Hijo de Claudio Salinas, nació en Burgos en 1804, siendo bautizado dos días más tarde en la iglesia parroquial de San Cosme y San Damián a extramuros de la ciudad, y murió en Málaga en 1878. Se dedicó desde niño a recibir clases de dibujo, pero pronto sintió su predilección por la arquitectura. Bajo la dirección del arquitecto avecindado en Burgos Joaquín Ignacio de Zunzunegui aprendió durante seis años seguidos los cinco órdenes de arquitectura, los templos de Vitrubio y la distribución de las casas de campo de Paladio, pasando más tarde a inventar por sí mismo varios edificios públicos con sus fachadas y secciones cruzadas. Al mismo tiempo estudió Geometría, Trigonometría y Álgebra hasta las ecuaciones de segundo grado mientras que realizaba las mediciones, los reconocimientos y la práctica constructiva en en las obras a cargo de su maestro.
Posteriormente se trasladó a Madrid para perfeccionar sus conocimientos de arquitectura y matemáticas y el 26 de octubre de 1832 solicitó de la Academia de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto. Para este fin presentó como prueba de pensado el proyecto de un Coliseo con sus oficinas correspondientes y los accesorios de un café, fonda y los salones necesarios para las instrucciones de canto, baile y declamación (del A- 3393 al A-3396) con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, la partida de bautismo, la certificación de práctica librada por su maestro Joaquín Ignacio de Zunzunegui y la justificación de su conducta moral y política.
La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 30 de octubre de 1832 analizó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del interesado al resto de los ejercicios de reglamento. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 4 de noviembre, fecha en la que le fueron sorteados los programas de repente. Le tocaron en suerte los números 20, 59 y 85, los cuales respondieron respectivamente: «Capilla de un Hospicio sobre planta eliptica con sus tribunas grandes alrededor para los varios departamentos de la casa y el altar en medio. Planta y corte», «Demostrar en planta y corte un magnifico salon de Baile publico en el que pueda un Embajador dar una funcion en una coronación ú otra Fiesta Real; indicando en el proyecto el sitio donde deberá colocarse la orquesta sin impedir el transito bajo» y «La Hermita de un santuario con habitación para el Patrono o Administrador eclesiastico. Planta, fachada y corte». De los tres asuntos escogió el nº 85, es decir, Una ermita de un santuario para el patrono o administrador eclesiástico (A-4043), cuya elección comunicó a la corporación el 7 de noviembre.
La Junta de Examen tuvo lugar el sábado 17 de noviembre de 1832, asistiendo a ella como vocales los profesores Juan Antonio Cuervo, Juan Miguel de Inclán, Custodio Moreno y Martín Fernández Navarrete. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió a la realización del examen teórico. Cirilo Salinas comenzó este nuevo ejercicio contestando a las preguntas que le hicieron los profesores acerca de la edificación del teatro que había propuesto en su prueba de pensado y el modo de medir la superficie de la esfera; las clases de bóvedas y su formación; las armaduras y la situación que se las debía dar. También sobre el replanteo de un edificio, los planos y la semejanza de las figuras, la calidad de los terrenos, el modo de consolidar los cimientos, el uso de los niveles y su variedad, como el método para orientar un edificio, la acústica y los medios para que no se pierda la voz en los teatros. Por último, la resistencia de las maderas y la razón de su puesta de canto o de tabla.
Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas le vieron con los conocimientos suficientes para ostentar el título de maestro arquitecto, grado que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 16 de diciembre de 1832, a los 25 años de edad.
Al poco tiempo se trasladó a Málaga, ciudad en la que llegó a ocupar la plaza de arquitecto municipal además del cargo de arquitecto diocesano. A mediados de 1834, junto con Baltasar Hernández, por entonces maestro mayor de la ciudad de Málaga, los maestros de obras Requena y Clavero hizo partícipe a la Academia las gestiones que llevaban realizadas para que fuesen cumplidas las Reales Cédulas y los Estatutos en dicha ciudad por los maestros gremiales y otros intrusos, así como la oposición de Cristóbal Ramírez y Gabriel Rubio, los cuales ostentaban el título de maestro de fortificación en aquella plaza. Respecto a este asunto, la Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 17 de junio de 1834 acordó que se comunicase a Baltasar Hernández la resolución del reconocimiento que recaía sobre la instancia de Ramírez y en cuanto a Rubio que no tenía facultad ni potestad alguna en lo civil.
