Hijo de Eusebio Romero y Micaela Sarmiento, nació en Sevilla el 25 de julio de 1816, siendo bautizado al día siguiente en la iglesia parroquial de San Lorenzo. Estudió la enseñanza de las Matemáticas Puras bajo la dirección de Alberto Lista, profesor de dicha materia y director de los estudios del Colegio de Humanidades y Filosofía de San Felipe Neri de Cádiz, mientras que la teoría y la práctica de la arquitectura bajo las órdenes de Melchor Cano, arquitecto mayor honorario de S.M. y académico de mérito de las Academias Nacionales de San Fernando de Madrid y San Carlos de Valencia.

El 1 de agosto de 1841 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto  de una Biblioteca y museo de objetos antiguos curiosos para Sevilla (del A- 107 al A- 110) con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, la partida de bautismo, la certificación de sus estudios privados de matemáticas librada por el maestro Alberto Lista, la certificación de práctica firmada por el profesor Melchor Cano y la justificación de su conducta moral y política. Respecto a la obra presentada, señaló en su solicitud que «habiendo observado la demolición del ex convento de S. Francisco de la referida ciudad con el fin de hacer en ella una plaza mayor ha creido que entre  los edificios de que debe componerse esta convendría se encontrase uno propio para Biblioteca y Museo de objetos antiguos curiosos de que carece aquella población: mas como que se encuentra concluido un trozo de ella, á que debe corresponder el resto y debiendo el edificio de que se trata componer uno de sus frentes, por eso he colocado en la fachada de dicho edificio una arcada fingida que ate con lo ya nuevamente construido».

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 10 de agosto de 1841 examinó los diseños y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 15 del mismo mes, fecha en la que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 22, 81 y 63, los cuales respondieron respectivamente: «Un Monumento á la memoria de un Heroe en ciencias ó artes (á leccion) decorado con los correspondientes trofeos. Planta, y fachada», «Una Sala de Juntas publicas decorada con suntuosidad, y que pueda serbir para la adjudicacion de premios de la Academia de San Fernando. Se demostrara en una Planta, fachada y sección» y «Una casa de Campo ó Recreo para una Persona de titulo, con todas sus conveniencias propias para la diversion de los concurrentes. Planta, fachada y corte». De los tres asuntos escogió el nº 22, es decir, Un monumento a la memoria de un héroe en ciencias o artes (A- 3583), elección que comunicó a la corporación el 20 de agosto.

La Junta de Examen celebrada para examinarle en la clase de maestro arquitecto tuvo lugar la mañana del 28 de agosto de 1841, asistiendo a ella como vocales los profesores José Joaquín de Troconiz, Antonio Conde y González, Atilano Sanz y Juan Miguel de Inclán Valdés. Cotejada la obra de pensado con la de repente, los examinadores observaron que «si bien la de prueba, se  halló de escasa demostracⁿ en la parte del mayor decoro q^e su asunto requeria, por su buena forma y regularidad, fue declarada admisible». Tras ser explicadas una y otra por el aspirante, se procedió a la realización del examen teórico. Romero Sarmiento comenzó este nuevo ejercicio contestando a varias preguntas que le hicieron los profesores sobre aritmética, geometría y los ramos superiores de matemáticas, para después tratar el replanteo de su obra y la aplicación de la geometría al establecimiento de los muros y las trazas, los materiales que emplearía en ella y sus gastos. Después figuró el álveo de un río y trató las primeras operaciones necesarias para el establecimiento de un puente, deteniéndose en una cepa construida en el centro de dicho álveo, demostrando sus conocimientos prácticos. Posteriormente se centró en las cimbras y los andamios, recorrió la montea y el origen de los arcos y bóvedas, las secciones cónicas, la resistencia de las maderas y por último los requisitos necesarios para su colocación en obra, sobre todo en los vuelos y armaduras.

Satisfechos los examinadores con las obras presentadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le creyeron apto para el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 26 de septiembre de 1841, a los 25 años de edad.