Nicolau y Parodi, Teresa

Madrid, 1817 - San Sebastián, 1895

Cabeza de San José (miniatura)

Departamento: Museo
Nº Inventario: 0817
Datación: 1837
Dimensiones: 14 x 13 cm
Inscripciones: Firmado: "Teresa Nicolau/ fecit anno 1837".
Técnica: Aguada sobre marfil
Procedencia: Presentada en solicitud para ser nombrada académica de honor y de mérito en 1838.
Observaciones: Hija del Secretario Honorario del rey y Oficial mayor del Parte de Madrid, Isidro Nicolau y Puig y de Concepción Parody, hija del cónsul general de las Dos Sicilias, inició sus estudios de pintura y miniatura con Vicente López, siendo más tarde fue alumna Luis Ferrant. Con el primero mantuvo toda su vida una gran amistad de la que quedan como testimonio dos obras: un retrato de la artista pintado por López hacia 1845 (Museo del Prado, P1835) y un retrato en miniatura de López (Museo Lázaro Galdiano, h. 1850, nº inv. 3784), pintado por la artista como homenaje al maestro con motivo de su fallecimiento.
Fue considerada una de las mejores miniaturistas de su tiempo. Sus primeros trabajos datan de 1833, fecha en la que Fernando VII se otorgó una pensión de doscientos ducados anuales por su habilidad en la miniatura. El 8 de julio de 1838 fue nombrada académica de honor y mérito de la Academia de San Fernando, ingresando inmediatamente después en la Academia de San Carlos de Valencia. Participó en las exposiciones públicas de la Academia San Fernando en 1833, 1834,1836 y 1840 y en las Nacionales de 1858, 1867 y 1871, obteniendo menciones honoríficas en las dos primeras. En 1878 solicitó encargarse de la restauración de todas las miniaturas y óleos de los sitios reales, propuesta que no fue aceptada. En 1842 se casó con el historiador Antonio Rotondo. También realizó miniaturas sobre pergamino de obras de grandes maestros: Muerte de san Francisco (copia de Correggio), Virgen (copia de Sassoferrato), Magdalena (copia de Tiziano) y Santa María en el desierto (imitando a Goya). La colección del Museo del Prado conserva su obra Jesús con la cruz a cuestas, inspirado en Sebastiano del Piombo (O002960).
Aquí se advierten los dos aspectos más característicos de su obra. Por un lado, la tonalidad intensa de los ojos en contraste con el grueso punto de albayalde aplicado en el lado izquierdo del iris. Por otro, el trabajo pelo a pelo con el que trata los cabellos, rematados con tonalidades marrones.
Con esta obra, Teresa Nicolau ingresó como académica de honor y de mérito de la institución en 1838. Como recogió Pita Andrade, estos títulos se crearon en el siglo XVIII "en relación con la política académica de fomento de la educación estética de los ciudadanos y se otorgan en virtud de los trabajos que se presentan. Concurren buen número de artistas y aficionados al arte de diversas clases sociales, cuyas obras conserva esta Real Academia como testimonio de este encauzamiento de la educación. Aunque predominan las mujeres, no hay distinción de sexo, ni de condición social, según se indica en las actas académicas. Cabe como explicación el hecho de que las mujeres no pudiesen concurrir a las clases y el título les permitía ejercer la enseñanza con niñas".
La condición de las mujeres en la Academia de San Fernando respondía a un cliché muy particular y Nicolau encajaba a la perfección en dicho cliché: desde 1752, se trataba de mujeres pertenecientes a la alta sociedad que cultivaban la miniatura con gran éxito y habilidad, siempre como aficionadas. Las mujeres no tenían acceso a la enseñanza oficial en San Fernando y solían pintar en la conocida como Sala de Distinguidos, reservada a personalidades de alto rango. En el resto de Europa durante el siglo XVIII, se extendió esta costumbre en la que personalidades de alta alcurnia cultivaron el arte de la miniatura como el rey de Polonia, Madame Pompadour y la Emperatriz María Luisa, entre otros.

Informe de restauración [PDF - 388 KB]

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