Años más tarde fue remitido a la Academia por el jefe político de Málaga el expediente y los planos relativos al atirantado o alineación del edificio que estaba construyendo Francisco Chenèl en la ciudad. Se adjuntaba al expediente, la exposición de la autoridad civil en la que se resumían las razones que habían llevado al propietario a actuar de esta manera, además del plano del terreno en cuestión y el de las manzanas adyacentes firmados por los arquitectos Cirilo Salinas y José Trigueros. El Gobierno de S.M. había evidenciado en ellos la enajenación de una parte de los terrenos de la playa de Málaga correspondientes a la Hacienda, a tenor de la Real Orden de 10 de abril de 1789 en las que se había procedido al «replanteo y demarcacion de las seis manzanas en qe se subdividieron las 31022 y 1/3 varas cuadradas de terreno vendibles, según el plano entonces formado por el Arquitecto Miguel de Castillo qe las especifica con espresion del numero de varas correspondtes à cada una, dimension de lineas y amofonamiento de sus angulos», motivo por el que se solicitaba de la corporación académica el informe y la resolución de este problema a la mayor brevedad.
Una vez añalizados los antecedentes se apreció la enajenación de los terrenos, los cuales se habían puesto en venta y subasta pública adquiriéndolos el citado Chenèl al ser el único propietario que no había labrado, pero también se observó la peculiaridad de que transcurridos los años que habían mediado hasta 1830 y en los que se volvió a vender el terreno, habían sido rectificadas sus dimensiones y cavida por diferentes peritos nombrados por el Ayuntamiento de Málaga. En este estado, el propietario había presentado a dicho ayuntamiento el diseño en planta y alzado para su correspondiente licencia, acordándose su aprobación el 21 de noviembre de 1844 con la única condición de que el propietario llevase a cabo por su cuenta el alumbrado de las galerías o soportales que fuese a formar durante todas las noches del año. No obstante, como el 13 de enero de 1845 se pidió la rectificación del atirantado para proceder al rompimiento de los cimientos, el arquitecto de la ciudad por entonces Rafael Mitjana creyó necesaria la alteración y variación de la alineación de la calle de Atarazanas, hecho por el que el asunto llegó a la Academia siendo censurado por la Comisión de Arquitectura el martes 17 de junio de 1845. Realizado el detenido examen de todo lo expuesto y cada uno de los particulares en presencia de los planos suscritos por Salinas y Trigueros, la Comisión de Arquitectura declaró por uniformidad de votos que no debía alterarse de manera alguna la línea de esta fachada, ya establecida en el primitivo plan y la cual seguía la recta dirección con la de la manzana ya labrada llamada de la Pastora «cuyo punto extremo B y angulo que vuelve con la calle de Puerta de Mar, tan lejos estás de ofender la vista y avenida qe se espresa de la calle de Martinez, qe en la prolongacion de la linea de fachada correspondte á las casas de Rubio, queda retraido cosa de vara y media á su centro, en vez de ser saliente cual se pretende figurar por el informe qe aparece con fecha 12 de Febrero y suscribe con el Obrero mayor el precitado Mitjana al pretender razonar el motivo para el establecimiento de la nueva linea atando el punto angulo de la manzana Calle de Martinez con el de la Pastora, que reprueba en todo sentido [...]».
En la Junta General del 9 de enero de 1848, Eugenio de la Cámara, secretario de la Sección de Arquitectura, remitió una exposición hecha por Salinas, en la que el arquitecto residente en la ciudad de Málaga exponía haber proyectado y presupuestado multitud de obras públicas importantes, varias de las cuales habían sido ejecutadas por él mismo. Sabemos que al año siguiente fue comisionado por la autoridad municipal de la ciudad junto con José Trigueros y José Mapelli para llevar a cabo el reconocimiento de la plaza de toros con motivo de la asistencia a la misma de SSAARR., asistencia que tendría lugar la tarde del 6 de julio de 1849. Realizaron el reconocimiento minucioso de la obra el 4 de julio y observaron la falta de solidez en el edificio por varios defectos en las cabezas de los maderos, la falta de tornapuntas en los tendidos, la necesidad de jabalcones y puentes, como la urgente reparación del tablazón. Los tres peritos volvieron a reconocer la obra, siendo su informe notificado al dueño de la plaza al día siguiente 5. Pero no conforme con este estudio, el propietario de la plaza, Antonio María Álvarez, se dirigió al jefe político de la provincia para que nombrase a un ingeniero civil de la misma que pudiera llevar a cabo un nuevo reconocimiento. Se nombró al ingeniero Joaquín Téllez de Sotomayor, quien afirmó también la poca solidez de la plaza y algunas observaciones no expresadas por los maestros anteriores. Sin la presencia de los arquitectos y el maestro de obras se procedió a cambiar los tablones inseguros, tras cuya reparación el ingeniero llevó a caobo otro reconocimiento del edificio el día 6, dando su visto bueno para que el acto comenzase por la tarde sin problemas.
