Villalba, Darío
San Sebastián, 1939 - Madrid, 2018
Grieta líquida I-II-III
Departamento: Museo
Nº Inventario: 1449
Datación: 2003
Dimensiones: 200 x 125 cm
Técnica: Filmación fotográfica procesada en color
Procedencia: Donado por el artista en su ingreso en la Academia en 2002.
Observaciones: Un ambiente familiar de excepción, arraigado en la Institución Libre de Enseñanza,
abrió tempranamente la sensibilidad de Darío Villalba a las más diversas inquietudes
culturales. A lo largo de su carrera publicó numerosos artículos y textos que indagan en cuestiones candentes de las artes plásticas, desempeñando además una fecunda labor como docente en Talleres de Arte Actual tanto en Madrid como en San Sebastián. Su obra recibió, entre otros galardones, el Premio Internacional de Pintura de la XII Bienal de Sâo Paulo en 1973; el Gran Premio de la VIII Bienal Internacional del Deporte en las Bellas Artes española y su aceptación del dolor en 1982; el Premio Nacional de Bellas Artes en 1982; y la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en 2003. Ingresó en la Academia en 2002 con el discurso titulado
En torno al acto creativo: nuevas reflexiones.
Villalba fue uno de los pioneros en utilizar la fotografía, prácticamente desde el comienzo de su carrera, como instrumento totalizador del espíritu de la pintura, concibiéndola «como un bisturí». Se acercó así al soporte fotográfico, consiguiendo calidades y matices pictóricos. A veces lo transformó en piedra, en algo duro y mineral que trasmite la angustia de la condición humana. Según sus propias palabras, las obsesiones o mitologías personales de cada creador se van incrustando en el interior. Abordó el acto creativo asumiendo sus riesgos («cada cuadro tiene su propia autobiografía, su historia, sus capítulos»), y huyendo de los tópicos de la fácil modernidad. La crítica internacional ha relacionado su obra con los escritos de la tradición mística española. Las heridas y grietas, en el cuerpo humano o en la materia inanimada, desgarran la sensibilidad como buscando expresar lo trascendente en lo más roto y degradado. Es un artista en el que el dolor y la tragedia se convirtieron en una reflexión acerca de la expresión y proyección en el arte, pero todo ello distanciado de lo patético y cruento.
En este caso presenta arañazos y fisuras de la ciudad, unas imágenes tomadas en el verano de 2002 en la parisina Rue Dauphine, procesadas y terminadas en Madrid un año después. El primer cuadro evoca una lágrima acuosa, el segundo una más patológica exudación y el tercero, una herida o fisura cerrada sobre el asfalto recién mojado y evaporado.
Bibliografía:- BONET CORREA, Antonio (coord.), Real Academia de San Fernando, Madrid. Guía del Museo, Madrid, 2004, 367-368.
- BONET CORREA, Antonio (coord.), Real Academia de San Fernando, Madrid. Guía del Museo, Madrid, 2012, 387-388.
Fotografías: Pepe Baztán
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