Comisión de Arquitectura. Maestros Arquitectos, 1846. Sig. 2-13-6; Libro de actas de juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 1848-1854. Sig. 3-91; Libro de actas de la Sección de Arquitectura, 1846-1852. Sig. 3-144; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1815-1900. Sig. 3-154, nº 338; Secretario general. Académicos por la Sección de Arquitectura, siglo XIX. Sig. 1-53-5.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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