Padre de Dionisio Pardo y Trenado Velasco, nació en Madrid hacia 1792. A finales de 1818 realizó el diseño de una Puerta de entrada a una ciudad de primer orden (A-3469), con el que obtuvo el 1º premio del concurso Semestral en la Junta Extraordinaria para la distribución de premios semestrales a los alumnos de las Escuelas de dibujo celebrada el 28 de diciembre de este mismo año. Fue discípulo durante dos años del académico de mérito Custodio Moreno, con quien asistió a todas sus obras, tanto de nueva planta como de reparación, así como a la medición de casas para tasaciones, la formación de cálculos, etc.

En 1820 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro de obras, presentando la certificación de práctica firmada por Custodio Moreno y como obra de pensado el proyecto de Una iglesia parroquial para 600 personas o 150 vecinos (del A-3825 al A-3828), con el informe facultativo y el avance del coste de la obra calculada en 1.459.258 reales de vellón.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 22 de agosto examinó los diseños y acordó el pase del interesado al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 3 de septiembre, momento en que le sortearon los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 2, 10 y 12, de los cuales escogió el correspondiente a Una sacristía con una pieza para la conservación de alhajas y otra para el aguamanil (A-5061).

La Junta de Examen tuvo lugar el 26 de octubre de 1820, asistiendo a ella los profesores Pedro Franco, Antonio López Aguado, Juan Antonio Cuervo, Alfonso Rodríguez, Manuel de la Peña y Padura, Juan Miguel de Inclán, Custodio Teodoro Moreno y el secretario Julián de Barcenilla. Cotejada la prueba de pensado con la obra de repente se procedió a la realización del examen teórico, que Pardo y Trenado realizó contestando a las preguntas que le hicieron los profesores sobre la teoría y práctica de la profesión.

Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le hallaron con mérito para ostentar el título de maestro de obras, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 17 de diciembre de 1820, a los 28 años de edad.

El 10 de marzo de 1827 solicitó de la Academia su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, a fin de poder ejercer la profesión sin restricciones. Alegaba para ello ser maestro de obras aprobado, haber obtenido el premio de 1ª clase en diciembre de 1818 y ejercido la profesión por espacio de siete años en Madrid, en cuyo tiempo había adquirido varios conocimientos en la dirección de las obras, tanto interiores como exteriores y de nueva planta. Para este fin presentó como prueba de pensado el proyecto de un «Cuartel de Caballeria» con su informe facultativo y el avance del coste de la obra junto con la justificación de su conducta moral y política.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 21 de marzo examinó la obra y los documentos aportados, pero fue de la opinión que, aunque «distingue y aprecia á este Profesor por sus prendas morales, no pudo en manera alguna prestarle en lo facultativo el favorable informe que previene la precitada Real Orden porque ni la obra que presenta corresponde con la graduación que solicita ni menos acreditó su aplicación y adelantam^tos en los 7 años que median desde su aprobación […]». Realizada la votación secreta resultó no admitido al resto de los ejercicios por uniformidad de votos (9 vocales), siendo corroborado dicho dictamen por la Academia en la Junta Ordinaria del 25 de marzo de 1827.

Durante la década de los años treinta y cuarenta del siglo XIX fue elevado el número de maestros de obras y arquitectos que se introdujeron en la construcción de corralas en Madrid. Dentro de ellos podemos señalar a José Llorente al erigir la corrala de la calle Ave María, nº 26 (1833); Juan Miguel de Inclán la del Reloj, nº 16 (1834); Ávila y Medina la de Ribera de Curtidores, nº 8 (1834); Joaquín de San Martín la de la calle Cabestreros, nº 12 (1835); Pedro Blas de Uranga la de Ruda, nº 8 (1837); Pardo y Trenado la de Ave María, nº 35 (1839) y Antonio Juan Cachavera y Langara la de Ribera de Curtidores, nº 10 (1847).