Marrón y Ranero, BalbinoVillaro (Vizcaya), 1812 - Bilbao (Vizcaya), 1867


Hijo de León Marrón y Lorenza Ranero, nació en Villaro (Vizcaya) el 23 de febrero 1812 siendo bautizado ese mismo día en la iglesia parroquial de San Bartolomé y murió en Bilbao (Vizcaya) el 20 de junio de 1867 siendo enterrado en el cementerio de San Fernando de Sevilla. Comenzó sus estudios en el noble arte de la arquitectura en Bilbao junto con Belaunzarán, continuándolos después durante seis años con el arquitecto Salustiano Ardanaz, a cuya muerte pasó bajo la tutela del académico de mérito Mechor Cano. Con todos estos maestros aprendió la teoría y práctica de la profesión asistiendo de continuo a sus obras y a las clases que eran impartían en la Academia de San Fernando.

El 12 de agosto de 1837 solicitó de la Academia su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de un Hospital general para una capital de provincia (del A-2503 al A-2505) con el informe facultativo y el avance del coste de la obra, la fe de bautismo, la certificación de práctica librada por Melchor Cano y la justificación de su conducta moral y política.

Una vez censurada la obra y los documentos aportados, tanto los profesores Marcial Antonio López, Custodio Moreno y Juan Francisco Rodrigo como José Joaquín de Troconiz, Fermín Pilar Díaz e Isidro Velázquez vieron que el pretendiente poseía los conocimientos suficientes para ser admitido al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 13 de agosto de 1837, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 93, 4 y 62, los cuales respondieron respectivamente a  una «Escalera principal de un Palacio con Galeria interior que la rodee y puertas para varios cuartos», «La fachada d un Palacio Real, cuya mayor extension no exceda á mil pies castellanos, ni menos de quinientos, y su elevacion comprenderá piso bajo, principal y un medianino ó entresuelo, todo bajo la cornisa general y particular de la misma. Planta, alzado y corte» y «Un Arca principal de repartimiento de aguas para todas las Fuentes publicas y particulares de una poblacion tan grande como Madrid, adornada con la arquitectura que corresponde, en el supuesto de hacer monumento publico dentro de la poblacion. Planta, alzado y corte». De los tres programas escogió el nº 4, es decir La fachada de un  palacio real (A-1696), elección que comunicó a la corporación el 22 de agosto.

  La Junta de Examen tuvo lugar el 6 de septiembre de 1837, asistiendo a ella Juan Miguel de Inclán, Custodio Moreno, Tiburcio Pérez, Miguel Fernández de Loredo y Marcial Antonio López. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Marrón y Ranero comenzó este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los examinadores acerca de los números y las ecuaciones de diversos grados; las proporciones, las líneas y sus especies; los ángulos, triángulos, cuadriláteros y el modo de hallar las superficies. También sobre las cosas necesarias para construir los edificios desde el principio, los medios para sacar agua de los terrenos y las diversas máquinas existentes para ello. Por último los replanteos, la colocación de las maderas, su resistencia y elección; los requisitos de la buena construcción, los arcos y sus diferencias.

Satisfechos los examinadores con las obras presentadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron con mérito para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 24 de septiembre de 1837, a los 26 años de edad.

En 1838 aspiró a la vez que Juan Arduña a la plaza de maestro mayor de obras públicas de Jerez de la Frontera (Cádiz), cuya dotación era de 2.200 reales anuales. Cada uno de ellos presentó su título respectivo, enviando una copia a la Academia a fin de que la corporación diese su visto bueno. En conformidad con lo prescrito en el artículo 3º de la Cédula de S.M. de 21 de abril de 1828, Marrón y Ranero fue nombrado en marzo de 1838 para cubrir dicha plaza, nombramiento que sería aprobado finalmente por la Academia en la Junta Ordinaria celebrada el 22 de abril.

