Hijo de Bernardo González y Agustina Lombardo nació en Villanueva de Cameros (La Rioja) el 13 de septiembre de 1817, siendo bautizado dos días más tarde en la iglesia parroquial de San Martín. Se trasladó a la Madrid a fin de cursar la carrera de arquitectura como alumno en la Academia de San Fernando. Aprobó el 1º cursó de Matemáticas puras bajo la dirección del profesor Eugenio de la Cámara en el curso que dio comienzo el 20 de febrero de 1836 y concluyó en febrero de 1838, durante el cual se explicaron las siguientes materias: los tratados de Aritmética, Álgebra, Análisis algebraico y Geometría elemental, además de Trigonometría plana, Geometría práctica, Aplicación del álgebra a la geometría, Secciones cónicas, Teoría general de las ecuaciones, Funciones, Series y Cálculo de las diferencias. Con el mismo profesor cursó y aprobó el 2º año de matemáticas, principiado el 3 de noviembre de 1843 y concluido a finales de junio de 1844.

Junto con el arquitecto Francisco García se aplicó en la teoría y práctica de la arquitectura, estudiando y delineando los órdenes, copiando gran variedad de proyectos, inventando y sombreando otros, y haciendo los avances del coste que tendrían cada uno de ellos en caso de ser construidos. Del mismo modo, asistió por espacio de cuatro años a las obras a cargo de su maestro, lo que le permitió conocer la práctica constructiva a través de la realización de mediciones, tasas, nivelaciones, diseños y cuantas operaciones le fueron encargadas.

El 5 de mayo de 1845 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de un Edificio con destino a universidad (del A-658 al A-661) con el informe facultativo y el avance del coste de la obra, la partida de bautismo, la certificación de los dos cursos de Matemáticas aprobados, la certificación de práctica librada por su maestro particular Francisco García y la justificación de su conducta moral y política.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el miércoles 14 de mayo de 1845 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento por 5 votos contra 1. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 25 del mismo mes, fecha en la que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 105, 126 y 12 nuevos, los cuales respondieron respectivamente: «Monumento de Arquitectura que se ha de erigir á la digna memoria de Miguel de Cervantes en la Plaza mayor y de Alcala de Henares. Plantas y alzados», «En el testero de un magnifico Jardin idear una cascada y en sus extremos dos Pabellones adornados de la Arquitectura correspondiente al sitio. Planta, alzado y corte de la cascada» e «Ydear una Casa fonda colocando en el piso bajo las piezas para sus servidumbre y salas de recreo y diversión; y en el principal para hospedar sujetos de distinción, Plantas, fachada y corte geométricos». De los tres asuntos escogió el nº 12, es decir el diseño de una Fonda (A-2183), elección que comunicó a la corporación el 5 de junio.

La Junta de Examen celebrada para examinarle en la clase de maestro arquitecto tuvo lugar la mañana del miércoles 25 de junio de 1845, asistiendo a ella como vocales los profesores Antonio Conde y González, Atilano Sanz, Aníbal Álvarez, Narciso Pascual y Colomer, Eugenio de la Cámara y Juan Miguel de Inclán Valdés, este último en calidad de vocal secretario. Tras cotejar la obra de pensado con la de repente se observó que en esta última no estaba «comprendido el programa y por consiguiente falto en el desarrollo del pensamiento, cuya combinación carece de conveniencia y de las mayores necesidades q^e de suyo exige no pudo declararse por cumplido. Y siendo la comodidad uno de los principales requisitos y conocimientos q^e deven concurrir en el aspirante al titulo de Arquitecto á la par q^e los de delineación y solidez […]», de ahí que se acordase la reprobación del ejercicio por uniformidad de votos. Este dictamen fue aprobado por la Academia en su Junta Ordinaria del 25 de junio, momento en que se comunicó al interesado que no podría volverse a presentar a examen hasta el mes de septiembre.

Haciendo caso omiso de lo que se le había indicado, González Lombardo solicitó asunto para la nueva prueba de repente el 27 de junio, alegando no poder permanecer más tiempo en Madrid por falta de medios para su sustento. La solicitud sería desestimada por cuanto que el 11 de septiembre le veremos solicitando la misma petición, siendo en esta ocasión concedida en la Junta Ordinaria del 14 de septiembre al haberse cumplido los dos meses establecidos y acordados anteriormente por la institución.

En estos momentos le fueron sorteados los nuevos programas de repente, tocándole en suerte los números 127, 31 y 39 nuevos, los cuales respondieron respectivamente: «Ynventar una Glorieta ó edificio que conste de Peristilos de columnas y formas aisladas para colocarle en el Salon del Prado en donde puedan refugiarse los concurrentes al paseo de una lluvia y del sol, debiendo formar medio del proyecto la Fuente del Apolo. Se dibujará en planta, fachada y corte», «Oratorio para ejercicios espirituales con sacristía. Se demostrará en planta, fachada y una sección» y «En el lienzo de una plaza disponer un Peso Real con todos sus agregados de Balanza. Planta, fachada y corte». De los tres asuntos escogió el nº 31, es decir, un Oratorio para ejercicios espirituales con sacristía (A-4346), elección que comunicó a la corporación el 23 de octubre.

La Junta de Examen tuvo lugar el 27 de enero de 1846, asistiendo a ella como vocales los profesores Juan Miguel de Inclán Valdés, Antonio Conde y González, Atilano Sanz, Aníbal Álvarez, Eugenio de la Cámara y Marcial Antonio López, este último en calidad de vocal secretario. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. González Lombardo principió este nuevo ejercicio tratando las curvas y sus diferentes especies, para pasar a realizar la enumeración de las más conocidas y usuales en la arquitectura (la elipse, la parábola, la cicloide y la catenaria, considerándola geométricamente para deducir su teoría). A continuación, explicó el centro de gravedad, las fuerzas paralelas resultantes, los centros de gravedad de la pirámide y el cono, el momento estático y la polea, sus especies y modos que tenían de obrar. También las escaleras más frecuentes y su construcción; los arcos, sus tipos y el modo de ejecutarlos, como las circunstancias que debían tenerse presentes en las escaleras para ser buenas y servir a su objeto.

Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas como con las explicaciones y contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron con mérito para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 22 de marzo de 1846, a los 28 años de edad.

En la década de los años sesenta proyectó varios edificios de viviendas en Madrid, uno de ellos en 1866 para la burguesía incipiente entre las calles Princesa, Rey Francisco y Tudor en el barrio de Argüelles.

Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Comisión de Arquitectura. Maestros Arquitectos, 1846. Sig. 2-13-4; Libro de actas de juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 1839-1848. Sig. 3-90; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 312.

Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM