Hijo de Guillermo Torres y María Josefa Parra,  nació en Zarza de Tajo (Cuenca) el 15 de junio de 1816, siendo bautizado tres días más tarde en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Santa Isabel. Desde 1830 se dedicó a la práctica de la profesión bajo la dirección del profesor de arquitectura Julián Parra y Moreno. Se matriculó en Aritmética y Geometría en la Academia de San Fernando de Madrid en el curso 1836-1837, cuya enseñanza estaba a cargo del académico de mérito Custodio Moreno. Durante este tiempo fue examinado de los tratados respectivos a esas materias, logrando pasar a la Sala de Arquitectura una vez acreditados los conocimientos básicos de dibujo.

Por espacio de cuatro años aprendió los conocimientos teóricos y prácticos de la profesión como discípulo «y criado» o «discípulo domestico» del arquitecto Juan Miguel de Inclán, trabajando en las obras su cargo y tomando parte en los asuntos de este profesor. A su lado adquirió una instrucción «poco comun en su clase, sin dejar por eso de asistir á los estudios de la Academia y poderse perfeccionar en la Geometria y su Practica hasta poderse presentar á los exercicios de reglamento para recivirse de Maestro de Obras, a cuyo titulo aspira».

El 15 de octubre de 1842 solicitó de la Academia su admisión a los ejericios para la clase de maestro de obras, presentando como prueba de pensado el proyecto de un  Colegio militar facultativo (del A- 434 al A- 237) con su informe facultativo y el avance del coste de la obra, las certificaciones de sus estudios y prácticas firmadas por Juan Miguel de Inclán y Custodio Moreno, así como la justificación de su conducta moral y política.

La Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 29 de octubre de 1842 examinó la obra y los documentos aportados, acordando el pase del pretendiente al resto de los ejercicios de reglamento por 5 votos contra 2. Fue admitido en la Junta Ordinaria del 6 de noviembre, fecha en la que le sortearon los programas de repente. Le salieron en suerte los números 29, 18 y 40, los cuales respondieron respectivamente: «Disponer un Molino arinero en una Ribera donde vayan las aguas dirigidas á el, con las oficinas necesarias. Planta, fachada y corte», «Proyectar la habitacion para un cura de un Pueblo de quinientos vecinos. Planta, fachada y corte» y «Disponer un edificio ó peso Real para la venta de comestibles de una ciudad. Planta, fachada y corte». De los tres asuntos escogió el nº 29, es decir, un Molino harinero hidráulico situado en una vega (A- 5267), cuya elección comunicó a la corporación el 17 del mismo mes.

La Junta de Examen tuvo lugar la mañana del 29 de noviembre de 1842, asistiendo a ella como vocales los profesores Custodio Moreno, José Joaquín de Troconiz, Antonio Conde y González, Atilano Sanz, Eugenio de la Cámara y Juan Miguel de Inclán. Cotejada la obra de pensado con la de repente que el interesado explicó una vez entrado en la sala, se procedió  a la realización del examen teórico. Torres y Parra comenzó este nuevo ejercicio explicando los tratados de aritmética y geometría en los que se extendió midiendo superficies y volúmenes, haciendo el replanteo de su obra y contestando a las preguntas que los examinadores le fueron formulando acerca de las unidades de medida en superficies y sólidos, asi como las bóvedas que le señalaron: la esfera y media naranja, la baída y las pechinas. Se centró más tarde en las obras de cimentación, la elección y dirección de cañerías y los métodos para la realización de la fontanería, continuando con la construcción de su edificio. Después en el despieze más apropiado de las columnas y aquellos que hacían relación a los arquitrabes y cornisas con cortes ocultos. Habló en particular sobre la bóveda y sus cerchones, describiendo el método de su montea; el material de construcción de su intercolumnio, desde el fundamento hasta su conclusión, y el trazado de un caz de regadío para distribuir sus aguas, primero con igualdad a una y otra mano y luego proporcionalmente entre sus partícipes. Por último, contestó a varias preguntas que le hicieron los profesores sobre el empleo de las maderas, sus ensambles en los tirantes de una armadura y la tasación de edificios en venta.

Satisfechos los examinadores con las obras ejecutadas, las explicaciones desarrolladas y las contestaciones dadas a las preguntas formuladas resultó aprobado en la clase de maestro de obras por la totalidad de votos, título que le fue concedido en la Junta Ordinaria del 15 de enero de 1843, a los 26 años de edad.