Vicente, Antonio


Nació en Alcañiz (Zaragoza) hacia 1781. Fue alumno de la Academia de San Fernando, centro en el que se matriculó en 1805 en el estudio de los cinco órdenes de arquitectura al tiempo que asistía al estudio particular del director Juan Pedro Arnal. Posteriormente completó sus estudios en la Academia de San Luis de Zaragoza y el 31 de agosto de 1817 solicitó de la de San Fernando su admisión a los ejercicios para la clase de maestro arquitecto, presentando como prueba de pensado el proyecto de una Puerta de entrada a una ciudad, dedicada a la del Carmen de Zaragoza (A- 3467), fechada el 8 de julio de 1816, y una Casa de recreo en la campaña para un letrado a extramuros de la ciudad de Zaragoza (A-1755) ejecutada el 31 de mayo de 1817 con su informe facultativo y el avance del coste de la obra calculada en 231.011 reales.

La Comisión de Arquitectura celebrada el 9 de septiembre de 1817 examinó las obras, «[...] pero no de suficiente merito pª el grado á que se propone aspirar el pretendiente considerandole solo en disposicion de poder revalidarse de Maestro de Obras, respecto hallarle adornado de las qualidades que para estos casos previene la Rl Orden de 29,, de Julio de 1801,, y por si la Academia estima combeniente el que proceda a los demas exercicios Subsiguientes, acordó la Comisión que para la prueba de repente podia poner en planta, fachada, y corte una Yglesia Capaz pª un Pueblo de 30,, vecinos con las oficinas necesarias á su Servidumbre».

Tras la realización de la prueba de repente consistente en el dibujo de una Iglesia para un pueblo de 300 vecinos (A- 4717), se reunió la Junta Extraordinaria del 22 de septiembre de 1817 asistiendo a ella los profesores Juan Antonio Cuervo, Alfonso Rodríguez, Manuel de la Peña y Padura y Antonio de Varas, este último en calidad de secretario.  Examinadas las obras de pensado y de repente se ordenó al pretendiente entrar en la sala para la realización de la prueba teórica. Los profesores le hicieron algunas preguntas sobre sus obras demostrativas, así como acerca de la teoría y práctica de la profesios, entre ellas cuestiones de geometría ya fuese para medir una superficie o calcular la solidez de una fábrica de una media naranja. 

Satisfechos los examinadores con la obras ejecutadas y las contestaciones dadas a las preguntas formulada le hallaron con mérito para ostentar finalmente el título de  maestro arquitecto en vez del de maestro de obras en la Junta Ordinaria del  5 de octubre de 1817.

A principios de 1818 llegó a la Academia el expediente remitido de orden del Consejo sobre la reedificación de la iglesia colegial de la ciudad de Borja (Zaragoza), con cinco diseños delineados por este arquitecto. Los dos primeros manifestaban el estado en que se encontraba el templo y los tres restantes las obras que debían ejecutarse para su habilitación. Iban acompañados del correspondiente informe facultativo y el avance del coste de la obra, que el autor calculaba en 1.363.757 reales y 10 maravedíes de vellón. La Comisión de Arquitectura celebrada el  1 de abril de 1818 examinó los planos y los documentos aportados acordando su aprobación al encontrar todo arreglado al buen gusto de la arquitectura.

De los expedientes despachados por la Comisión de Arquitectura el 14 de abril de 1819 destacan tres diseños en plantas, fachada y corte para la construcción de una iglesia parroquial en la villa de Mazaleón (Teruel), ejecutados por Antonio Vicente junto con su informe facultativo y el avance del coste de la obra calculada en 516.253 reales de vellón. En vista de que las prevenciones hechas anteriormente en los borradores aparecían reflejadas en los dibujos en limpio fueron aprobados en su totalidad. Pocos meses más tarde remitió cuatro diseños en plan general, plantas, fachada y corte de las casas consistoriales y otras oficinas para la ciudad de Molina (Guadalajara), con su informe facultativo y el avance del coste de la obra calculada en 634.702 relaes con 33 maravedíes de vellón. Todo ello se vio conforme a las advertencias que se habían hecho en los planos en borrador, de ahí que fueran aprobados en su totalidad por la Comisión de Arquitectura el  6 de julio de 1819.

