Nació en Valencia hacia 1801. Durante algunos años trabajó como oficial albañil bajo la dirección de José Ariño en las diferentes obras que este arquitecto tenía confiadas. El 23 de febrero de 1833 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro de obras, presentando como prueba de pensado el proyecto de una Casa para un caballero hacendado para la ciudad de Valencia, de «[…] 270 palmos Valencianos de fachada, 255 de profundidad, y 76. de Altura, dos pisos bajo y pral. con entresuelo y medianillo, habitación separada para el dueño y para la Sª Oratorio, sala de gran sociedad, Jardin, cuadras, cochera, y demas comodidades» (del A-1482 al A-1485) con el informe facultativo y el avance del coste de la obra, además de la certificación de práctica firmada por José Ariño.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 5 de marzo de 1833 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del interesado a resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 10 de marzo, fecha en la que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 8, 32 y 44, los cuales respondieron respectivamente: ¨Una casa de posta con Parador y el servicio correspondiente á ambos fines, diseñada en planta, fachada y corte», «Diseñar una Hermita extramuros de una población con habitación para el Sacristán que cuide de ella. Planta, fachada y corte» y «En planta, alzado y corte y sobre un rectangulo de 50 pies de fachada y 8 de fondo, se demostrará una casa con destino á estafeta ó correo para una villa de dos mil vecinos y habitación para el Administrador». De los tres asuntos escogió el nº 8, es decir, Una casa de postas con parador y el servicio correspondiente a ambos fines (A-2113), elección que comunicó a la corporación el 13 de marzo.

La Junta de Examen tuvo lugar el 23 de marzo de 1833, asistiendo a ella los profesores Juan Antonio Cuervo, Juan Miguel de Inclán, Custodio Moreno, Miguel Fernández de Loredo y Martín Fernández de Navarrete. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Lisandra principió este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los examinadores sobre las operaciones de los números quebrados, las proporciones y la regla de compañía. A continuación, se introdujo en la geometría por lo que trató las líneas, los ángulos y sus medidas, las verticales, los aplomos y el modo de levantar una perpendicular sobre una línea dada. Continuó con los triángulos y sus superficies, el cuadrado y los paralelogramos, los prismas, la medida del circulo, el cilindro, la pirámide, la esfera y su solidez. Después con las armaduras y el modo de formarlas; la manera de replantear un edificio con arreglo al plano de sus nivelaciones; la diferencia de niveles y su uso; la cal y los materiales que debían utilizarse para la fábrica de las paredes, su trabazón y aplomo. Por último, se centró en las bóvedas, de entre ellas particularmente las baídas y las pechinas; el modo de consolidar un terreno para asegurar los cimientos; la resistencia de los arcos y las piedras según su colocación, como en otras tantas cuestiones relativas a la teoría y práctica de la profesión.

Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas y las explicaciones dadas a las preguntas formuladas, le hallaron con mérito para ostentar el título de maestro de obras, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 21 de abril de 1833, a los 32 años de edad.

Fuentes académicas: Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1789-1845. Sig. 2-23-5; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1833. Sig. 2-17-1; Libro de registro de maestros de obras aprobados por la Real Academia, 1818 –1886. Sig. 3-156, nº 92.

Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM