Atanadoros, Agesandros y Polidoros
Laocoonte
Departamento: Museo
Nº Inventario: V-012
Fecha: 1760-1800
Dimensiones: 184 cm
Colección: Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro (La China)
Ubicación actual del original: Museos Vaticanos. BelvedereUbicaciones antiguas del original: Sette Sale en el Monte Oppio (cisterna de las termas de Trajano)
Observaciones: Este vaciado es particularmente singular por haber sido realizado en el siglo XVIII, después de la intervención de
Agostino Cornacchini en 1725/27 para eliminar las restauraciones de
Angelo Montersoli, llevadas a cabo en 1532/33. Este vaciado fue realizado con anterioridad al traslado de las obras más emblemáticas del Belvedere a París, en virtud del Tratado de Tolentino (1797). Cuando en 1811 ingresa en la Academia este yeso, procedente de la Real Fábrica de Porcelanas de Buen Retiro, el original se encontraba en el Museo Napoleón de Paris sin las restauraciones de Cornacchini, que le habían sido retiradas antes del traslado. Al regreso del grupo de
Laocoonte y sus hijos a Roma en 1815, se reintegran los brazos bajo la dirección de Antonio Canova de manera muy similar, pero no idéntica, a como estaban antes de ser llevado a París. El vaciado de la Academia, por tanto, nos muestra el grupo escultórico en el estado en que estuvo desde 1727 hasta 1798. Se trata de la restauración menos duradera (71 años) que ha tenido este grupo escultórico a lo largo de su historia. En los orígenes de la Academia, en 1744, se recuperaron, tras el incendio del Alcázar, algunos fragmentos de otra copia que había adquirido Velázquez en 1652, con las restauraciones de Montorsoli, pero no se conservan.
En junio de 1811 se realiza el traslado de la colección de la Fábrica de Porcelanas de Buen Retiro, consistente en vaciados y obras originales de Roberto Michel, Carlos Gricci, Juan Adan y Esteban de Agreda. (Archivo RABASF, 33-12/21). Este episodio es totalmente omitido en el informe de Pascual Colomer, redactado tres años más tarde. La orden de traslado la da el ministro de José Bonaparte
Manuel Romero y participan en estos años críticos el Marqués de Almenara y Mariano González de Sepúlveda. Recibe los vaciados el conserje Francisco Durán.
Exposiciones:- Velázquez. Esculturas para el Alcázar, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, dic. 2007- mar. 2008.
Restauración: Silvia Viana (2007)
Bibliografía del yeso:- VEGA, Jesusa, "Los inicios del Artista. El Dibujo, base de las Artes", en: CARRETE PARRONDO, Juan; MATILLA, José Manuel, et al., La Formación del Artista. De Leonardo a Picasso. Aproximación al estudio de la enseñanza y el aprendizaje de las Bellas Artes, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Calcografía Nacional, Madrid, 1989, 1-29; 22, fig. 35.
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- REBAUDO, Ludovico, Il braccio mancante. I ristauri del Laocoonte (1505-1957), Trieste 2007, Università degli Studi di Udine.
- GARCÍA SÁNCHEZ, Jorge, "La Real Academia de San Fernando y la Arqueología", Academia. Boletín, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Primer y segundo semestre de 2008, 19.
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- El Museo Nacional de Reproducciones Artísticas posee otra copia con el siguiente texto en la ficha de catalogación: LAOCONTE Nº de inventario: 674 Dimensiones: 2,05 m.alt. Autor: Agesandro, Atenodoro y Polidoro de Rodas Cronología: Copia romana de un original griego del siglo II-I a. C. Procedencia: El original, de mármol, hallado en 1506 en las termas de Tito en Roma se conserva en los Museos Vaticanos. Esta obra, descubierta en tiempos de Miguel Ángel y que tanto influyó en aquel artista para crear la figura de su Moisés, representa la trágica muerte de Laoconte, sacerdote troyano del templo de Apolo Timbreo, que murió con sus hijos ahogado por las monstruosas serpientes enviadas por la diosa Atenea. Ésta quiso vengarse porque Laoconte advirtió a sus compatriotas contra el caballo de madera donde Ulises y sus compañeros griegos se escondieron para poder tomar la ciudad de Troya. Otros mitos atribuyen su muerte a la venganza de Apolo por haberse casado y procreado a sus hijos sin su consentimiento dentro del recinto del templo. Los fuertes escorzos, la anatomía musculosa, el claroscuro y la expresión de dolor, están magníficamente representados en esta figura que corresponde por su estilo al llamado barroco helenístico