En 1820 envió a la corporación académica dos planos de la iglesia y el convento de las Religiosas de Jerusalen situada en Zaragoza, aprobados por la Comisión de Arquitectura el  20 de junio. También otros 4 planos en borrador de la iglesia parroquial de la villa de Hecho (Huesca) para su reparación, los cuales halló con suficiente mérito como si estuvieran en limpio  y dada su «buena forma» los aprobó en su totalidad en la Junta la Comisión de Arquitectura el 22 de agosto de 1820.

 Durante los siguientes años Antonio Vicente fue presentando numerosos proyectos a informe, como el examinado y aprobado por la Comisión de Arquitectura el 30 de abril de 1822 del puente de madera sobre las aguas del río Gállego en la villa de Zuera (Zaragoza) y el diseño para la reparación y continuación de otro puente sobre el río Cinca en la ciudad de Fraga (Huesca).  Respecto a este último proyecto,  el arquitecto de la Academia de San Luis de Zaragoza José Esteban había formado en 1818 dos cálculos para esta obra: uno correspondiente al puente ejecutado en su totalidad en madera y el otro para levantarlo con machones de piedra, cuyos costes había calculado respectivamente en 64336 reales y 508418 reales de vellón. El expediente fue censurado por la Academia en varias ocasiones, pues el académico de San Luis Tiburcio del Caso remitirá su informe de la obra el 3 de marzo de 1818 y el académico de San Fernando Antonio Vicente lo hará el 3 de septiembre de 1824 y 7 de enero de 1825.

Para el proyecto del puente Antonio Vicente había diseñado dos proyectos: uno ubicándolo en el mismo lugar en que estaba y con un anden de madera conforme lo había diseñado el arquitecto a quíen la Academia había reprobado su obra, y un segundo con arcos elípticos de cantería situado en un lugar más abajo del que el arquitecto anterior había insinuado: «[...]  podia trasladarse corriente abajo al frente de la Carretera Rl de Cataluña donde le parece ser el sitio mas propio, comodo, util y de mucho menos corte por la localidad del terreno y estrechez del cauce». Para Antonio Vicente, el arquitecto se equivocaba con respecto a la estrechez del cauce como lo demostraba en su plano topográfico levantado con la plancheta y con la mayor exactitud. En su opinión, «[...] para los carros estara mucho mejor es una verdad; y que el corte de las pilas será de mucho menos coste tambien es verdad y que en mi concepto debe apoyarse el de los arcos elipticos de canteria; poqe enfila con la calle de la ciudad qe es la carretera de Cataluña y Barcelona; son necesarias muchas menos pilas; el desviar las aguas para su fundacion costara muy poco; al contrario en el Puente qe se proyecto en donde esta el actual qe hay mucha altura de agua y muy costosos los agotamientos para fundar las pilas y el terreno mas floxo qe el otro; en el puente actual entraron los piquetes para explorar el terreno desde 10 pies ½  hata 14 y ½  contados desde la cara del agua; y en el otro sitio junto a la posada de Monfort desde 4 pies hasta 8 y ½  tambien contados desde la cara del agua; los pilotes tenian 9 pulgs de diametro, azuche de yerro de 9 tt y la maza 12 hombs mandé incar 6,, en cada punto. / El Puente de piedra consta de 13 arcos, el 1º de 36 pies, el 2º 43, el 3º 50, el 4º 59 y los cinco del centro 64 cada uno; si dejase solo 3 arcos en el centro la rampa seria mas suabe pero la vista no sería tan grandiosa; el ancho lo he reducido a lo menos posible porqe tenga menos coste qe son 35 pies».