Ocupó la plaza de maestro mayor de Jerez de la Frontera desde 1838 hasta 1845, año en que se declara vacante la plaza de arquitecto maestro mayor de Sevilla y se publican los anuncios pertinentes en los periódicos. Marrón y Ranero fue nombrado para cubrirla en diciembre de ese año cumpliendo lo dispuesto en la Real Cédula del 21 de abril de 1828, correspondiéndole una asignación de 8.000 reales de vellón según el presupuesto municipal aprobado por el gobierno de S.M. La Academia de San Fernando quedo enterada del asunto en la Junta Ordinaria del 25 de enero de 1846 y a partir de este momento el arquitecto se encargó de supervisar la construcción de los edificios del Estado en toda la provincia como de asesorar a los ayuntamientos y gobernadores en los asuntos de policía urbana y el trazado de planes urbanísticos. Pero antes de su marcha a Sevilla debemos citar algunas de las obras que tenía en su haber: la ordenación de la plaza de la Constitución o del Arenal con las nuevas viviendas, la cárcel de Belén, además de haber sido nombrado socio residente de la Sociedad Económica de Jerez y arquitecto de Beneficencia de Sevilla.

En calidad de arquitecto mayor de Sevilla se ocupó en 1850 de la construcción de un nuevo mercado de abastos en la plaza llamada de la Feria (Sevilla), cuyos diseños habían sido aprobados por la Sección de Arquitectura el 23 de septiembre, no sin antes indicarle algunos cambios que debía introducir: «[...] la cubierta del cuerpo central que tiene 21 pies de latitud la armarse á par-hilera con el atirantado correspondiente, por ser mas económica que la que propone; e igualmente que entre y uno y otro machon de los que sostiene esta deje ventanas apaisadas de 8 pies de latitud con la altura que permita el espacio que hay entre una y otra armadura, para que haya mas ventilación». El dictamen de la Sección de Arquitectura fue aprobado por la Academia en la Junta General del 13 de octubre de ese mismo año.

Asimismo, la Junta General celebrada el 3 de agosto de 1851 le aprobó su proyecto de cementerio para Sevilla, previa aprobación de la Sección de Arquitectura el 25 de julio anterior, mientras que la Junta General del 5 de junio de 1853 el correspondiente a las obras que debían ejecutarse en un hospital para establecer en él la Hospitalidad Militar, además de las que debían realizarse en el hospital titulado de las «cinco llagas» para establecer en él un anfiteatro anatómico.  En estos momentos se mencionan otras obras suscritas por Marrón y Ranero, entre ellas una casa consistorial para la ciudad de Palencia.

Pero antes de acabar el año se ocupó en diseñar los planos para una capilla en el cementerio de Sevilla, los cuales fueron remitidos a informe de la corporación el 28 de diciembre y examinados por la Sección de Arquitectura el 19 de enero de 1854. Respecto a esta obra la sección acordó comunicar a la Academia que «aunque el proyecto en general no esta mal pensado ni ejecutado puede mejorarse mucho con las siguientes correcciones- 1º hacer que las columnas esten igualmente espaciadas ó que por lo menos el intercolumnio del centro no difiera tanto de los demas- 2º Que la gradería se entienda á los dos intercolumnios suprimiendo las gradas de los costados- 3º hacer un rebajo en los costados junto á los ángulos posteriores, á fin de que haya simetría entre estos y los frentes- 4ª Adelgazar su grueso una mitad reduciendo y simplificando su totalidad ó reemplazandola por un simple armazon de hierro ligero y gracioso donde se coloque una ó dos campanas. 8ª Aligerar mucho la cornisa del ático. 9ª Hacer que el pavimento interior esté á igual altura que el del portico ó bien una grada mas alto. 10ª Que la cornisa interior juege con la esterior. 11ª Que las ventanas sean concentricas con los arcos. 12ª Adelgazar algun tanto las paredes que dichos arcos abrazan [...]».

Como podemos apreciar muchos eran los cambios que Marrón y Ranero debía introducir en su proyecto para recibir la aprobación de la corporación, a los que cabría añadir los relativos a la decoración, factible de mejoramiento, las proporciones de los pórticos, los perfiles de las cornisas, los compartimentos de los lacunares, los resaltos y entrepaños, las cartelas u adornos o entre otros, la supresión de la aguja que coronaba la cúpula a fin de reemplazarla por una piña.

A principios de 1854 remitió a la Academia los planos de la fachada de las casas capitulares para la nueva plaza en la ciudad de Sevilla. La Sección de Arquitectura nombró a Antonio Herrera de la Calle para que hiciera el informe correspondiente de la obra, el cual tuvo concluido el 24 de marzo de ese mismo año. Advirtió que el autor había sacado todo el aprovechamiento posible a la nueva distribución interior, así como en lo que respecta a la ornamentación interior y exterior del edificio, hecho que había verificado previamente la Academia de Sevilla cuando hubo censurado el proyecto; no obstante, percibió la falta de proporciones en las partes de la fachada con el todo de ella; no se remitían los detalles de los cornisamentos, los perfiles de sus molduras y vuelos, las formas y dimensiones de los balaustres de los balcones, capiteles, basas de las pilastras y columnas, lo que hubiera sido conveniente, como conveniente también la supresión las dos figuras colocadas en el tímpano del frontón a los lados del reloj. Por todo ello y en vista de que las condiciones facultativas, el presupuesto y el resto del proyecto se encontraba en regla, Herrera no halló inconveniente en dar el visto bueno el proyecto, de ahí que su informe fuese aprobado por la Sección de Arquitectura el 28 de marzo de 1854 y por la Academia el 5 de abril de 1854.

En esta fecha Atilano Sanz finalizó el informe relativo a la fachada del edificio del Museo Provincial y Academia de Bellas Artes de 1ª clase para Sevilla, obra también de Marrón y Ranero. Se percató de que los machoncillos o pilarcitos angulares de la balaustrada cargaban sobre las molduras más endebles de la imposta y que además era necesario hacer desaparecer la monotonía de los frontones de las ventanas del piso principal a fin de sustituirlos con otro adorno más acorde con el edificio. El informe fue aprobado por la Sección de Arquitectura el mismo 28 de marzo de 1854 y por la Academia en la Junta General del 9 de abril.

Dos meses más tarde la Sección de Arquitectura le aprobó el proyecto de cárcel de nueva planta para Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) bajo una serie de condiciones: la supresión de las pilastras de la portada que daban mal efecto sirviendo de pedestales a las figuras, ya que decorando convenientemente las arquivoltas, las enjutas y la clave del arco podrían colocarse  las figuras sobre verdaderos pedestales, cuya altura armonizase con el basamento general, como la supresión de los recuadros de las enjutas de los arcos del patio a fin de proporcionar una mejor decoración en las claves y sobreclaves para decorar el espacio (J. Sección de Arquitectura de 27 de junio de 1854).

En la década de los sesenta le encontraremos trabajando en el proyecto de un mercado a las afueras de la Puerta del Carmen (Sevilla), cuyo proyecto había sido remitido a informe de la Academia por el Ministerio de la Gobernación el 31 de enero de 1866. Constaba de una planta general de situación y una planta baja, única planta que iba a tener el edificio; dos fachadas y una sección; una memoria, el presupuesto y el pliego de condiciones facultativas. La Junta de la Sección de Arquitectura celebrada el 17 de mayo de 1866 lo examinó detenidamente y observó que el autor había estudiado la obra de manera muy superficial y ligera.  Pareció aceptable la disposición general de la planta y que la distribución cumplía con el objeto del edificio, aunque la crujía destinada a los puestos de frutas y verduras era algo mezquina. Por otro lado, los cajones destinados a la carne, legumbres y demás tenían escaso desahogo, el presupuesto estaba poco detallado y no introducía el estado de las cubicaciones, ni cuadros de precios elementales y compuestos o detalle alguno de la construcción y la ornamentación. Respecto a la memoria, se encontró muy sucinta y el pliego de condiciones conciso por todo lo cual la Sección de Arquitectura consideró el proyecto como un anteproyecto, lo que significaba que el arquitecto debía remitir un nuevo expediente con todos los requisitos que preveía la instrucción vigente sobre el modo de redactar los proyectos de obras públicas.