El 3 de agosto el dueño de la plaza denunció a los tres peritos por daños y perjuicios, en vista del informe equivocado que habían hecho de la obra. Los maestros exigieron la presencia del ingeniero en el juicio porque no creían que se hubiera inmiscuido en una obra que no le competía, pero en vista de que no se llegó a ningún acuerdo, el 8 del mismo mes fueron los peritos quienes demandaron al ingeniero, sujetándose en la Real Orden del 25 de noviembre de 1846.
La Sección de Arquitectura estudio el expediente y vio la necesidad de comunicar a la Academia los numerosos abusos que eran cometidos en Málaga en detrimentos de sus facultativos como la existencia de dos males en todo lo ocurrido: uno el de la autoridad municipal de Málaga y el segundo la falta de observancia de dicha autoridad y la del ingeniero civil de la provincia por contravenir las leyes vigentes en asuntos de competencia facultativa, ya que en la Real Orden del 25 de noviembre de 1846 expedida por el Ministerio de la Gobernación se reseñaba claramente que los ingenieros se encargarían de las obras públicas, correspondiendo a los arquitectos proyectar obra de toda clase de edificios, tanto públicos como particulares, así como vistas y reconocimientos que en ellos se ejecutasen, ya por mandato judicial, gubernativo o por convenio entre partes.
A partir de entonces, la situación no debió cambiar demasiado ya que en 1850 Salinas volvió a poner en conocimiento del gobierno de S.M. y de la propia Academia los abusos que frecuentemente eran cometidos por el jefe político de Málaga y el ingeniero jéfe de ese distrito contra el prestigio y las prerrogativas de los arquitectos, ya que según los artículos 4 y 19 de los Estatutos de la misma Academia se la confería a dicha Corporación «vigilar sobre el cumplimiento de las leyes relativas al ejercicio de las artes, á los edificios y construcciones, haciendo al Gobierno ó á las autoridades las reclamaciones que estime oportunas». Además, por la Real Orden del 25 de noviembre de 1846 se había distinguido y aclarado perfectamente el sentido dado a la expresión «obras públicas», detallándose aquellas que correspondían a los ingenieros y a las que pertenecían a los arquitectos, derogándose por la misma Real Orden las del 7 y 25 de noviembre de 1843, las cuales conferían a los ingenieros de caminos la dirección de las obras de presidios y establecimientos penales.
Una vez amonestado el jefe político de Málaga a través del Ministerio de la Gobernación, Salinas no tuvo problemas a la hora de proyectar a finales de 1850 una cárcel en la villa de Archidona (Málaga), cuyos planos fueron remitidos a censura de la Academia, nombrándose al arquitecto Aníbal Álvarez para que desarrollase el correspondiente informe de los mismos, el cual dejó concluido el 12 de enero de 1851. En vista de que el proyecto estaba sujeto y arreglado a la cárcel del cuartel ya existente en la villa y para su distribución se había aprovechado el edificio antiguo, Álvarez observó algunos defectos e inconvenientes que podían resumirse en dos: «[...] falta de relacion que debe existir entre el conjunto de piezas que componen la Carcel, propiamente dicha, y sus dependencias, y tambien la de estas entre sí y en la mezcla de estas dependencias, confundiendo los presos de sexos y edades diferentes, si bien se ha tenido la intencion de separarlos». El informe fue examinado por la Junta de la Sección de Arquitectura el 21 de enero de 1851, siendo aprobado por la Academia en la Junta General del 9 de febrero y 2 de marzo ante la necesidad de reformar algunos planos «para evitar en lo posible los inconvenientes que se apreciaban en varias de sus dependencias».
