Hijo de Vicente Martí, nació en Castellón de la Plana (Castellón) hacia 1805. Desde los doce años trabajó al lado de su padre con quien hizo prácticas constructivas en varias obras a él confiadas: una casa para habitación y morada en la calle de la Mealla (Castellón), propiedad de Antonio Colomines lindante con la de la viuda de Blas Martí; otra con el mismo fin en el arrabal del Rosario, propia de José Almela; la fábrica para colar aguardiente propiedad de Vicente Pérez en el mismo arrabal del Rosario y una cisterna en la casa de José Benet con la cabida de cinco mil cántaros. Fue albañil menor y desde 1821 ejerció la profesión bajo la dirección de Bartolomé LLacer, arquitecto aprobado por la Real Academia de San Carlos de Valencia.
El 8 de noviembre de 1829 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro de obras, presentando como ejercicio de pensado el proyecto de Un parador en despoblado (del A-2082 al A-2085) con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, además de las certificaciones de práctica y el testimonio de su conducta moral y política.
La Junta de la Comisión de Arquitectura del 17 de diciembre examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 27 del mismo mes, fecha en la que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 9, 27 y 30, los cuales respondieron respectivamente: «Una casa consistorial para un Pueblo de 250 vecinos, con escuela de primeras letras y habitación para el Maestro, diseñada en plantas, fachada y corte», «Proyectar una casa para Fabrica de Aguardiente y licores, demostrandola en planta, fachada y corte» y «Diseñar una Casa particular entre tres medianerias, de treinta pies de ancho por sesenta y cinco de largo. Planta, fachada y corte». De los tres programas escogió el nº 9, es decir, una Casa ayuntamiento con escuela de primeras letras para un pueblo de 250 vecinos (A-695), elección que comunicó a la corporación el 31 de diciembre de 1829.
La Junta de Examen se celebró la tarde del 17 de enero de 1830, asistiendo a ella como vocales los profesores Antonio López Aguado, Juan Antonio Cuervo, Custodio Moreno y Juan Miguel de Inclán. Cotejada la obra de pensado con el ejercicio de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a realizar el examen teórico. Vicente Martí comenzó este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le formularon los examinadores sobre los cimientos y su construcción; la elección de las losas para fábrica de los muros, los pilastrones y los arcos; el asiento de las correas y las soleras más apropiadas para la colocación de los suelos; la práctica y teoría de la geometría y las medidas de las superficies y sólidos. A continuación, explicó y aclaró las dudas que ofrecía una de las armaduras de su obra y tras contestar acertadamente a cuantas preguntas le fueron formuladas se acordó que tenía los conocimientos suficientes para ostentar el título de maestro de obras, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 7 de febrero de 1830, a los 25 años de edad.
Tras su aprobación continuó estudiando matemáticas y el dibujo de arquitectura en todas sus partes más esenciales bajo la dirección de Salvador Escrig, maestro mayor y director de la Academia de San Carlos de Valencia, a fin de recibirse en la clase de maestro arquitecto. Para este fin solicitó de la Academia el 6 de marzo de 1834 su admisión a los ejercicios correspondientes a este grado, presentando como prueba de pensado el proyecto de una «Acadª de bellas artes, que situa como en el centro de la ciudad de Valencia», con el informe facultativo y el avance del coste de la obra.
La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 11 de marzo examinó la obra y los documentos aportados, pero se le denegó el pase al resto de los exámenes de reglamento, acuerdo que sería aprobado por la Academia en la Junta Ordinaria del 16 del mismo mes. Estos resultados no desanimaron a Martí porque el 6 de abril, un mes más tarde de su primera solicitud, pidió de nuevo su admisión a los ejercicios para la misma clase, presentando en esta ocasión los diseños de una «Iglesia Parroquial situada en el Reyno de Valencia», con el informe facultativo y el presupuesto de las obras indicadas dentro del perímetro de las plantas geométricas y sus alzados.
