Era vecino de Madrid y en 1759 solicitó de la Academia su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto que, por real orden, eran exigidos para poder planificar, delinear y tasar cuantas obras le fueran presentadas. Con este objeto hizo saber a la corporación que había trabajado en varias obras: la construcción de una casa de campo e iglesia en los Montes de Toledo, mandada ejecutar por José Ángel de Rivera (1754); por orden del Real Pósito unos almacenes en la villa de Arévalo (Ávila, 1755) y la muralla erigida en la línea que hacía frente a los hornos que llaman de la «Villa Nueva», también por orden del Real Pósito.  De la misma manera indicaba que los maestros que le habían habilitado para ello habían sido Mateo de Medina y el maestro de obras Miguel Fernández. 
En vista de lo expuesto fue admitido a los exámenes el 8 de noviembre de 1759, acordándose que se le diese asunto para desarrollar en la junta siguiente. El 18 de diciembre se decidió que en vista de que no había tiempo para poder ejecutar el examen de rigor el pretendiente volviese a la junta ordinaria del mes siguiente. El 17 de enero de 1760 el interesado concurrió a la casa del conde de Saceda para ser examinado, pero los resultados no fueron los deseados  porque: «Se le aprueba unicamte para reparos menores. Y aplicandose y asistiendo a los Estudios de la Academia se le atenderà y aprobarà quando lo merezca a juicio del Sor Castañeda».
Siguiendo las pautas que la Academia le había indicado, optó al concurso de Premios Generales por la 1ª clase de Arquitectura, convocatoria que también firmaron Francisco Ventura Gutiérrez, Fernando González de Lara, Ramón Pérez Otero, José Téllez Nogués y Andrés Fernández. Al igual que ellos tuvo que elaborar como ejercicio de pensado «Un grande Hospital con todas sus comodidades, oficinas y servidumbres: plan del quarto bajo, otro del quarto principal, fachada y corte interior todo geométrico. Se ha de expresar en pliegos de papel de Holanda de la marca que llaman Imperial ó de la grande Aguila» (A- 2432 bis y A- 2432 2bis) y como obra de repente «Una Casa de Ayuntamiento con Pórtico, Zaguán, Escalera y piezas correspondientes á su uso en un sitio dado de tres  medianerías con 137. Pies de fachada, la linea opuesta de III. Y 83. De fondo» (A- 2750). Dichos asuntos habían sido elegidos respectivamente el 27 de enero de 1760 y 12 de agosto de ese mismo año. 
Actuaron como vocales los académicos de honor José de Hermosilla, Francisco Sabatini, Corrado Giaquinto (director general), Diego de Villanueva (director), Jaime Marquet (director honorario), José de Castañeda (teniente director) y el académico de mérito Miguel Fernández. De los 12 opositores que se presentaron a la convocatoria sólo llegaron a ejecutar las pruebas seis individuos, siendo excluidos tres de ellos por no haber desempeñado el asunto propuesto. Por este motivo quedaron vacantes los premios de las dos primeras clases, apareciendo como finalistas en la 3ª clase Francisco Solinís, Alfonso Rodríguez y Joaquín Pérez, los dos últimos acreedores del 1º y 2º premio respectivamente. La distribución de los galardones tuvo lugar el jueves 28 de agosto de 1760 a las cuatro de la tarde y por primera vez en la Casa de la Panadería.
Volvemos a tener noticias  de Manuel de Vera el 2 de  febrero de 1761 a través de una carta firmada por José de Castañeda, profesor de Matemáticas y Arquitectura, además de teniente director de la Academia, en la que certificaba que Vera había estudiado desde el mes de marzo de 1760 hasta la fecha Geometría en la Academia y los principios del Álgebra para la inteligencia de la raíz cuadrada y cúbica como la maquinaria, de ahí que se hallara instruido y apto para practicarlas en la carrera de arquitecto que es la profesión a la que aspiraba. Del mismo modo, que se encontraba hábil en la parte de la arquitectura civil y en la medida y tasación de las fábricas, tal y como había comprobado en varios encargos que le había confiado durante este tiempo levantando sus respectivos planos. Por todo ello solicitaba de la institución académica le diese a Vera la certificación competente para obtener del Real Consejo de Castilla la aprobación y el título de maestro de obras.
Su nombre aparecio  de nuevo reseñado en la Junta de la Comisión de Arquitectura el 28 de julio de 1802, con motivo de las obras de reparación y conclusión de la iglesia parroquial de la villa de Ahillones (Badajoz)). Para este fin, Juan Antonio Monteri, secretario del juzgado de las iglesias del territorio de las Órdenes Militares, había remitido el expediente junto con 8 planos, de los cuales la junta había reprobado los diseños de Juan Fernández Coto, los 3 de Manuel de Vera y los 2 de Manuel Valcárcel y Quiroga al hallarlos desarreglados y faltos de toda inteligencia artística. Respecto al informe ejecutado por el académico José Miguel Toraya sobre esta obra, la Comisión de Arquitectura no pudo ejecutar un dictamen definitivo por lo que acordó que se realizase un nuevo reconocimiento del templo demostrando con claridad por escrito y con diseños en planta, fachada y cortes el estado en que se encontraba, el desplome de las paredes por si podían resistir o no las nuevas obras que debían ejecutarse, o si debía continuarse con su ruina. Dicho reconocimiento sería efectuado por un académico de mérito, para pasar finalmente a censura de la Comisión de Arquitectura.

Comisión de Arquitectura. Maestros de obras, 1758-1780. Sig. 2-15-1; Distribución de los premios concedidos por el rey N.S. a los discípulos de las tres Nobles Artes hecha por la Real Academia de S. Fernando en la Junta General de 28 de agosto de 1760. Madrid: Imprenta de Gabriel Ramírez, 1760.

Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM