Nació en Arriola de Aramayona (Álava) en 1796 y murió hacia 1878. Sus primeros pasos se centraron en el arte de la carpintería, llegando a ejercer la profesión como oficial, pero en 1818 se traslado a Madrid a fin de matricularse como alumno en la Academia de San Fernando. Entre 1819 y 1820 cursó los estudios reglamentarios de matemáticas y los de arquitectura hasta 1824 bajo la dirección del director Juan Antonio Cuervo, al tiempo que desarrollaba la práctica constructiva asistiendo al estudio particular del arquitecto Pedro de Zengotita Vengoa.
Con la idea de obtener el título de maestro de obras y volver a su tierra natal, solicitó de la Academia el 14 de mayo de 1824 su admisión a los ejercicios correspondientes a esta clase. Para este objeto presentó la solicitud, la certificación de práctica suscrita por Pedro Zengotita y como prueba de pensado el proyecto de Una casa fonda destinada a una gran ciudad (del A-2070 al A-2072), con su informe facultativo y el avance del coste de la obra calculada en 3.700.661 reales de vellón.
La Comisión de Arquitectura celebrada el 31 de mayo de 1826 examinó los planos y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 6 de junio, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 7, 26 y 33, los cuales respondieron respectivamente: «Una escuela de primeras letras y cátedra de latinidad, para una población de 500 vecinos», «Una casa pª Escuela de primera educación en una Villa de 5 D Vecinos, Planta Fachada y Corte» (nº 26) y «Disponer un Molino Arinero en una Ribera donde vayan las aguas dirigidas à el, con las oficinas necesarias». De los tres asuntos escogió el primero, es decir, Una escuela de primeras letras y cátedra de latinidad, para una población de 500 vecinos (A-692).
La Junta Extraordinaria celebrada el 10 de junio de 1824 para examinarle en la clase de maestro de obras reunió como vocales a Juan Antonio Cuervo, Juan Miguel de Inclán, Custodio Moreno, Antonio de Varas y Julián de Barcenilla. Cotejada la obra de pensado con el ejercicio de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Tras exponer los profesores algunos reparos a las obras de pensado y de repente, le formularon al interesado algunas preguntas sobre la teoría y la práctica de la arquitectura, como otras relativas a la geometría y aritmética.
Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron hábil para ostentar el título de maestro de obras, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 4 de julio de 1824, a los 28 años de edad.
Al carecer de medios económicos para ascender en la clase de arquitecto regresó a su tierra natal, donde ejecutó tanto obras públicas como particulares. Gracias a una carta enviada por Pedro Verde a la Academia en agosto de 1825, sabemos que Garayzabal había formado por entonces el reconocimiento de una presa que cruzaba el río Ebro y unas máquinas en los molinos que se encontraban al margen del mismo. La carta escrita por este vecino de Logroño tenía como fin verificar si Garayzabal tenía el título de maestro arquitecto aprobado por la Academia porque era dueño de un molino harinero y existía un pleito en el tribunal de esa ciudad sobre los derechos entre los molinos que se encontraban al margen del mencionado río, del cual se había enterado a través de un recurso de apelación a la Real Cancillería de Valladolid. La Academia vio la solicitud en la Junta Ordinaria del 14 de agosto, momento en que comunicó al interesado que Garayzabal no era maestro arquitecto sino maestro de obras desde el 4 de julio de 1824.
Más tarde, se quejó al Ayuntamiento de Vitoria por valerse de un práctico sin aprobación alguna para dirigir la nueva alhóndiga de la ciudad, cuando para este tipo de edificios era necesaria la posesión de un título superior. Enterada la Academia del lo sucedido dio su parecer sobre este asunto con las siguientes palabras: «[…] el magnanimo corazon del Rey Nº Sr se esmera en expender cuantiosas sumas para la propagacion y adelantamientos de este ermoso plantel de las nobles artes, vea por otra parte, que un Padre consumiendo tambien crecidos caudales en dirigir á su hijo en la novilisima carrera de la Arquitectura, al fin de 12 ó 14 años cuando yá se encuentra instruido y autorizado para comenzar á lograr el fruto de sus tareas, se vea en la necesidad de mendigar su sustento por el pernicioso abuso en la introduccion de aquellos practicos, que con su artificio y destreza hacen creer á los incautos é ignorantes en esta materia ventajas imaginarias que las malas veces viene á redundar en graves perjuicios de las mismas obras, decadencia de la Nacion, descredito de sus Profesores y una malversacion de caudales publicos, por lo que la Comision [...] juzga que acaso seria conveniente por ahora, pedir al rey Nro Sr nueva publicacion de las Rs Cedulas expedidas en 28 de Febrero de 1787 y 2 de Octre de 1814 con insercion tambien del parrº 3º del Estatº 33 de los de esta Rl Acadª, pues con motivo de los trastornos que llevamos pasados en las revoluciones tan continuadas que por desgracia hemos sufrido con la mudanza y alternativa de Ministros en todos los tribunales, no será extraño tengan olvidadas aquellas justas y soberanas determinaciones» (Junta Ordinaria del domingo 16 de octubre de 1825).