La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 29 de abril de 1834 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 4 de mayo, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 70, 59 y 35, los cuales respondieron respectivamente: «La Armadura de un teatro, cuya extensión será un paralelogramo de sesenta y cinco pies castellanos por ciento treinta demostrando los gruesos de la pared que la deben sostener. Planta, alzado y los cortes que demuestren sus ensamblages», «Demostrar en planta y corte un magnifico salon de baile publico en el que pueda un Embajador dar una funcion en una coronación ú otra fiesta Real; indicando en el proyecto el sitio donde deberá colocarse la Orquesta sin impedir el transito bajo« y «Se demostrará en planta, fachada y una seccion el proyecto de una casa instituto para la enseñanza de Matemats y Nautica con Biblioteca publica, sala para los concursos y actos publicos y habitación de Conserge y Portero». De los tres programas escogió el nº 59, es decir, un salón de baile público, pero ni esta obra ni las dos de pensado que previamente había presentado se conservan actualmente en el Gabinete de dibujos (Sección de Arquitectura) de la Academia debido posiblemente a que fue reprobado en la clase de arquitecto en la Junta de Examen del 21 de mayo, reprobación que sería corroborada por la Academia en la Junta Ordinaria del 22 de junio de 1834.
Sin embargo, en Junta General del domingo 5 de julio de 1857 se reseñó su nombramiento como arquitecto titular de Castellón, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento a principios de 1865. Para ocupar su vacante se presentaron tan sólo dos aspirantes, ambos arquitectos procedentes de la Escuela Superior de Madrid. De los dos, la diputación propuso a Manuel Montesinos en primer lugar y Joaquín Cabrera en un segundo puesto, aunque para la Diputación Provincial de Castellón ninguno de los dos tenía aptitudes para ocupar la plaza porque no reunían los requisitos exigidos en el artículo 3º del Reglamento decretado por S.M. el 14 de marzo de 1860.
Debido a las circunstancias del caso y la urgencia de proveer la plaza se consultó el parecer de la Academia de San Fernando. La Sección de Arquitectura del 13 de marzo de 1865 examinó el expediente y observó que la diputación había propuesto en primer lugar a Manuel Montesinos y en un segundo a Joaquín Cabrera, siendo el primero el más moderno de los dos, ya que la fecha de su titulación se remontaba al 27 de octubre de 1864 mientras que la del segundo al 19 de abril de 1854. En cuanto al mérito particular de los aspirantes fue del parecer que ambos profesores procedían de la misma Escuela y por ello se les debía suponer en igualdad de circunstancias, aunque según aparecía en el expediente de Cabrera éste era ya arquitecto municipal y había desempeñado otros cargos en la provincia con carácter oficial. Por último, no estaba de acuerdo con la propuesta de la diputación por varias razones que fueron expuestas al ministro de la Gobernación el 18 de marzo de 1865 con las siguientes palabras: «1ª que diga la Diputacion que ninguno de los dos reune las circunstancias que se exigen, que son solo el ser Arquitectos y tener dos años de práctica, cuando el Sr. Cabrera acredita mas de diez años de ejercicio de la profesion y ha sido Arquitecto municipal en varias poblaciones; y 2º que no teniendo ninguna el Sr,. Montesinos, pues obtuvo su titulo hace pocos meses, se le dé el primer lugar en la terna. En concepto de la Academia y atendiendo á la letra del Reglamto y Rl Decreto de 1º de Dicbre de 1858, el Sr. Montesinos á pesar de su mérito y circunstancias no podía tener lugar en la terna por no tener los dos años de práctica; y del caso que por la escasez de aspirantes y la urgencia de proveer la plaza se creyese necesario prescindir de esta circunstancia, como ya se ha hecho en otras ocasiones, siempre el primer lugar de la terna correspondia de derecho á Cabrera por su antigüedad y por haber sido ya Arquitecto municipal, circunstancia que le da la preferencia según terminantemente lo previene el art- 13 del Rl Decreto orgánico citado. [...]».
Maestros de Obras, 1789-1845. Sig. 2-23-5; Comisión de Arquitectura. Maestros Arquitectos, 1834. Sig. 2-4-4; Libro de registro de maestros de obras aprobados por la Real Academia, 1818- 1886. Sig. 3-156, nº 42; Sección de Arquitectura. Informes sobre Arquitectos municipales y provinciales, siglo XIX. Sig. 2-42-9.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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