La Junta Ordinaria del 19 de junio de 1825 examinó por tercera vez el expediente promovido por la ciudad de Fraga, momento en que acordó que «[...] lo mas acertado sería construir los pilares de piedra de cantería, con algunas variaciones en el diseño según propone el Artto Dn Antº Vicente, por ser mas preferible esta clase  de obra, si fuera facil reunir forndos para ella, y la Acadª no tubiese por muy limitada la cantidad de los 508.415 rs vn que se propone». Además,  dio su opinión en tres puntos determinantes: «1º que el Puente según se halla proyectado en el diseño necesita varias correcciones indispensables para estar conforme á las reglas de la Arqtª hidraulica, 2ª que no haciendose las correcciones sobre dichas y principalmte asegurarse de la perfeccion de los cimientos, no se puede responder de la constante permanencia del proyecto; y 3ª y ultima, que el aprecio qe se hace en las condiciones es muy inferior para llevar á su cumplimiento la citada obra principal». Los diseños presentados por Vicente para el puente de Fraga fueron aprobados en su totalidad por la Academia en la Junta Ordinaria del 2 de abril de 1826, aunque se previno al autor que para la obra se había escogido el proyecto con los arcos elípticos de cantería.

Mientras tanto, durante 1825 llegaron a informe de la institución académica otros tantos diseños ejecutados por Antonio Vicente para su censura, entre ellos varios diseños en borrador remitidos el 22 de febrero para el monumento de la Cruz del Coso en Zaragoza en planta y fachada del monumento, el dorso, costado y corte junto con un papel que manifestaba en planta y alzado alguna variación respecto del anterior. Sin embargo, Antonio Vicente remitirá el 28 de enero de 1826 otros cinco planos de la obra, los cuales serán censurados por la Junta de la Comisión de Arquitectura el 9  marzo.

Del mismo modo, envió otros dos diseños para la continuación de las obras de la iglesia colegial de Sariñena (Huesca), dos para la reedificación del convento de religiosas de Nuestra Señora de Altabás en el arrabal de Zaragoza y otros tantos que, según él, tenía arrinconados como el plano para las casas consistoriales, cárceles, carnicería y escuela de primeras letras para la villa zaragozana de Encinacorva.

 Fue nombrado individuo de la Comisión de Arquitectura de la Real Academia de San Luis de Zaragoza, siendo habilitado interinamente para la enseñanza de Principios de Aritmética y Geometría el 8 de octubre de 1826. Al quedar vacante la plaza de director de Arquitectura  fue nombrado para este cargo de forma interina el 4 de noviembre de 1827 y desde el 5 de agosto de ese mismo año le fueron aprobados por la academia zaragozana los siguientes planos: un capitel para la torre campanario de Andorra (Teruel); un altar para una de las capillas de la iglesia colegial de Alcañiz (Teruel); dos planos para una fuente en la villa de Calanda (Calanda); otro dibujo para una fuente en la villa de Cariñena (Zaragoza); dos diseños para la construcción de una pila y dos arcos de cantería destinados al puente de piedra de Alcañiz (Teruel); dos planos para la reedificación y ampliación de la cárcel de Benabarre (Huesca); un mapa topográfico de una porción del río Matarraña, parte de la villa del Valderrobles (Huesca), con un trozo de su vega y varias obras proyectadas; el dibujo de un trozo de otro río con el azud provisional y las plantas y alzados de dos puentes proyectados para el camino de Valderrobles a Cretas (Teruel), el uno para el paso de los valles y el otro llamado de los Olmos; las plantas y alzados de dos muros del terraplen, uno para facilitar el paso al barranco del Plá (Huesca) y el otro contiguo al río Matarraña en el extremo de la villa de Valderrobles, además del dibujo de dos puentes y una posada que se intentaba construir en La Muela (Zaragoza).

Una vez acordado por la Academia en la Junta Ordinaria del 3 de abril de 1829 el cumplimiento de la Real Orden sobre el nombramiento de comisiones en las ciudades de Sevilla y Barcelona como la delegación en las Academia Reales del examen de los profesores prácticos según preceptuaban el Real Decreto de 7 de diciembre de 1828, la Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el  5 de mayo de 1829 designó para Sevilla a los académicos Melchor Cano y José García y a los arquitectos Salustiano Ardanaz y Mariano del Río; para la de Barcelona al académico de mérito Antonio Celles, al de igual clase de San Carlos Pedro Serra y Bosch y el maestro arquitecto Francisco Vallés; en las Reales Academias de Valencia y Valladolid las respectivas juntas de exámenes de las mismas, y por último en la de Zaragoza a Tiburcio del Caso, Antonio Vicente, Atilano Sanz y José de Yarza y Miñana.

