Torner de la Fuente, Gustavo
Cuenca, 1925
Quevedo en Roma
Departamento: Museo
Nº Inventario: 1445
Dimensiones: 131 x 210 cm
Técnica: Acrílico sobre lienzo adherido a madera, dos módulos
Procedencia: Donado por el artista en 2002.
Observaciones: El trabajo de Gustavo Torner constituye una importante aportación al arte español de las últimas décadas. Representante de la vanguardia abstracta española, sus obras han sido calificadas dentro de la vertiente lírica de la generación abstracta. Artista autodidacta y polifacético creador, Torner es además de pintor, escultor, grabador, collagista, desarrollando múltiples facetas, desde las vidrieras a las serigrafías y los aguafuertes. Como ingeniero de montes fue destinado en 1947 al distrito forestal de Teruel en donde comenzó sus primeros contactos con el arte, cuando firmó las primeras láminas botánicas para la monumental nueva edición de la
Flora forestal de España de Máximo Laguna, trabajo que continuará hasta que en 1953 fue destinado al distrito forestal de Cuenca. Fue finalmente en 1965 cuando renunció a sus trabajos de ingeniería para dedicarse íntegramente al arte.
Tras viajar por Francia e Italia, expuso por primera vez en 1955 en Cuenca, en las salas de las Escuelas Aguirre. Este año conoció a Antonio Saura quien le puso en contacto con el arte internacional del momento. A partir de entonces se sucedieron sus exposiciones tanto en España como en el extranjero. Junto con Gerardo Rueda (1926-1996) y Fernado Zóbel (1924-1984) formó parte de
El grupo de Cuenca, siendo coodirector con Zóbel del Museo de Arte Abstracto de Cuenca en las Casas Colgadas desde 1964.
Sus relaciones con el mundo artístico y literario de Madrid le facilitaron en 1968-1969 sus primeros contactos con el teatro. Para este contexto realizó la escenografía y los figurines para varias obras:
El castigo sin venganza de Lope de Vega, en colaboración con Elio Berhanyer; en 1980, la ópera
El Poeta de J. Méndez Herrera y Federico Moreno Torroba; en 1996, la ópera
Selene de Tomás Marco. En 1981 el ayuntamiento de Madrid le encargó realizar los estudios de colorido de la entonces proyectada ordenación de fachadas del distrito de Salamanca. Desde 1982 colaboró además con el equipo de arquitectos del Museo del Prado en la reestructuración de nuevas salas, en las cuales se sucedieron sus intervenciones. En 1993 ingresó como académico de número de esta Real Academia.
Según Zóbel, en el mundo de Torner se confunden realidades y apariencias, y nada es lo que parece ser. Así pues, esta obra no es una simple combinación de colores, sino una evocación, una metáfora visual inspirada en el soneto que Quevedo dedicó a Roma: "¡Oh Roma! En tu grandeza, en tu hermosura/ huyó lo que era firme, y solamente/ lo fugitivo permanece y dura". De esta forma el artista expresa como del antiguo esplendor sólo quedan las fuerzas del Tíber que sigue corriendo y las nubes en el cielo. La obra es por otra parte un magnífico ejemplo de la maestría de Torner en el manejo de las técnicas mixtas.
Bibliografía:- BONET CORREA, Antonio (coord.), Real Academia de San Fernando, Madrid. Guía del Museo, Madrid, 2004, 343-344.
- BONET CORREA, Antonio (coord.), Real Academia de San Fernando, Madrid. Guía del Museo, Madrid, 2012, 356-357.
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