Su nombre volvió a reseñarse en las juntas académicas en noviembre de 1866 con motivo del concurso celebrado para la conclusión de las obras de la catedral de Sevilla. El certamen fue publicado en la gaceta oficial, los boletines oficiales y los periódicos de Sevilla haciendo un llamamiento a los arquitectos españoles para que formasen los planos correspondientes a las dos puertas de este grandioso templo. Para manifestar a los concursantes cuál era la obra que se pedía y la escala a la que debían hacer sus diseños fue enviado a la Academia de San Fernando un cajón sellado con las armas del cabildo de Sevilla conteniendo cuatro diseños suscritos por Oriol Mestres sobre el estado en que se encontraban las dos portadas a fin de que sirvieran de plantilla a los opositores.

Al concurso se presentaron cuatro planos con la memoria y el presupuesto de las dos portadas referidas puestas en cuadernos firmados por el arquitecto de esa provincia Balbino Marrón y Ranero, así como cinco planos, la memoria y el presupuesto de las mismas colocados en un cajón de hojalata presentados por Demetrio de los Ríos. Ambos trabajos fueron examinados por la Junta de la Sección de Arquitectura el 21 de febrero de 1867, momento en que se prefirieron los diseños de Demetrio de los Ríos «por ser de mejor estilo, mas característicos, gusto mas correcto y sobre todo mas armonizados con el Monumento que es el objeto mas preponderante de este asunto», no obstante, se aconsejó al arquitecto que  modificase en ambas portadas las líneas generales de los frontones con el fin de despojarlos de cierta severidad y rigidez que no armonizaba del todo con el resto de su pensamiento.  Por otro lado, como el trabajo de Marrón y Ranero se consideró importante y digno de consideración la Junta acordó premiarle con un accésit para indemnizar de alguna manera el esfuerzo que había realizado.

Pero no podemos dejar de señalar otras obras llevadas a cabo por este arquitecto y urbanista: la reforma del convento desamortizado del Carmen Calzado (Écija) a fin de convertirlo en un colegio; las diversas obras levantadas por encargo de los duques de Montpensier en sus propiedades sevillanas; el asilo de mendicidad de San Fernando, la fábrica de Portilla y Cía, la rehabilitación del teatro de San Fernando, el ensanche de Puerta Triana o la Plaza Nueva de Sevilla. Asimismo, la alineación y ocupación de los barrios del Arenal, la Cestería y la Carretería, la ordenación de los terrenos de las afueras de la puerta de Triana o el establecimiento de las estaciones de ferrocarril con la ordenación y limitación de la calle Torneo y Plaza de Armas. Tampoco podemos obviar otros cargos y honores que le fueron concedidos: arquitecto Provincial e individuo numerario de la Academia de Santa Isabel de Hungría desde 1847 hasta su muerte acaecida en 1867, año en que fue sustituido por el arquitecto Francisco de Paula Álvarez. 


Fuentes académicas:  Arquitectura. Cárceles, 1853-1861. Sig. 2-30-3; Arquitectura. Casas Consistoriales y Cárceles, 1818-1861. Sig. 2-30-5; Arquitectura. Catedrales, siglo XIX. Sig. 2-42-2; Arquitectura. Cementerios, siglos XVIII y XIX. Sig. 2-29-4; Arquitectura. Hospitales y Orfanatos, siglos XVIII y XIX. Sig. 2-29-5; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1852-1857. Sig. 2-33-6; Arquitectura. Mercados de Madrid, siglo XIX. Sig. 2-43-6; Arquitectura. Plazas, mercados y plazas de toros, 1778-1852. Sig. 2-28-6; Comisión de Arquitectura. Informes, 1846-1855. Sig. 1-30-2bis; Comisión de Arquitectura, Informes, siglos XVIII y XIX. Sig. 2-29-6; Comisión de Arquitectura. Maestros de Obras, 1825-1876. Sig. 2-23-3; Comisión de Arquitectura. Maestros Arquitectos, 1836. Sig. 2-4-6; Libro de actas de juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 1848-1854. Sig. 3-91; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 191.

Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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