En 1830 solicitó su admisión a los ejericios para el grado de académico de mérito, cuando tenía aprobados por la Academia de San Fernando un total de 11 proyectos de obras públicas de iglesias, conventos, casas consistoriales y puentes, así como otros 11 por la Academia de San Luis de Zaragoza relativos a retablos, arreglos de iglesias, fuentes, etc. Por entonces era profesor habilitado para la enseñanza de la sala de Arquitectura, examinador por la de Academia San Fernando en virtud de la Real Orden del 7 de diciembre e individuo de la Sociedad Aragonesa.

Fue admitido a los ejercicios en la Junta Ordinaria del 13 de junio de 1830, momento en que le señalaron como asunto de la prueba de diseño la planta y sección de la Capilla del Pilar de Zaragoza y los programas para disertar. Le tocaron en suerte los números 17: «Se disertara sobre cuales eran las formas y clases de materiales con que construian los antiguos las paredes de sus edificios, y cuales son las de las modernas, refiriendose á los mismos casos y destinos, demostrando con claridad y datos si estos mismos edificios se podrian en España verificar con las mismas formas y gruesos»; 24: «Analizar por los muchos comentadores de Vitrubio en que parte de la Arquitectura estendió mas sus doctrinas y cuales de los Autores clásicos las siguieron mas principalmente» y 7: «Situación y construcción de puentes”, de los cuales escogío este último.

El arquitecto comenzó su disertación académica realizando un bosquejo histórico sobre este tipo de obras hidráulicas, que comenzaron siendo una sucesión de troncos de árboles ligados unos a otros a manera de almadías, pero la necesidad obligó a la construcción de puentes en los que en las avenidas no llegase el agua, siendo necesario para ello la utilización de maderos rollizos colocados de trecho en trecho hasta atravesar todo el ancho del río y sobre ellos dos o más vigas dispuestas horizontalmente, sistema que Antonio Vicente confirmaba seguía vigente en la mayor parte de los ríos de Aragón, a excepción del Ebro, Cinca y Gallego. Tras enumerar los principales puentes de la historia como el del Emperador Trajano sobre el Danubio, el de Darío sobre el Bósforo de Tracia, el de Pirro en el golfo Adriático, el de César sobre el Rhin y el de Sant´Angelo sobre el Tíber,  describió el de Aviñon sobre el Ródano, el de las Tullerías sobre el Sena, el de Tolosa sobre el  Garona, el de Londres sobre el Támesis, el de Alejandro Farnesio sobre el río Escalada y el Rialto en Venecia.

Bien en piedra, ladrillo o madera, para Antonio Vicente un puente debía contener unas premisas indispensables, anteriormente señaladas por Paladio: ser recto, cómodo, duradero y estar adornado conforme al objeto al que se le destine. A lo largo de este estudio el autor se introdujó en los distintos aspectos intervinientes en la construcción de este tipo de obras, introduciendo los conocimientos y enseñanzas de los profesores más eminentes en el tema, entre otros, Serlio, Blondel, Gauthier,  Belidor y Muller. No sólo realizó la disertación a partir de los puentes extranjeros sino también de la construcción de puentes españoles como  el situado en el río Gállego, que servía de paso al camino Real de Zaragoza a Barcelona;  el de la ciudad de Alcañiz (Teruel) o el de la Alberta ubicado a una hora de dicha ciudad. También  el puente de madera de Fraga (Huesca) sobre el Cinca, el puente de odel Rey (Zaragoza) o  el de Tortosa (Tarragona) sobre el Ebro, ejecutado en madera y con barcas en vez de pilas.

La Junta de Examen tuvo lugar el 27 de septiembre de 1830 y una vez examinados  los diseños del Pilar de Zaragoza como la disertación los examinadores vieron apto a Antonio Vicente para la obtención del grado de académico de mérito el 7 de noviembre de 1830.