Avecindado en la ciudad de Vitoria solicitó de la Academia el 17 de febrero de 1828 su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de una Iglesia colegiata con destino a un obispado (del A-4097 al A-4100), con su informe facultativo, el avance del coste de la obra y la justificación de su conducta moral y política.
La Comisión de Arquitectura reunida el 5 de mayo de 1828 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 11 del mismo mes, momento en el que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 13, 37 y 83, los cuales respondieron respectivamente:«Una casa para la corte con destino á Fonda. Planta, fachada y corte», «Un magnifico Arco triunfal en medio de la Plaza de un gran Palacio colocando en él las Estatuas y grupos de Escultura que representen las virtudes con que debe estar adornado un soberano á quien se erige este heroico monumento, diseñado en planta, fachada y corte» y «Un monumento á la memoria de un Heroe en ciencias ó artes (á eleccion) decorado con los correspondientes trofeos. Planta y fachada». De los tres asuntos eligió el nº 13, es decir, una Casa fonda para la Corte (A-2081), cuya elección comunicó el 13 de mayo.
La Junta de Examen tuvo lugar el 17 de mayo de 1828, asistiendo a ella como vocales Manuel González Montaos, Juan Antonio Cuervo, Juan Miguel de Inclán, Custodio Moreno y Martín Fernández de Navarrete. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Garayzabal principió este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores acerca del modo de consolidar los cimientos, el método para llevar a cabo la obra propuesta, las bóvedas baídas, la diferencia de obligaciones entre el arquitecto y el maestro de obras, así como las ordenanzas municipales en cuanto a las obras y litigios de edificios.
Satisfechos los profesores con el mérito de las obras ejecutadas y las respuestas dadas a las preguntas formuladas le vieron apto para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 29 de junio de 1828, a los 32 años de edad.
A mediados de 1832, tanto Garayzabal como Martín de Saracibar elaboraron cada uno el proyecto de una casa para la Diputación General de Álava, que la Diputación remitió a informe de la Academia para que eligiese de los dos el más conveniente. Una vez examinados por la Comisión de Arquitectura y las Juntas Ordinarias del 18 de junio y 1 de julio de 1832 se eligió el de Saracibar al responder mejor a las necesidades y el gusto del edificio.
A raíz del descubrimiento del dolmen de Aizkomendi en las inmediaciones de Eguílaz (Álava), el diputado general de la provincia, Diego Manuel de Arriola, escribió el 10 de noviembre de 1832 a su tío Martín Fernández Navarrete, por entonces presidente de la Academia de San Fernando, para comunicarle el hallazgo del sepulcro prehistórico con el dibujo del monumento y la descripción del mismo. Posteriormente se efectuaron estudios sobre su ubicación geográfica, orientación, materiales empleados, restos hallados en su interior, etc., y en febrero de 1833 Arriola volvió a remitir a la Academia un informe sobre el cementerio romano de Albéniz, con dos copias de las inscripciones romanas existentes en Eguílaz.
A instancias de la Academia, Diego Clemencín y José de la Canal fueron comisionados en marzo de este mismo año para realizar una evaluación cultural del monumento al tiempo que hicieron referencia a 9 inscripciones romanas ubicadas en Asturias y Tarragona. En octubre también sería comisionado José Antonio de Garayzabal, en esta ocasión para tasar el valor del terreno en donde se encontraba el dolmen, propiedad de Ángel López de Munain, informe que tendría concluido el 20 de febrero de 1834.
Comisión de Arquitectura. Informes, 1821-1828. Sig. 1-30-1; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Comisión de Arquitectura. Maestros Arquitectos, 1828. Sig. 2-4-2; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1789-1845. Sig. 2-23-5; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1822-1826. Sig. 2-16-1; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1825-1876. Sig. 2-23-3; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 61; Libro de registro de maestros de obras aprobados por la Real Academia, 1818-1886. Sig. 3-156, nº 20.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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