Después de la censura hecha a su proyecto, volvió a remitir dos años más tarde otros dibujos siendo examinados de nuevo por Aníbal Álvarez el 18 de junio de 1853. El arquitecto vio los planos algo menos imperfectos que los de 1851, pero seguían siendo un mero borrador porque la escalera estaba ubicada por donde era imposible subir, las puertas estaban trazadas a ojo, el locutorio tenía una sola puerta común para el público y para los presos sin separación alguna y las salas de las mujeres no contaban con ventilación ni luz suficientes, lo que significaba que Salinas había hecho caso omiso a las diferentes disposiciones que el gobierno de S.M. llevaba intentando instaurar en este tipo de establecimientos. Por todos los errores observados, el proyecto fue nuevamente reprobado, dictamen que fue corroborado por la Sección de Arquitectura en la Junta celebrada el 21 de junio de 1853.
Dada esta reprobación, cuatro meses más tarde volvió a enviar los nuevos borradores, arreglados y mejorados conforme a las observaciones que se le habían hecho en junio. Aníbal Álvarez volvió a censurarlos como delegado de la Sección de Arquitectura y en esta ocasión, aunque observó de nuevo que los locutorios no estaban bien estudiados y los comunes se hallaban demasiado distantes de las salas de presos, una vez que reformara estas advertencias quedaría completamente arreglado respecto a sus plantas. La Sección de Arquitectura aprobó el informe de Aníbal el 18 de octubre de 1853, no obstante, el propio Álvarez tuvo que censurar por cuarta vez el proyecto de la cárcel para Archidona el 25 de abril de 1854, momento en el que lo aprobó en su totalidad «tal y como ahora viene», siendo ratificada la censura del arquitecto en la Junta de la Sección de Arquitectura celebrada el 25 del mismo mes.
Volviendo a retomar la actividad profesional de Salinas en 1851, tenemos constancia que estuvo ocupado por estas fechas en el proyecto para el tabernáculo de la catedral de Málaga, cuyos diseños remitió a la corporación académica siendo censurados por Aníbal Álvarez. Este profesor tuvo concluido el informe de la obra el 27 de octubre de 1851, manifestando la conveniencia de que Salinas suprimiese el cuerpo interior del templete y que cargase la bóveda sobre los aplomos de las columnas, uniformando la colocación de éstas a los intercolumnios iguales entre sí, porque de este modo la composición sería más ligera al disminuir el espesor de los muros y más sencilla al suprimir los resaltos y salientes antes existentes. El informe y las modificaciones propuestas fueron aprobadas por la Sección de Arquitectura el 30 de octubre de 1851.
Al tiempo que José Trigueros, llevó a cabo por entonces el reconocimiento de la fachada de la casa nº 1 en la calle Santa Lucía (Málaga). Aunque Salinas era arquitecto del gobierno político y Trigueros del ayuntamiento, ambos estaban de acuerdo en que dicha fachada se hallaba perfectamente sólida y no debía derribarse como lo providenciaba el ayuntamiento. Esta discordia de pareceres llevaron al dueño de la casa, Manuel Moreno Bagnerizo, a remitir a la Academia el expediente del caso para que decidiese cuál de las opiniones era la acertada. La Sección de Arquitectura nombró a Peyronnet para que elaborase el informe de la obra, el cual tuvo concluído el 23 de noviembre de 1851 proponiendo que fuese el gobernador quien aprobase el dictámen de la mayoría del Consejo Provincial «pues en su luminoso informe demuestra la inteligencia i tino con que ha procedido al dar su dictamen: y el respecto á la propiedad, que es una de las bases principales de la buena administración». El informe de Peyronnet fue aprobado por la Sección de Arquitectura el 2 de diciembre de ese mismo año.
El 23 de agosto de 1856 Salinas remitió a informe los planos en borrador que había realizado para construir una iglesia parroquial en la Calzada de la Trinidad (Málaga), que la Sección de Arquitectura celebrada el 30 de septiembre acordó pasase a limpio. Los remitió corregidos meses mas tarde junto con el presupuesto de las obras y el calculo de las mismas, pero mientras que el presupuesto fue aprobado por la Sección de Arquitectura el 9 de octubre de 1856 al ajustarse a los precios del país, no se pudo formar un juicio concreto sobre «la oportunidad ó conveniencia de las obras que se intentan ejecutar tanto en el proyecto de reparación como en el de ampliacion del Templo, puesto que no se han remitido planos que representen el estado actual y las obras que se proyectan».