En este mismo año de 1830 se le encargó el levantamiento de los nuevos planos y el ajuste del presupuesto de la  iglesia parroquial de El Frasno (Calatayud). Anteriorente se había  ejecutado un primer proyecto suscrito por los maestros de Calatayud, Matías Navarro y Millán Torcal, pero fue reprobado en 1790 por la Comisión de Arquitectura, comisión que propuso que fuera el académico aragonés Agustín Sanz quién se ocupara de la realización del proyecto completo. Sin embargo, el Consejo de Castilla acordó por Real Orden de 24 de jululio de 1797 la creación de una junta de Fábrica que se encargara de su construcción, real orden que no llegó a cumplirse y motivó la concesión  de la obra al arquitecto fray Joaquín del Niño Jesús, individuo que no poseía titulación alguna y acabó siendo denunciado por el gremio de albañiles de Calatayud en 1798. En el transurso de la Guerra de la Independencia se paralizaron las obras y fue en 1830 cuando se designó a Antonio Vicente para realizar el levantamiento de los nuevos planos de la iglesi debido a los ejecutados por Agustín Sanz en 1796 habían desaparecido. Los planos de Antonio Vicente fueron aprobados por la Junta de la Comisión de Arquitectura de la Real Academia de San Luis de Zaragoza en 1831 junto con el presupuesto calculado por su autor en 475.986 reales de vellón. Pero al verse el presupuesto excesivo Antonio Vicente tuvo que reducirlo a la mitad eliminando algunos elementos estructurales y onamentales, incluso la torre.  Las obras no siguieron el curso deseado y acabó siendo un templo muy sencillo e inacabado  para ser destruido por un rayo en 1840.

Su hijo Manuel Vicente, nacido en Alcañiz (Teruel) en 1812, siguió la carrera de arquitectura como su padre, cursándola en la Academia de San Luis de Zaragoza. En agosto de 1835 solicitó de la Academia la dispensa de los 18 meses que le faltaban para cumplir los 25 años que exigía el reglamento para poderse examinar en esta clase. Tuvo suerte, porque la Junta de la Comisión de Arquitectura celebrada el 18 de agosto acordó concederle esa dispensa cuya gracia estaba reservada a S.M., quien también se la concedería el 12 de septiembre de 1835. Solicitó formalmente su admisión el 7 de octubre, presentando como prueba de pensado el proyecto de «Unas Casas Consistoriales proyectadas pª Zaragª con su correspondiente abanze facultatibo», la certificación de práctica y los estudios de Matemáticas aprobados, pero la Junta de la Comisión de Arqutectura del 27 de octubre le reprobó por no hallarle con mérito suficiente para obtener por ahora el título de arquitecto.


Fuentes académicas: Arquitectura. Monumentos públicos, siglo XIX. Sig. 2-28-5; Arquitectura. Puentes, 1795- 1820. Sig. 2-31-9bis; Arquitectura. Puentes, 1820-1859. Sig. 2-31-10; Comisión de Arquitectura. Arquitectos, 1815-1818. Sig. 4-68-9; Comisión de Arquitectura. Informes, 1808-1822- Sig. 1-29-5; Comisión de Arquitectura. Informes, 1821-1828. Sig. 1-30-1; Comisión de Arquitectura. Informes, 1829-1838. Sig. 1-29-3; Comisión de Arquitectura. Pruebas de acceso al título de académico de mérito, arquitectos, etc. VICENTE, Antonio. Disertación sobre el tratado de puentes, Zaragoza, 1830. Sig. 3- 310-30; Libro de actas de juntas ordinarias, generales y públicas, 1803-1818. Sig. 3-87; Libro de actas de juntas ordinarias, generales y públicas, 1819-1830. Sig. 3-88; Secretario general. Académicos. Arquitectos, 1750-1831. Sig. 1-44-2; Secretario general. Enseñanza. Arquitectura. Maestros arquitectos, 1835. Sig. 2-4-5.

Silvia Arbaiza Blanco-Soler
Profesor TU de la UPM


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