Nació en San Ildefonso (Segovia) hacia 1778. Estudió la enseñanza de las Matemáticas en el Colegio Imperial de Madrid y el 8 de noviembre de 1800 ingresó en el Cuerpo de Ingenieros con destino en la capital.

Después de muchos años en diferentes destinos, vivir diversas guerras como la defesa de múltiples sitios, dedicarse a la construcción de baterías y a la redacción de textos para la enseñanza,  la Academia tuvo las primeras noticias de él en la Junta de la Comisión celebrada el 8 de agosto de 1827, momento en que se comunicó «Una Real Orn fecha de 17 de Julio por la que el Exº Sr. Protector comunica á Nra R^l Acadª la que por el Ministerio de Guerra se há dirigido al Gobernador de Cadiz á fin de que el coronel que fue del R^l Cuerpo de Yngenieros Dⁿ Mariano del Rio, impurificado en segunda instancia, pueda egercer libremente el noble arte de la Arquitectura civil é hidraulica y que se le considere como Arquitecto de merito de la Acadª de Sⁿ Carlos de Valencia, sobre cuyo nombramiento se há servido resolver S,M, que la R^l Acadª de Sⁿ Fernando le informe lo que se la ofrezca y parezca».

La comisión celebrada el 8 de agosto de 1827 no sabía los motivos que habían llevado a elevar a del Río a esta categoría, pero creyó necesario advertir los graves perjuicios que esta postura podría ocasionar si se llegase a hacer extensiva a todos los individuos que perteneciesen a este Real Cuerpo. También que «declarandose á este interesado en libertad para ejercer el noble arte de Arquitectura civil é hidraulica, le releba de los rigurosos ejercicios de prueba y examen á los que se han sujetado hasta el dia sus compañeros, y muy recientemente el Capitan Dⁿ José Gra Otero, purificado con la aprobacion de S.M., que obtuvo de esta R^l Acadª el titulo de Mro Arquitecto, al que en en todo caso debería aspirar el Dⁿ Mariano á meritos de su suficiencia […]». Obtuvo finalmente el título de maestro arquitecto por la Real Academia de San Fernando el 24 de febrero de 1828 a los 51 años de edad, habiendo elaborado como prueba práctica el proyecto de un Museo y academia de bellas artes para Sevilla (A-51 y A-52).

El 3 de abril de 1829 la corporación académica acordó el cumplimiento de la Real Orden sobre el nombramiento de las comisiones en las ciudades de Sevilla y Barcelona como la delegación a las Reales Academias del examen de los profesores prácticos según preceptuaba el Real Decreto del 7 de diciembre de 1828. Para este objeto, la Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 5 de mayo de 1829 nombró para Sevilla a los académicos Melchor Cano y José García, como a los arquitectos Salustiano Ardanaz y Mariano del Río; para Barcelona al académico de mérito Antonio Celles, al de igual clase de San Carlos Pedro Serra y Bosch y al maestro arquitecto Francisco Vallés. Del mismo modo, nombró las respectivas juntas de examen para las Reales Academias de Valencia y Valladolid, y en la de Zaragoza a Tiburcio del Caso, Antonio Vicente, Atilano Sanz y José de Yarza y Miñana.

En 1830 Mariano del Río solicitó su admisión a los ejercicios para el grado de académico de mérito por la Arquitectura, enviando una relación de sus trabajos y una «Memoria sobre los conocimientos actuales de materias propias para la formación de los morteros y argamasas calcáreas, que se emplean en la construcción de las obras civiles e hidráulicas». Tanto la memoria como algunos ejemplares de ella fueron presentados a S.S.M.A. y A.A. y publicados por la propia Academia. Estudiado todo lo remitido por el pretendiente, la Junta Ordinaria del 18 de julio de 1830 acordó admitirle en la clase solicitada, dado que era discípulo antiguo, había sido premiado en estos estudios y ostentaba el grado de académico de mérito por la Real Academia de San Carlos de Valencia. El interesado dio las gracias a la corporación por la «honorífica distinción» en un oficio fechado el 31 de julio, agradecimiento del que se dio cuenta en la Junta Ordinaria del 27 de agosto de 1830.

En la Junta Ordinaria del 1 de julio de 1832 la Academia le aprobó el plano y la elevación del nuevo muelle de maderas para el puerto de Santa María (Cádiz), mismo año en que remitió a informe una representación sobre la inobservancia de lo que establecían los estatutos y la Real Cédula de 21 de abril de 1828, que aún no estaba publicada por el Ayuntamiento de Cádiz, habiéndolo reclamado en repetidas ocasiones al ser la única medida de cortar la arbitrariedad de los dueños y los abusos cometidos por los albañiles y carpinteros que eran los reales maestros directores de las obras con el correspondiente daño al ornato y la seguridad pública de la ciudad.

Fue arquitecto mayor de la ciudad y Puerto de Santa María, ingeniero director del camino de hierro de la Reina Doña María Cristina y arquitecto titular de las obras del paseo de María Cristina donde supo «desplegar su buen gusto y talentos artísticos sin q^e haya obtenido por ello honorario ni emolumentos [...]», siendo sustituido a su muerte por Valentín María del Río.