Al año siguiente, la Academia censuró su proyecto de reparación y ampliación de la iglesia parroquial de Periana (Málaga), aprobado por la Sección de Arquitectura el 23 de abril de 1857, mismo año en que consultó a la corporación sobre el atirantado y la alineación que había solicitado Juan Antonio del Valle al Ayuntamiento de Málaga para edificar una casa en la calle de la Compañía. Pero ante su petición, la Sección de Arquitectura reunida el 1 de septiembre le contestó que antes de darle una solución debía ampliar los datos remitidos y detallar el estado, la calidad y la clase en que se encontraban las fábricas de las casas que formaban las calles de la alineación.
A mediados de 1860 remitió a informe el proyecto de un convento en Málaga con destino a la Comunidad de Religiosas de Nª Sª de la Paz costeado por Rafael Rodríguez en terrenos de su propiedad. La ubicación del pequeño templo era el extremo de la calzada de la Trinidad, en el lugar más elevado de la ciudad, por tanto, una ubicación excelente que concedía las condiciones higiénicas necesarias. Salinas proyectó la obra con fábrica de ladrillo en su mayor parte, siendo el maderamen de pino de Flandes sus planchas, puentes, armaduras, escaleras, puertas y ventanas. Los pasamanos, las rejas, cerraduras, alcayatas y antepechos de hierro dulce mientras que las columnas de hierro colado. El proyecto fue censurado y aprobado por la Sección de Arquitectura el 21 de mayo y por la Academia en la Junta General del 10 de junio de 1860.
Cuatro años mas tarde se ocupó del nuevo templo parroquial para el pueblo de Ventas de Zafarraya (Granada), remitido a informe de la Academia el 26 de marzo de 1864 y aprobado por la Sección de Arquitectura el 15 de abril. Había elaborado dos presupuestos para la obra: el primero, que tuvo que reducir por los caudales del pueblo, y el segundo que calculó en 4.000 reales, habiendo tenido que reducir para ello algunos precios de unidades y toda la decoración, además de dar menos precio a los terrenos que debían adquirirse. Este último cálculo sería aprobado finalmente por la Sección de Arquitectura el 22 de septiembre de 1864.
En este mismo año de 1864 existía en Málaga la necesidad de construir un nuevo cementerio en vista de que el de San Miguel había quedado pequeño. El lugar escogido era Haza de San Simón y según el ayuntamiento debía tener una planta cuadrada. Al ser el arquitecto provincial y municiapal interino se le encargó a Salinas en 1866 el anteproyecto del camposanto, pero también se solicitó a José Trigueros otro proyecto para la misma obra.
Arquitectura. Cárceles, 1842-1853. Sig. 2-30-2; Arquitectura. Conventos, 1818-1861. Sig. 2-32-2; Arquitectura. Edificios religiosos, siglo XIX. Sig. 2-43-2; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1852-1857. Sig. 2-33-6; Arquitectura. Iglesias parroquiales, 1857-1868. Sig. 2-33-7; Arquitectura. Monumentos públicos, siglo XIX. Sig. 2-28-4; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1832. Sig. 2-9-7; Comisión de Arquitectura. Arquitectos. 1850. Sig. 1-32-21; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-30-3; Comisión de Arquitectura. Informes, 1839-1850. Sig. 1-30-5; Comisión de Arquitectura. Informes, 1846-1855. Sig. 1-30-2; Comisión de Arquitectura. Informes, 1846-1855 Sig. 1-30-2bis; Libro de actas de juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 1839-1848. Sig. 3-90; Libro de actas de juntas ordinarias, extraordinarias, generales y públicas, 1848-1854. Sig. 3-91; Libro de registro de maestros arquitectos aprobados por la Real Academia de San Fernando, 1816-1900. Sig. 3-154, nº 131.
SARUEL HERNÁNDEZ, Fernando, «Aproximación al estudio de la construcción del cementerio de San Rafael (Málaga), en Isla de Arriarán, XL-XLI, pp. 437-463.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM
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