Nació en Salvatierra (Álava) en 1805 y fue bautizado el 12 de noviembre de ese año en la iglesia parroquial de Santa María. Una vez terminados sus estudios de Humanidades se trasladó a Vitoria, ciudad donde cursó las enseñanzas de Arquitectura y Dibujo por espacio de algún tiempo. Viéndose en la necesidad de ampliar sus conocimientos en este arte creyó oportuno marcharse a Madrid en 1827, donde residió en la calle del Barco, nº 24, siendo feligrés de la iglesia parroquial de San Ildefonso.

Concurrió a los estudios de los profesores Juan José Aldecoa y Sebastián Azcuaga al tiempo que asistió a las clases del 1º y 2º año de Matemáticas con el maestro Clemente Díaz. A su vez, junto con el arquitecto Azcuaga asistió a la dirección y ejecución de las obras que este profesor tenía a su cargo, lo que le permitió adentrarse en la calidad y diversidad de los materiales, los métodos de construcción y en general en la práctica profesional al tiempo que auxiliaba a su maestro en las medidas, valoraciones y tasaciones que eran necesarias en las obras.

Desde mediados de 1836 estuvo al cuidado de una casa en Aguilar de Campos (Valladolid), propiedad del coronel de Infantería de S.M Gaspar Herreros, quien le propuso su ejecución: «[…] habiendome valido de Dⁿ Simon Martinez Abad y Segura para q^e me informase y me diese un dibujo de lo q^e debia hacerse en un espacio de 30,514. pies superficiales que hera de mi pertenencia en Aguilar de Campos pueblo de mi naturaleza y habiendo conbenido en la mayor parte de cuanto el me propuso y combinado después lo demas, determine dar principio ála construccion de una Casa con piso principal, pomeras, independientes dela habitación pero con comunicación facil y comoda, Cuadras, Jardin, Pozos de Agua limpias, Alcantarilla para la conducción de las sucias y deposito de estas, cuyas Obras todas han estado a ciudado de áquel desde mediados de 1836 hasta fines de 837 en q^e quedaron concluidas las principales: en todo este tiempo estubo encargado del recibo de materiales dando muestras de inteligencia, disposición y honradez, y cumpliendo con esmero en cuanto le comisione dejandome por fin contentisimo de sus buenos servicios».

Creyéndose con los conocimientos necesarios para recibirse en la clase de maestro arquitecto, solicitó el 5 de septiembre de 1838 de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios correspondientes a esta clase, presentando como prueba de pensado el proyecto de una Casa de ayuntamiento y diputación provincial (del A-2898 al A-2902) con el informe facultativo y el avance del coste de la obra, la certificación de práctica librada por su maestro Sebastián Azcuaga, la firmada por su cliente Gaspar Herrero y la justificación de su conducta moral y política.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 18 de septiembre de 1838 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento por 4 votos a favor y 1 en contra. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 23 del mismo mes, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 122, 37 y 116, los cuales respondieron respectivamente: «Como parte de un templo de primer orden ó aisladamente, Una Capilla de bautismo imitando al de Constantino que trae Paladio en el Libro 4º Capitª XVI. Planta, fachada y corte», «Teniendo presente la basílica de Jano que describen los comentadores de Vitrubio en sus respectivos lugares y lo que se deduce de la de Paladio, disponer otra con arreglo a nros usos. Planta, fachada y corte» y «Una Escalera pral. de tres tiros para un Palacio Real, la que se há de construir con materiales solidos é incombustibles; demostrando el proyecto en planta y corte por ancho ó largo según le convenga al pretendiente». De los tres programas eligió el nº 122, es decir una Capilla bautismal formando parte de un templo de primer orden o asiladamente, imitando a la de Constantino que trae Paladio en el libro 4º, Cap. XVI (A-4676), elección que comunicó a la corporación el 1 de octubre.

La Junta de Examen tuvo lugar el 9 de octubre de 1838, asistiendo a ella los profesores Martín Fernández de Navarrete, Juan Miguel de Inclán, Custodio Moreno, Tiburcio Pérez, Juan Francisco Rodrigo, Eugenio de la Cámara y Marcial Antonio López. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el pretendiente explicó una vez entrado en la sala, se procedió a a la realización del examen teórico. Martínez Abad comenzó este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los examinadores sobre las escalas y sus usos; los planos, su destino para las construcciones y el modo de trasladarlos del terreno al papel y del papel al terreno. A continuación, explicó los diferentes tipos de figuras, el triángulo, el círculo y la esfera, como su superficie y medidas. Enseguida se le mandó que explicara la función de la trigonometría y la resolución de los triángulos, las diversas analogías y sus aplicaciones, las nivelaciones y sus especies, para cuestionarle después acerca del modo de proceder en las construcciones. Por último, trazó varios arcos y bóvedas, explicó el modo de formar el capitel de una torre y lo que eran las escalas modulatorias y sus usos; los medios para formar los diversos arcos y el uso de las cimbras.

Satisfechos los examinadores con las obras presentadas y las contestaciones  dadas a las preguntas realizadas por los profesores le hallaron con mérito para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 28 de octubre de 1838, a los 33 años de edad.

En 1843 se marchó a vivir a Pamplona, ciudad en la que recibió numerosos encargos de del ayuntamiento, como la supervisión de las obras de la plaza de toros que se estaba levantando bajo los planos de José de Nagusia en las huertas del antiguo convento de Carmelitas Descalzas y en 1846 la construcción de una nueva cárcel de partido judicial que no llegaría a ejecutarse; no obstante, su obra más importante fue la ampliación de la casa inclusa de la calle del Carmen.